MÁS DE MIL MANIFESTANTES EXIGEN REFORMA MIGRATORIA FRENTE A LA CASA BLANCA
Más de mil manifestantes de todo el país marcharon hoy hasta la Casa Blanca para exigir el fin a las redadas y la aprobación de una reforma migratoria integral en Estados Unidos.
La marcha nacional se llevó a cabo durante una semana clave para la reforma migratoria en el Senado, donde los demócratas intentan rescatarla de los ataques de sus detractores, la mayoría del Partido Republicano.
En su trayecto desde una iglesia céntrica de Washington, los manifestantes, entre ellos ancianos, estudiantes y líderes religiosos, gritaron consignas bilingües para denunciar las redadas y pedir que el Congreso apruebe ya una reforma “humanitaria”.
Los activistas, que esta tarde harán cabildeo en el Capitolio -el senador demócrata Edward Kennedy ofreció un discurso de apoyo a la marcha-, también trajeron testimonios sobre la tragedia de la separación de las familias, y el deseo de muchos de salir de la sombra.
Las redadas, efectuadas en comunidades inmigrantes de California, Illinois, Massachusetts y Pensilvania, están separando a padres de sus hijos y no solucionan el maltrecho sistema de inmigración, indicaron algunos activistas consultados por Efe.
“Si atentamos contra la familia, atentamos contra la sociedad misma y eso le venimos a recordar a los legisladores. No aceptamos sinvergüenzadas, no aceptamos hipocresía…criticamos que defiendan con sangre los derechos humanos en el exterior pero acá no tengan la valentía de defenderlos en casa”, dijo el padre Luis Angel Nieto, de la Iglesia La Resurrección de Los Angeles (California).
Tim Bell, de la Coalición de Trabajadores de Chicago, recordó una reciente redada en el barrio mexicano “La Villita”, en esa ciudad, cuya violencia motivó protestas callejeras en mayo pasado.
Cinthia Félix, una estudiante de Sinaloa (México) recién graduada de la universidad, enfatizó que sin una reforma, EEUU dejaría perder “todo el talento y las contribuciones de profesionales bilingües como yo”.
Con un Cristo de madera a la cabeza, los manifestantes ondearon banderas de EEUU y México y gritaban frases como “Sí se puede!”, “Bush, escucha el pueblo está en la lucha!”, y “la familia unida, jamás será vencida!”.
Los activistas escogieron como símbolo de su protesta la imagen de Tomasa Méndez, una niñita cuya madre fue deportada tras una redada en Newbedford (Massachusetts).
Alrededor de un centenar de niños, empujados en cochecitos, portaron globos con los colores azul rojo y blanco de la bandera nacional y afiches con el rostro de una Tomasa en lágrimas y un mensaje que rezaba en inglés “Mantengan a nuestras familias unidas”.
Los manifestantes también desplegaron una enorme tarjeta con la imagen de Bush, su esposa Laura y sus hijas gemelas, para denunciar que, contrario a su familia, millones de inmigrantes no pudieron celebrar el Día de los Padres el domingo pasado.
El activismo pro-inmigrante, organizado por Centro para un Cambio Comunitario y “Dreams for America”, mantiene vivo el debate nacional sobre cómo frenar el flujo de indocumentados sin perjudicar a los sectores económicos que dependen de su mano de obra.
El líder del bloque demócrata en el Senado, Harry Reid, ha expresado su intención de reactivar el proyecto de ley de reforma migratoria y someterlo a votación la semana entrante.
La medida, que cuenta con la venia de la Casa Blanca, incluye un plan de legalización para los doce millones de inmigrantes indocumentados en EEUU, un programa de trabajadores huéspedes, y el reforzamiento de la seguridad fronteriza, entre otros elementos.
De ser aprobado, el plan beneficiaría a quienes entraron ilegalmente a EEUU antes del 1 de enero de 2007.
Para recibir esos beneficios, los indocumentados deberán cumplir con una serie de requisitos y pagar una multa de 5.000 dólares, sin incluir los gastos de los trámites migratorios, lo que supondría un aumento en las arcas del Gobierno federal.
La iniciativa enfrenta la oposición de muchos conservadores, que insisten en que ésta es sinónimo de una “amnistía” y que primero se debe reforzar la vigilancia fronteriza.
Para que el debate prospere, la oposición demócrata, que tiene una exigua mayoría en el Senado, necesita el respaldo de 60 senadores.
Algunos activistas se mostraron frustrados por la inacción del Congreso y porque consideran que ésta se debe a las ambiciones electorales para el próximo año. VN
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