MISIONEROS COMPARTEN CENA Y EXPONEN LAS NECESIDADES DE LAS MISIONES
En este evento se alienta a los laicos católicos a trabajar en favor de los más necesitados del mundo
Fue un convivio sencillo pero muy significativo. Más de medio centenar de misioneros católicos tuvieron la oportunidad de intercambiar experiencias sobre su trabajo entre las comunidades más pobres de distintos países de Latinoamérica, África y Asia. En esas regiones es donde llevan a cabo la misión de evangelización y desarrollan proyectos educativos, de salud e integrales.
La Cena Misionera fue organizada por Monseñor Terrance Fleming y la Oficina de Misiones de la Arquidiócesis de Los Ángeles en la Parroquia St. Brendan, ubicada en el Oeste de Los Ángeles. Más de 25 organizaciones católicas-laicas estuvieron allí presente, y los misioneros que asistieron no sólo compartieron sus historias sino que también se motivaron a continuar con este arduo trabajo. VIDA NUEVA entrevistó a varios de ellos, provenientes de diversas partes del mundo, quienes exhortaron a los laicos católicos a unirse al trabajo misionero.
Gary Wiesmann, representante de la Diócesis de Mandeville, explicó que los misioneros, además de intercambiar experiencias en la cena, tuvieron la oportunidad de dar a conocer entre los feligreses de las diferentes parroquias de la Arquidiócesis de Los Ángeles su trabajo a favor de los pobres, y la urgencia de que más laicos se unan a la obra misionera.
La cena tuvo dos propósitos, recalcó Wiesmann. La primera para intercambiar experiencias entre los misioneros en torno al trabajo evangelizador y de asistencia social entre los pobres, y la segunda, agradecer a la Arquidiócesis de Los Ángeles la ayuda que brinda a las misiones.
Sam R. Stanton, director ejecutivo de los Misioneros de Maryknoll, dijo que su organización integrada por laicos y cuya base se encuentra en la ciudad de Nueva York, actualmente tiene trabajando a diez misioneros en El Salvador, que se encargan de discipular y ayudar en distintos proyectos sociales en beneficio de niños, jóvenes y adultos.
Agrega que uno de los objetivos en ese país centroamericano es sacar a los niños de la calle y llevarlos a las escuelas, así como persuadir a los jóvenes a que no se integren a las pandillas, situación preocupante que está invadiendo nuestras comunidades. También motivar a otras personas a unirse en el trabajo misionero; en ese sentido, se buscan profesionales que compartan sus conocimientos en las áreas de salud, educación y proyectos integrales nutricionales.
Recalca que actualmente hay una persona que se encarga de impulsar un programa de procesamiento de soya entre las madres de familia como forma de reemplazar la proteína en la dieta de los niños.
Misioneros de Maryknoll es una comunidad que fue fundada hace 40 años por los padres Hermanos de Merino, quienes extendieron su trabajo pastoral fuera de la frontera de Estados Unidos, desde entonces han enviado a más de 700 misioneros laicos a 29 países de América Latina, África y Asia, dijo Stanton.
Actualmente sus misiones están asentadas en los países de Bolivia, Brasil, Tanzania, Kenia, Camboya, Haití y China. “Los laicos tenemos una función que cumplir, el Papa Francisco nos está pidiendo esfuerzo para ayudar a los más necesitados”, puntualizó Stanton.
Sor Lisa Valentini es otra de las misioneras que participó en la cena y pertenece a la orden del Sagrado Corazón de Jesús, cuya base central de la misión la tienen en Pensilvania.
La hermana Valentini explica que hacen trabajo misionero en República Dominicana, en donde han fundado un colegio para niños especiales, proyecto que fue comenzado por unas monjas de Canadá que se quedaron en el país caribeño un poco más de un año, y luego abandonaron el proyecto, pidiendo a la misión Sagrado Corazón de Jesús continuar con el proyecto a favor de los niños.
Actualmente tienen diez años de trabajar con niños especiales, quienes en su mayoría son abandonados por sus familiares en sus propias casas. Los misioneros recogen a los niños con el consentimiento de sus padres para rehabilitarlos, enseñándoles a desarrollarse integralmente a través de terapia física y psicológica, con el objetivo de mejorar su condición de vida.
“Son más de cien niños los que asisten al colegio, algunos son autistas, ciegos, otros víctimas de diferentes enfermedades, todos necesitados del amor de Dios y de la caridad de los demás”, dijo Valentini.
UNA MISIÓN QUE CRECE
La misionera Sor Lisa Valentini dijo que recluta jóvenes entre los miembros de las parroquias en Estados Unidos para realizar esta obra misionera en el país caribeño. Ellos mismos realizan actividades para recaudar fondos y becar a algunos niños que no podrían asistir a este colegio por falta de recursos económicos, mayormente para gastos del transporte. Se busca en este proyecto que el gobierno dominicano nombre a los maestros para reducir gastos y ocuparlos para las necesidades de los infantes, aseguró.
La misión se ha ampliado con la ayuda de las parroquias que han contribuido para recibir niños desde los dos años, quienes son atendidos por laicos de nacionalidad dominicana, siempre con el apoyo de las Hnas. del Sagrado Corazón de Jesús.
Martin Aitsebaomo fue otro de los misioneros participantes a la Cena Misionera, quien realiza su trabajo de evangelización en varios países de África, siendo su principal objetivo encontrar laicos con vocación sacerdotal. También trabaja en la parte educativa para que niños que han crecido dentro del Islam puedan asistir a escuelas católicas.
Representantes de “Misión de Paz Internacional” patrocina proyectos sociales y evangelizadores en El Salvador, además realizan una labor educativa para que los niños propensos a integrar pandillas crezcan con principios cristianos y tengan todos los conocimientos para ser buenos ciudadanos. Los niños beneficiados reciben atención médica y dental, y son becados para que puedan estudiar en escuelas parroquiales. Estas escuelas son administradas directamente por la Arquidiócesis de San Salvador.
Otros misioneros que participaron en la cena pertenecen a La Salette Missionaries, quienes han realizado trabajo misionero en India, Argentina, Bolivia, Brasil y Haití, y cuyo soporte, según agregaron, lo han recibido de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
Otros misioneros como los pertenecientes a U.S. Catholic China, realizan su trabajo misionero en China, a pesar de los obstáculos del gobierno que restringe y persigue a los misioneros para evitar la proliferación del cristianismo en el país.
La Cena Misionera se realiza dos veces al año. En ella se evidencia que la única recompensa que los misioneros esperan es ver cómo mejoran las condiciones de vida de adultos, niños y niñas convertidos en hombres y mujeres de bien para la sociedad y para la Iglesia. VN
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