LA FELICIDAD DE USTEDES TIENE UN NOMBRE: ¡JESÚS!   Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ

LA FELICIDAD DE USTEDES TIENE UN NOMBRE: ¡JESÚS!   Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ

Arzobispo de Los Ángeles

(El 23 de febrero, el Arzobispo José H. Gomez celebró una misa para unos 5,400 jóvenes en el Día dedicado a la Juventud, en el Congreso Arquidiocesano anual de Educación Religiosa, que se llevó a cabo en Anaheim. Lo que sigue es una adaptación de su homilía. Para conocer más sobre sus escritos y homilías, visite ArchbishopGomez.org.)

Ésta ha sido una temporada muy triste para la familia de Dios, aquí en Los Ángeles. Hemos perdido a un buen amigo, a un santo sacerdote y obispo, al Obispo David O’Connell.

A la vez que perseveramos en la oración por el descanso eterno de su alma y por el consuelo de su familia, queremos también celebrar su vida, porque el Obispo Dave fue un hombre que amó a Jesucristo y que dedicó toda su vida a seguir a Jesús y a ser su amigo.

Eso es lo que todos deseamos. Todos nacemos con el deseo de ser felices, de encontrar el amor, la alegría y el sentido de nuestra vida. Y solo hasta que llegamos a conocer a Jesús y a seguirlo es cuando encontramos la felicidad que estamos buscando.

En nuestra primera lectura, Moisés nos dice: “¡Elige la vida!”

Eso es lo que Dios quiere para cada uno de ustedes: una vida hermosa y bendecida, una vida colmada de amor, familia y amistad.

Él quiere que ustedes compartan cada paso de su recorrido con Él; quiere que cada uno de ustedes haga su propia e irrepetible contribución al reino que Él está construyendo aquí en la tierra.

Para eso envió el Padre a Jesús al mundo: para revelar el rostro humano de Dios, el rostro del amor, y para mostrarnos cuál es el camino correcto que debemos recorrer.

En nuestro Evangelio de hoy, Jesús nos muestra ese camino: “Si alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga”.

“Elegir la vida” significa amar al Señor y permanecer cerca de Él. Implica dejar de lado las preocupaciones propias, tomar la cruz y seguir sus huellas. Significa escuchar su voz y guardar sus mandamientos.

¡La felicidad de ustedes tiene un solo nombre! ¡El nombre de Jesús! ¡Jesús es todo lo que ustedes están buscando en la vida!

No importa lo que el mundo les diga, seguir a Jesús con todo el corazón no le quitará nada a sus vidas.

Cuando reflexionamos acerca de la comunión de los santos, incluyendo a toda la gente joven que la Iglesia ha reconocido, puede verse que los santos eran personas apasionadas, alegres y creativas. ¡Ellos amaban a Jesús y vivían la vida al máximo!

A la beata Chiara Badano le encantaba bailar y jugar al tenis. El beato Pier Giorgio Frassati escaló montañas.

Tenemos santos que fueron atletas, artistas, poetas, pintores y escultores; grandes inventores y científicos, incluso políticos y líderes empresariales.

Nunca tengan miedo de confiar en Jesús. Si ustedes ponen su vida en las manos de Él, si cada día toman su cruz y avanzan con Él, se asombrarán de las cosas que llegarán a hacer, de la alegría que experimentarán. Verán que irán convirtiéndose en la persona que Dios pensó que fueran cuando los creó.

La meta de nuestra vida es llegar a ser más parecidos a Jesús, y eso implica que tenemos que seguir conociéndolo más y más.

¿Entonces, cómo haremos esto? Yo siempre lo expreso en dos palabras: el Evangelio y la Eucaristía.

Los Evangelios son como el autorretrato de Jesús. Nosotros tenemos sus propias palabras; las historias de su vida están a nuestra disposición, narradas por aquellos que lo conocieron y lo amaron al principio. En los Evangelios, Jesús está vivo, sanando y enseñando, mostrándonos cómo vivir.

Cada día necesitamos estudiar a fondo el Evangelio, dedicando tiempo para leer y escuchar su palabra y a meditarla en el silencio de nuestro corazón.En la Eucaristía vivimos también ese encuentro con Jesús. Él está precisamente allí tan real y tan presente como lo estuvo con sus apóstoles hace 2000 años.

La Eucaristía es el gran signo de su amor, y su amor no tiene fin. Jesús viene a nosotros en la Eucaristía para compartir con nosotros su vida por medio una maravillosa amistad, y para ser el alimento que necesitamos para avanzar en nuestro recorrido de la vida.

Así pues, tenemos que tratar de encontrarnos con Él tan frecuentemente como podamos. Los domingos, ciertamente, pero también siempre que podamos hacer una visita a una iglesia, al Santísimo Sacramento, siendo conscientes de lo maravilloso que es saber que Jesús está con nosotros.

Una cosa que me ayudó mucho cuando yo tenía la edad de ustedes y estaba creciendo fue el decidir intentar asistir a Misa todos los días y recibir a Jesús en la Eucaristía. Eso cambió mi vida por completo.

Por lo tanto, sigamos creciendo en nuestra fe, en nuestro amor, en nuestra santidad y en nuestra semejanza a Jesús. ¡Sigamos siendo las personas que Dios quiere que seamos!

¡Que Santa María, nuestra Santísima Madre, nos guíe siempre y nos ayude a seguir esforzándonos, a seguir eligiendo la vida! VN

DE INTERÉS

El Arzobispo Gomez le invita a que visite y comparta su nuevo sitio web: TheNextAmerica.org, un recurso para informarse sobre la reforma migratoria y participar en ella.

Los escritos, homilías y discursos del Arzobispo se pueden encontrar en ArchbishopGomez.com

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