
MÁS DE 400 MIL FIELES CAMINARON A ITATÍ EN LA PEREGRINACIÓN JUVENIL DEL NEA EN ARGENTINA
Peregrinación Juvenil del NEA a Itatí | Crédito: Pastoral Juvenil – Arquidiócesis de Corrientes
Por JULIETA VILLAR
Más de 400 mil fieles llegaron durante todo el fin de semana a la ciudad correntina de Itatí (Argentina) en el marco de la 46° Peregrinación Juvenil del NEA, que culminó este domingo con una Misa presidida por el Arzobispo de Corrientes, Mons. José Adolfo Larregain.
En esta oportunidad, la multitudinaria demostración de fe del Nordeste Argentino comenzó el sábado bajo una incesante lluvia, que acompañó a los peregrinos durante varios de los 72 kilómetros que separan la Ciudad de Corrientes del Santuario de la Madre de Itatí.
En el camino, Mons. Larregain alentó a los peregrinos diciendo: “La lluvia nos lava el corazón, es bendición y vida. Lo importante es que seguimos peregrinando, porque Cristo camina con nosotros y nunca nos abandona”.
En la Misa central, el Arzobispo se dirigió con mucha alegría a las decenas de miles de peregrinos presentes: “Cada uno vino con su mochila, cansancios y sueños. Todos venimos con algo en común: somos peregrinos. Y no cualquier peregrino… somos: ‘peregrinos de esperanza’, guiados de la mano de la Virgen”, afirmó en su homilía.
Refiriéndose al Evangelio, el prelado advirtió a los jóvenes sobre el peligro de “vivir encerrados en una burbuja, en nuestro mundo, en nuestras cosas: la computadora, el celular, la comodidad, los caprichos… y no ver al ‘Lázaro’ que está al lado: el amigo que sufre en silencio, el que está solo o aislado, quién no encuentra sentido, el que cayó en las drogas o perdió la esperanza”.
Ser peregrino de esperanza, afirmó el arzobispo, “es abrir los ojos y el corazón, es no acostumbrarnos al sufrimiento ajeno, es animarnos a ser solidarios, a salir de nosotros mismos: tener la mirada nueva de la esperanza”.
“Esto implica ver con ojos nuevos: el peregrino no mira la realidad desde el prisma de la resignación, sino con la certeza de que Dios camina con nosotros”, añadió.
En esa línea, consideró que la mirada esperanzada “es samaritana y cordial, implica reconocer el dolor, la pobreza, las heridas sociales, pero no quedarse en la queja o la indiferencia, sino descubrir allí la posibilidad de que brote vida nueva”.
Por eso, animó al “compromiso de la esperanza” que implica involucrarse, mirar más allá de las dificultades. “El peregrino de esperanza no se conforma con discursos, sino que se siente llamado a colaborar en la construcción de una sociedad más justa, fraterna y solidaria”, afirmó.
“Ser peregrinos de esperanza implica mirar la realidad con fe, comprometerse con responsabilidad y actuar con acciones concretas de amor y justicia”, resumió Mons. Larregain. “Es aprender a ver el mundo como lo ve Cristo, con una mirada que no se queda en la oscuridad, sino que abre senderos hacia la luz”, subrayó.
Finalmente, llamó a tomar como ejemplo a la Virgen que “caminó siempre con esperanza: en Nazaret, cuando dijo «sí» a Dios; en el Calvario, cuando no se rindió ante la cruz; en el Cenáculo, cuando esperó con los discípulos al Espíritu Santo”.
“Ella nos dice hoy lo mismo que en Caná: «Hagan lo que Él les diga». Eso es esperanza: confiar en Jesús y ponerse en marcha. Digámosle juntos: ‘María de Itatí, enséñanos a ser peregrinos de esperanza, con los ojos puestos en Jesús y el corazón abierto a los hermanos’”, concluyó.
En el marco de la Peregrinación Juvenil, se leyó el tradicional Manifiesto de los Jóvenes, un texto que contiene su fe y compromisos para el año venidero.
Otro momento central fue el traspaso de la imagen peregrina de Nuestra Señora de Itatí, proveniente de la Diócesis de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña, a la Arquidiócesis de Corrientes. VN
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