MUERTOS… PERO NO OLVIDADOS

A lo largo de las casi dos mil millas de la frontera Estados Unidos-México, miles de inmigrantes han perdido la vida sin que sus familiares sepan su trágico final. Pero hay manera de buscarlos -y quizás hasta de encontrarlos.

No se sabe cuándo ni por dónde exactamente cruzaron la frontera; sus restos fueron encontrados en algún lugar del desierto del Valle Imperial, o flotando sobre las aguas del Gran Canal Americano.

Se desconocen sus nombres y lugares de origen; o si alguna vez tuvieron algún oficio, profesión o talento. Como no cargaban ningún papel o documento que permitiera una pista para identificarlos, terminaron enterrados en el cementerio de Holtville, California, cerca de Yuma, Arizona, y a unas cuantas millas de Caléxico, California.

Lo que quedó de sus restos está enterrado en el cementerio de Terrace Park con un ladrillo como tumba con el nombre de John o Jane y el genérico de Doe por apellido. La única señal de que existieron la confirma las fechas en que fueron sepultados, inscritas en la esquina superior derecha del bloque.

Lo que sí se sabe es que los muertos que ocupan la parte trasera del panteón de Holtville perdieron la vida al tratar de internarse en territorio estadounidense, y que los únicos rastros que dejaron son el ladrillo y un reporte archivado en la oficina de algún médico forense con la fecha, el lugar y las condiciones en que fueron encontrados.

“Por acuerdos entre México y Estados Unidos, cada vez que las autoridades encuentran algún cuerpo en el desierto, o ahogado en el Gran Canal, se comunican con nosotros y trabajamos juntos para tratar de identificarlos”, explicó durante una entrevista Jesús Gutiérrez, Jefe del Departamento de Protección del Consulado de México en Caléxico, “desafortunadamente muchos no cargan documentos que los identifiquen y es cuando entramos en problemas”, agregó Gutiérrez.

“Muchos no cargan documento porque están reingresando al país después de haber sido deportados”, comentó al respecto Enrique Morones, fundador de la organización civil Ángeles de la Frontera, que empezó en 1986 brindando asistencia a los inmigrantes indocumentados que se refugian en las afueras de San Diego y que trabajan en el campo.

Todos los deportados saben que si vuelven a ser arrestados enfrentan sentencias de entre tres y cinco años de cárcel. Algunos, con récords criminales clasificados como delitos mayores (asaltos, robo, venta de drogas, prostitución o asesinatos) podrían terminar con sentencias de hasta veinte años.

Pero con la tecnología actual difícilmente se puede esconder la identidad legal. Por lo mismo, con o sin documentos, con huellas dactilares o sin ellas, una prueba de ADN o DNA, por sus siglas en inglés, puede determinar la identidad, o el origen de una persona.

Aun cuando de algunos de los inmigrantes que perecen en su intento por pasar la frontera solamente se encuentran unos cuantos huesos, por convenio binacional entre México y Estados Unidos, de cada una de las víctimas encontradas se salva suficiente material orgánico para hacer una prueba de ADN. No todos los restos terminan en Holtville. De hecho, la gran mayoría es incinerada y sus cenizas archivadas por si algún día se logra encontrar a sus familiares.
“De hecho, hace unos seis meses logramos regresar unas cenizas a los familiares de un mexicano que pereció por aquí’’, declaró en la entrevista Gutiérrez.

Por su propia naturaleza, explicó el Jefe de Protección Consular de Calexico, el proceso no es fácil. Los familiares de personas desaparecidas tienen que acudir a la oficina regional de la Secretaría de Relaciones Exteriores a levantar un acta, aportando la mayor cantidad de información sobre la persona buscada. Documentos oficiales de identidad, fotografías, copias de huellas dactilares, si es que tienen, o incluso hasta detalles como piezas de joyería que solía portar, descripción de ropa que solía usar, etc.

“Nosotros tenemos un sistema mundial mediante el cual una vez que ingresamos toda esa información, entra en una red a la que todos los consulados y dependencias de la Secretaría de Relaciones Exteriores tienen acceso y si vemos que la descripción garantiza una petición de ADN, contamos con los mecanismos para solicitarla”, explicó el funcionario consular.

Más información sobre este aspecto se puede encontrar en la página de Internet de la Secretaría de Relaciones Exteriores: SRE.GOB.MX (Por cierto, también por este medio se puede localizar a personas vivas, como padres que no han pagado la manutención de sus hijos).

“Estos que están aquí, no se olvidan”, declaró el Día de los Muertos, Anita Nicklem, mexicana que vive en el Valle Imperial, y que junto con otros defensores de los derechos de los inmigrantes realizaron una ceremonia para honrarlos. “Estoy segura de que en México, o en sus países de origen, hay una familia que quiere saber si están vivos, o están muertos”, puntualizó Klein. VN

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