MONSEÑOR ROMERO VIVE EN LOS CORAZONES DE LOS SALVADOREÑOS
Su pueblo no lo olvida y continúa alabando su obra a favor de los desposeídos
Por EBER HUEZO
A un año de la canonización de Monseñor Oscar Arnulfo Romero por el Vaticano, la comunidad salvadoreña se apresta a celebrarlo a lo grande este 14 de octubre con actos religiosos y cívicos en Los Ángeles y sus alrededores, al igual que lo harán en El Salvador y otros países donde se conoce la obra y el martirio de San Romero.
La canonización la venían esperando los salvadoreños desde hace más de 38 años, y fue interpretada como un acto de justicia, un momento muy especial, emotivo, un acto histórico que merece ser recordado y compartido cada año, para que las nuevas generaciones conozcan sobre su martirio y por qué el Papa Francisco decidió canonizarlo.
En ese sentido, VIDA NUEVA entrevistó a varios salvadoreños que convivieron y escucharon personalmente a San Romero, y esta es la opinión de cada uno de ellos.
ECO DE SU VOZ- “La primera vez que supe de Monseñor Romero fue escuchando sus homilías a través de la radio. Era una niña apenas, pero a medida que iba creciendo fui conociendo de él, hasta que un día escuché en mi ciudad natal que tal personaje era alguien que velaba por el pueblo. No había ninguna homilía en la que él no recordara a los más oprimidos, a los abandonados de siempre.
Fui muy cuidadosa que mis padres no supieran sobre mi afinidad por Monseñor Romero, pues tenían miedo de que me hicieran o les hicieran daño a ellos, hasta ya adulta que manifesté mi admiración por él, por su legado. En el presente, aún sus palabras tienen eco en mí, resuenan más fuerte que nunca, y me alegra muchísimo que tanto viejas como nuevas generaciones abracen su mensaje.
Es lamentable que los gobiernos que han precedido El Salvador hagan poco o nada por solventar las necesidades de la población; sumado a esto, la justicia siempre, como siempre, ‘muerde al descanso como una víbora’, así como San Romero lo expresó”. – María Teresa Morales
ALIENTO Y ESPERANZA– “Imposible no recordar la figura de Monseñor Romero. Se destaca su humildad y sencillez. No era un sacerdote tradicional. El asesinato del Padre Rutilio Grande cambia su vida, se vuelca en favor de los derechos humanos y de los oprimidos.
En los años 80 sus homilías eran un mensaje de aliento y esperanza. La interpretación de los textos bíblicos los relacionaba con la realidad social, económica y política de El Salvador. Precisamente es asesinado presidiendo un servicio religioso y su voz es apagada, convirtiéndose en un símbolo internacional por su defensa de los pobres.
La filosofía de sus homilías era de un profundo humanismo y le daban un nuevo contexto de lo que significa ser cristiano. Definitivamente su legado vive, y fue una influencia definitiva en el cambio democrático en El Salvador. Sus homilías contribuyeron a transformar a la sociedad salvadoreña”.- Francisco Rivera
LLAMADO A JUSTICIA SOCIAL – “Tuve la oportunidad de conocer y escuchar los mensajes de Monseñor Romero en dos oportunidades: En la Universidad de El Salvador, yo tenía 19 años, y en el Auditorium de la Facultad de Ciencias Jurídicas, que resultaba insuficiente para la cantidad de estudiantes que deseaban escuchar sus mensajes de esperanza ante la grave represión que existía en ese entonces por parte de los cuerpos policiales y militares.
Lo recuerdo como una persona muy querida por la población en general, esto se debía a su humildad, porque no le importaba detenerse para saludar a su prójimo y darle la mano sin importar su condición; su frase inmortal “la voz de los sin voz” era una identificación que hacía honor a su personalidad.
Aunque no fui a la Iglesia a escuchar sus homilías, pero sí las oía en la Radio YSAX, medio de comunicación de la Iglesia Católica en El Salvador, también escuchaba las conferencias de prensa que acostumbraba dar cada domingo después de su homilía. La población estaba a la expectativa para escuchar su posición sobre los temas políticos, sociales y económicos del momento. Por lo general, condenaba los atropellos contra la población, los ataques indiscriminados del ejército y la policía contra la gente indefensa; hacía un llamado a la paz, con una frase que también repitió varias veces: ‘¡En nombre de Dios, cese la represión!’.
Por otra parte, también Monseñor Romero se mantenía en defensa de los intereses de los trabajadores, y se unía constantemente pidiendo a los empresarios mejor trato y salarios, principalmente para los obreros y campesinos.
Yo creo que su filosofía estaba basada principalmente en el amor al prójimo, y tal sentido, como muy pocos cristianos, cumplió verdaderamente el mandato de Jesucristo, de condenar las injusticias y poner el otro lado de la cara cuando alguien lo golpeaba. En sus homilías salía a flote el dolor que sentía de ver a su pueblo que sufría y moría por el hecho de exigir mejores condiciones de vida.
El pensamiento de Monseñor Romero, a mi parecer, se mantiene vigente. Si él estuviera vivo, seguiría denunciando una serie de violaciones a los derechos de los desposeídos de El Salvador, pues pese a que hay un gobierno nuevo que abriga esperanzas a las mayorías y que está ejecutando acciones para favorecer a las clases desprotegidas, hace falta mucho para alcanzar el sueño de Romero, que creo sería ver un país en paz, libre de corrupción, violencia, desempleo, con escuelas para todos, con suficientes hospitales y medicinas. Y que al final del día, ningún salvadoreño se acueste sin cenar, y tenga un techo y una cama dónde descansar”.- Rafael Lazo
TRASCENDENCIA MUNDIAL- “Vi por primera vez a Monseñor Romero cuando me confirmaron en 1977, tenía 11 años de edad, y a él lo acababan de nombrar Arzobispo de la Arquidiócesis de San Salvador. En mi juventud fui muy asiduo de la Iglesia, por lo tanto estaba pendiente de sus homilías al igual que muchos salvadoreños, quienes a través de ellas nos sentíamos identificados, porque denunciaba la represión que en ese momento realizaban los cuerpos de seguridad y el ejército.
En realidad, sus homilías estaban enfocadas desde el punto de vista religioso, las denuncias las enfocaba religiosamente, lo cual descartaba que Monseñor Romero profesara la teología de la liberación como muchos de sus detractores lo declararan. Su mensaje iba enfocado a la denuncia y la exhortación en el contexto cristiano para defender a los más humildes y reprimidos.
Lamentablemente hasta el día de hoy en El Salvador no se ha valorado la obra de Monseñor Romero tal como lo hacen en Europa. Por ejemplo, en Francia, el natalicio de Romero lo celebran con mucha pompa, y en Londres tienen una llama eterna en honor al Santo salvadoreño, en tanto que en Italia, la figura de Monseñor Romero es extremadamente fuerte y grande, mientras que en nuestro país no se ha entendido el mensaje. En ese sentido, exhorto a mis compatriotas a celebrar el primer año de la canonización de San Romero con mucha alegría, ya que es una oportunidad para exponer a quienes no tuvieron la dicha de conocerlo, y lo qué significa para todos nosotros”.- José Luis Funes
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