MI MADRE ES LA BABY-SITTER DE MIS TRES HIJOS MIENTRAS YO TRABAJO, Y ESTOY CAYENDO EN LA CUENTA DE QUE PARA MANTENER A MIS HIJOS “BAJO CONTROL”, LOS AMENAZA CON MIEDOS TALES COMO “SI NO TE PORTAS BIEN, LA BRUJA TE VA A LLEVAR”. MIS HIJOS SE PORTAN MUY BIEN CON ELLA, PERO CUANDO ESTÁN EN LA CASA SON INCONTROLABLES. ¿QUÉ PUEDO HACER?
Hemos recibido varias preguntas de nuestros lectores, entre las cuales hoy hemos seleccionado algunas que tienen que ver con el desarrollo de los niños en su primera etapa de vida. Los primeros cinco años en la vida de los niños, son decisivos. Es en este tiempo donde se juegan las características básicas que van a determinar su personalidad: su grado de seguridad o de inseguridad; su confianza en los demás; su manera de resolver los desafíos que la vida les presentará; su sentido de generosidad y hasta sus actitudes egoístas y de poca o mucha esperanza en el futuro. He aquí algunas de las preguntas que hemos recibido.
Estimada Señora,
Los niños son seres vivientes, tienen sus propias ideas, deseos, pensamientos y su propia voluntad. Cuando llegan a la edad de “hacer berrinches”, su “pequeña” voluntad choca a menudo con la “gran” voluntad de los adultos. Las personas mayores por lo general, pensamos que nuestra voluntad es mejor, más legítima, y si hace falta, la podemos imponer impunemente. Un niño no puede hacer esto, no puede ver las consecuencias de sus deseos y por eso recurre a veces al “berrinche”. En este estado tienen como cerradas las orejas (a explicaciones, peticiones y motivación) y también los ojos (a lo que les conviene y a lo que realmente necesitan o a lo que les podría hacer daño. Es mejor dejarlos en su berrinche, aunque pataleen y griten). La madre o el padre tienen que saber, que por el hecho de que el niño haga un berrinche, ellos no han fracasado como papás. En este momento el padre o la madre tienen la obligación de mantener la tranquilidad. Esta es la única actitud que ayuda a que el niño se tranquilice.
Sin embargo, la educación se complica cuando los niños están sujetos a 2 escuelas diferentes de educación: por una temporada larga tienen la escuela más antigua, la de la abuelita, que ha conservado sus medios y métodos de educación, que por lo general son más autoritarios, que trabaja con “tienes que”, “no debes de”, “no me faltes al respeto”, etc. Y por otro lado, el niño tiene que aceptar la escuela de los padres, que a veces es autoritaria, a veces permisiva y a veces al estilo de compañerismo con los niños.
Cuando estos padres trabajadores modernos llegan a una consulta educacional, suelen decir “lo he probado todo, por las buenas y por las malas, y no me hacen caso”.
En el caso de usted, hágase dos preguntas, ¿Es realmente necesario que yo trabaje y mi madre los cuide? A veces vale más paz en la casa que más dinero en la chequera.
Cuando los niños están conmigo, ¿Los escucho bien o les estoy gritando órdenes todos los días? ¿Soy madre, o más bien sargenta? ¿Soy padre, o más bien “general” de una pequeña tropa de soldaditos que tienen que funcionar como las máquinas en mi fábrica? Los niños no son robots, y ellos tienen unas antenas muy finas para las prioridades de sus papás. Cuando se dan cuenta de que el dinero es más importante que ellos, se portarán de modo que atraigan la atención. “Me voy aportar de tal modo, que me vas a tener que mirar, aunque con enojo, pero al final me vas a ver”.
Señora, usted no tiene hijos para “controlarlos”. Usted los tiene para enseñarles lo que es vivir, alegrarse, crecer, andar en bicicleta, aprender a nadar cuando el calor es inaguantable, también para que colaboren en las tareas de la casa. Usted los tiene para que aprendan a amar y se dejen amar, para que se sientan acogidos y animados, y se desarrollen en una infancia inolvidablemente feliz. VN
Redes Sociales