MILES SE CONGREGAN EN LA MISA ANUAL POR LOS INMIGRANTES
En respuesta a la crisis actual de inmigración, los fieles de diversas edades, razas y nacionalidades – que representan a las parroquias de todo el Sur de California – llenaron la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles el mes pasado, con motivo de participar en una misa especial en reconocimiento de los inmigrantes.
El Arzobispo José H. Gomez presidió la Misa Anual por los Inmigrantes – la más grande de su tipo en California – acompañado por el Obispo Kevin Vann de la Diócesis de Orange, el Obispo Gerald R. Barnes, de la Diócesis de San Bernardino, obispos auxiliares locales, y miembros del clero.
“Estamos aquí porque creemos en el poder de la oración, y tenemos muchas razones para orar – especialmente por los miles de niños que han cruzado nuestras fronteras en los últimos meses, enviados por padres desesperados de que escapen de la pobreza y la violencia en sus países”, dijo el Arzobispo Gomez. “Mi oración es para que esta Misa nos una en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas, y todos nosotros nos acerquemos más a Dios”.
Durante la misa, varios presentes ofrecieron testimonios de primera mano sobre sus experiencias, compartieron la forma en que se han visto afectados negativamente por las políticas de inmigración existentes en el país, e hicieron un llamado a juntar esfuerzos para lograr una reforma migratoria integral.
“Estoy muy agradecido con Dios y con las personas que me han ayudado”, dijo Jersey Vargas, la niña de 10 años, del Valle de San Fernando, cuyo padre fue liberado de un centro de detención de inmigración a principios de este año, después que ella se reuniera con el Papa Francisco y le pidiera ayuda para evitar la deportación de su progenitor.
“Al igual que muchos otros niños [de inmigrantes] todavía tengo pesadillas y tengo miedo de que mi familia quede separada de nuevo”, continuó. “Aunque mis padres son inmigrantes, siguen siendo buenas personas, ya que siempre me dicen que vaya a la escuela y que siempre actúe correctamente, pero también me siento orgullosa de ser ciudadana de este país increíble… y deseo que nuestros líderes hagan lo correcto: ayudar a los niños inmigrantes y sus familias”.
Diocesanos y líderes parroquiales invitaron a los presentes a apoyar en su comunidad a los comités de asistencia para inmigrantes. Dichos comités ayudan a residentes indocumentados de California a completar la documentación requerida por la ley AB60 que les permitirá obtener licencias de conducir a partir del próximo año, y también asisten en los trámites para el programa de Acción Diferida (DACA).
Una de las asistentes a la Misa fue María Fernanda Alcántara, de18 años, recién graduada de la escuela secundaria, quien oró en la Misa para que le permitan permanecer en Estados Unidos bajo el programa DACA, y así en este otoño poder continuar con su educación en la UC Santa Cruz, donde planea sacar una maestría en estudios jurídicos.
“Tengo toda la ilusión y el deseo de seguir adelante con mis estudios, y posiblemente estaré limitada debido a mi estatus migratorio; esto es desalentador, pero también me da fuerzas para seguir luchando”, dijo Alcántara, de la Ciudad de México, que llegó a Estados Unidos cuando tenía 5 años. “Así que teniéndolos a todo ustedes aquí presente, unidos por nuestra fe compartida, es para mí una experiencia muy conmovedora”.
Cada año, la Misa en honor a los inmigrantes parece congregar a más fieles. En este 2014 alrededor de 5 mil llenaron las bancas de la Catedral, y más de mil asistentes tuvieron que escuchar la celebración afuera del recinto. VN
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