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KAROL JÓZEF WOJTYLA, JUAN PABLO II

(18 de mayo de 1920 – 2 de abril de 2005)-.

“A las 21:37, el Santo Padre ha regresado a la Casa del Padre”. Con estas palabras, rotas por el llanto, el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, anunció el fallecimiento del Papa.

Eran las diez de la noche hora local del día sábado, 2 abril. Le escuchaban más de 60 mil personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano que acababan de rezar el Rosario por Juan Pablo II.

Inmediatamente, la muchedumbre conmovida entonó el Salve Regina y después siguió un largo aplauso. A continuación, el cardenal Angelo Sodano inició la oración del “De profundis” en latín e italiano. La mayoría de los fieles se pusieron de rodillas, muchos de ellos con lágrimas en los ojos.

A los pocos minutos repicaron a muerto las campanas de la Basílica de San Pedro.

El Papa, en el abrazo de la Divina Misericordia: murió ya en su fiesta

El fallecimiento de Juan Pablo II ha coincidido litúrgicamente con la fiesta de la Divina Misericordia, proclamada por él mismo hace cinco años.

Según la liturgia, una fiesta comienza tras el rezo de las vísperas del día anterior, de manera que el fallecimiento del Santo Padre tuvo lugar cuando la Iglesia en Roma ya celebraba el domingo.

Era, además, un primer sábado de mes, día que el mensaje dejado por la Virgen en Fátima pedía consagrar al Corazón Inmaculado de María. Y Karol Wojtyla consagró todo su pontificado a la Madre de Jesús con el lema “Totus tuus” (“Todo tuyo”).

La devoción a la Divina Misericordia constituye un auténtico movimiento espiritual dentro de la Iglesia católica promovido por Sor Faustina Kowalska (1905-1938), a quien el Santo Padre canonizó el 30 de abril de 2000.

El centro de la vida de Santa Faustina Kowalska fue el anuncio de la misericordia de Dios con cada ser humano. La religiosa polaca desarrolló una experiencia mística de consagración a la Divina Misericordia en un itinerario de visiones, revelaciones y estigmas escondidos, todo ello recogido en un diario que empezó a escribir por sugerencia de su director espiritual.

Su legado espiritual a la Iglesia es la devoción a la Divina Misericordia, inspirada por una visión en la que Jesús mismo le pedía que se pintara una imagen suya con la leyenda “Jesús en ti confío”, que ella encargó a un pintor en 1935.

Tras canonizar a Sor Faustina Kowalska, Juan Pablo II anunció: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia”.

Se materializaba así el deseo que Nuestro Señor manifestó a la religiosa -recogido en su Diario-: pedía la institución de una “Fiesta de la Misericordia”: “Esta Fiesta surge de Mi piedad más entrañable… -recoge el texto-. Deseo que se celebre con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección” -litúrgicamente llamado “segundo domingo de Pascua”-.

En el Diario de Santa Faustina se recoge que Jesús prometió: “A las almas que propaguen la devoción de Mi misericordia, Yo las protegeré a lo largo de su vida como una madre cariñosa a su hijo, y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez, sino su Salvador Misericordioso (III, 20-21)”; “a los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y tocaré los corazones de aquéllos a quienes hablen (V.115)”.

18 de mayo de 1920-2 de abril de 2005

Juan Pablo II, sucesor número 263 del apóstol Pedro en la sede episcopal de Roma, falleció el 2 de abril a las 21:37. Su pontificado, de casi 27 años, ha sido el tercero más largo de la historia de la Iglesia.

Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kilómetros de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el segundo de los dos hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941.

A los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del “Teatro Rapsódico”, también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946.

Seguidamente, fue enviado por el Cardenal Sapieha a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz. En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada “Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-65), con una contribución importante en la elaboración de la constitución “Gaudium et spes”, el Cardenal Wojtyla tomó parte en todas las asambleas del Sínodo de los Obispos.

Desde el comienzo de su pontificado, el 16 de octubre de 1978, el Papa Juan Pablo II ha realizado 104 viajes pastorales fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma ha visitado 317 de las 333 parroquias romanas.

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas. El Papa también ha publicado cinco libros: “Cruzando el umbral de la esperanza” (octubre de 1994); “Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal” (noviembre de 1996); “Tríptico romano – Meditaciones”, libro de poesías (Marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria y identidad” (febrero de 2005).

Juan Pablo II ha presidido 147 ceremonias de beatificación -en las que ha proclamado 1,338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Ha celebrado 9 consistorios, durante los cuales ha creado 231 (además de uno impectore 1 “in pectore”) Cardenales. También ha presidido 6 asambleas plenarias del Colegio Cardenalicio.

Ha presidido 15 Asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994, 2001), 1 general extraordinaria (1985), y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999).

Ningún otro Papa se ha encontrado con tantas personas como Juan Pablo II: en cifras, más de 17.600,100 peregrinos han participado en las más de 1,160 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas (más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000) y los millones de fieles que el Papa ha encontrado durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se ha entrevistado durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con primeros ministros.

El camino de la Divina Misericordia acompaña al Papa en estos momentos

La Iglesia se prepara para celebrar esta fiesta el domingo

Los últimos pasos del Papa en la Tierra están coincidiendo con la preparación de la Iglesia universal a la celebración -el 3 de abril- de la Divina Misericordia, una fiesta que surge “de la piedad más entrañable” de Cristo y que el propio Juan Pablo II estableció oficialmente el segundo domingo después de Pascua.

Fue el momento en que el Papa anunció por sorpresa: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros”.

El Santo Padre celebró tanto la canonización y la beatificación (18 de abril de 1993) de la religiosa el segundo domingo de Pascua.

De la confianza en Jesús deben partir todas las formas de devoción a la Misericordia, según las revelaciones a la religiosa, ya sean éstas la veneración de la imagen de la Misericordia Divina, o el rezo del rosario de la Misericordia Divina, la hora de la gran Misericordia -las tres de la tarde, momento de la muerte de Jesús en la cruz- o la recepción de los Sacramentos en la Fiesta de la Misericordia.

La devoción que le fue revelada a Santa Faustina urge al individuo a actuar con espíritu misericordioso hacia el prójimo diariamente, con oraciones palabras y obras.

En el diario de Sor Faustina -que tituló “La Misericordia Divina en mi alma”- se lee por lo menos en catorce ocasiones que Nuestro Señor pedía la institución de una “Fiesta de la Misericordia”: “Esta Fiesta surge de Mi piedad más entrañable… -recoge el texto-. Deseo que se celebre con gran solemnidad el primer domingo después de Pascua de Resurrección… Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y abrigo para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores”.

Jesús pidió que Sor Faustina se preparara para la celebración de la Fiesta de la Misericordia con una novena que debía comenzar el Viernes Santo: “Deseo que durante estos nueve días encauces almas a la fuente de Mi misericordia, a fin de que por ella adquieran fortaleza y consuelo en las penalidades, y aquella gracia que necesiten para salir adelante, especialmente en la hora de la muerte” (oraciones y más información en www.ewtn.com).

La Plaza de San Pedro da su último abrazo al Papa

Juan Pablo II ha recibido el calor y la oración de su gente hasta el último momento. La Plaza de San Pedro no se ha quedado vacía ni un segundo desde que el jueves se conocieron sus graves condiciones de salud.

Ya en la noche de este viernes el ambiente de recogimiento dominó por horas en la conocida plaza, convirtiéndose en el último regalo que los fieles, en particular los jóvenes, ofrecieron a este Papa, que siguió la vigilia de oración plenamente consciente desde su cama.

Francesca era una de las personas más jóvenes que llenaban la columnata de San Pedro en la vigilia de oración: tiene sólo cuatro meses y es hija de Remo y Agata, él italiano, ella polaca.

“El Papa ha enseñado al mundo qué es Polonia, cómo ha sufrido y resistido su país, como él y como nosotros, que no nos rendimos”, explicaba Agata a Zenit, acompañada por su madre Zenobia, que vino de Polonia “para ver al menos las ventanas del Papa”.

Massimo Salata, familiar del Papa Juan XXIII, se acercó también por la noche a la plaza con su hija de cuatro años, su mujer y la abuela. “Papa, Papa”, gritaba la pequeñita. “Hemos venido muchas otras veces, ha sido un Papa grande”, observaba la madre.

El periodista eslovaco Jaro Barborák, enviado especial de la televisión TA3, explica a Zenit que “el Papa es polaco y, por tanto, es eslovaco, como nosotros. Los eslovacos le sentimos como uno de los nuestros”. Barborák reveló que desde hace días toda Eslovaquia se había unido para ayudarlo espiritualmente.

Cinco religiosas carmelitas jóvenes que se apresuraban para llegar a tiempo al Rosario no quisieron hablar porque, como explicaron, “ahora es mejor el silencio”.

A pesar de que en la noche del viernes había más de sesenta mil personas, el punto móvil de atención sanitaria informó que sólo atendieron a una persona que se había sentido mal. “Todo está tranquilo”, confesaban sus responsables, sin esconder su preocupación por el estado del Papa.

Después del rezo del rosario, la polaca Teresa Tyrala llevaba un cirio encendido -“así rezamos en Polonia”, ilustró a Zenit, mientras miraba insistentemente hacia la ventana del Papa emocionada.

Esta mujer de la zona de Cracovia reconoció que “para los polacos sería muy importante tener al menos su corazón en la catedral de Wawel, pues Cracovia, como Roma, es su casa”.

Para Daniel Lournguiya, seminarista de los Misioneros de la Consolata de Kenya, “el Papa ha sido un buen cristiano por todo lo que ha enseñado con su sencillez”.

Este estudiante de la Universidad Pontificia Gregoriana considera que el Papa le ha enseñado que “a seguir trabajando con el sufrimiento, sin detenerse cuando hay problemas”.

Godfrey Msumange, diácono Misionero de la Consolata de Tanzania acudió a la plaza de San Pedro a las once de la noche y confesó a Zenit que ve al Papa “como un abuelo, y los abuelos para nosotros son los jefes de la familia, que se sirven de su experiencia de fe y la transmiten con amor”.

Para este estudiante de teología moral, “Juan Pablo II nos ha enseñado a no tener miedo de expresar nuestra fe en nuestro mundo”.

Durante este sábado, en la iglesia del Centro San Lorenzo, lugar de encuentro y adoración de los jóvenes en el Vaticano, se han sucedido la adoración eucarística, encuentros de oración con cantos y momentos de meditación y silencio por el Papa.

“El Papa es el pastor de los jóvenes”, comenta a Zenit al salir de la adoración el joven sacerdote Adrien Bayer, de Viena. “Desde el inicio de su pontificado ha alentado a los jóvenes a encontrarse con Jesús y entrar en la Iglesia”, añade.

Para el padre Bayer, que está en Roma durante tres meses en la Escuela de Misión de la Comunidad Emanuel, “el centro de su mensaje ha sido Cristo y toda una generación ha recibido su influencia”.

Marie-Pierre, una joven de la Comunidad del Emanuel de Bélgica, ha contado a Zenit que las últimas palabras del Papa destinadas a los jóvenes son “muy significativas para mí, y hubiera querido decirle al Papa que ha sido muy importante para nosotros los jóvenes, pues ha dado su vida por nosotros”.

Esta joven belga está feliz al constatar que “la presencia de miles de jóvenes en la plaza”, es “la última alegría del Papa”.

Unidad y oración, exhortación del Papa para los acontecimientos que va a vivir la Iglesia

No son sólo reglas sobre la vacante de la Sede Apostólica y la elección del Papa; en la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, Juan Pablo II indica la actitud espiritual con que la Iglesia debe afrontar y vivir ese período.

“Durante la Sede vacante, y sobre todo mientras se desarrolla la elección del Sucesor de Pedro -dice el texto, promulgado el 22 de febrero de 1996-, la Iglesia está unida de modo particular con los Pastores y especialmente con los Cardenales electores del Sumo Pontífice y pide a Dios un nuevo Papa como don de su bondad y providencia” (Cf. n. 84).

Juan Pablo II puso de ejemplo “la primera comunidad cristiana, de la que se habla en los Hechos de los Apóstoles (Cf. 1, 14)”, indicando que “la Iglesia universal, unida espiritualmente a María, la Madre de Jesús, debe perseverar unánimemente en la oración.

“De esta manera -añadió-, la elección del nuevo Pontífice no será un hecho aislado del Pueblo de Dios que atañe sólo al Colegio de los electores, sino que en cierto sentido, será una acción de toda la Iglesia”.

Por ello estableció “que en todas las ciudades y en otras poblaciones, al menos las más importantes, conocida la noticia de la vacante de la Sede Apostólica, y de modo particular de la muerte del Pontífice, después de la celebración de solemnes exequias por él, se eleven humildes e insistentes oraciones al Señor (cf. Mt 21, 22; Mc 11, 24), para que ilumine a los electores y los haga tan concordes en su cometido que se alcance una pronta, unánime y fructuosa elección, como requiere la salvación de las almas y el bien de todo el Pueblo de Dios”.

Pero también confió una misión a los cardenales no electores -mayores de 80 años-, de quienes se espera “en particular” que “durante la Sede vacante, y sobre todo durante el desarrollo de la elección del Romano Pontífice, actuando casi como guías del Pueblo de Dios reunido en las Basílicas Patriarcales de la Urbe, como también en otros templos de las Diócesis del mundo entero, ayuden a la tarea de los electores”.

¿De qué forma? “Con intensas oraciones y súplicas al Espíritu Divino -aclara el Papa en la introducción de la Constitución Apostólica-, implorando para ellos la luz necesaria para que realicen su elección teniendo presente solamente a Dios y mirando únicamente a la salvación de las almas que debe ser siempre la ley suprema de la Iglesia”.

Del “modo más vivo y cordial” reiteró el Papa esta recomendación a los cardenales no electores (Cf. n. 85) “en virtud del especialísimo vínculo” que los purpurados “tienen con la Sede Apostólica”. VN

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HEAD Juan Pablo II será enterrado en San Pedro

El director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Joaquín Navarro-Valls, tuvo un briefing con los periodistas acreditados, en el que trató los siguientes temas:

Primera y Segunda Congregación General de los Cardenales

“En la Sala Bolonia del Palacio Apostólico Vaticano se han celebrado las dos primeras congregaciones generales de los cardenales en período de sede vacante, según las normas de la Constitución Apostólica ‘Universi Dominici Gregis’.

“En la primera congregación general, que comenzó a las 10, han participado 65 cardenales, que han prestado juramento según el artículo 12 de la ‘Universi Dominici Gregis’.

“En la segunda congregación general, los 65 cardenales presentes han tomado las decisiones más urgentes, entre las cuales la modalidad de traslación de los restos mortales del difunto pontífice en la Basílica Vaticana y la fecha de la misa de exequias por Juan Pablo II.

“En las congregaciones generales de esta mañana estaban presentes también los arzobispos Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado; Francesco Monterisi, secretario del Colegio Cardenalicio y Piero Marini, maestro de las Celebraciones Litúrgicas, con dos ceremonieros.

Traslación de los restos mortales de Juan Pablo II

“Los restos mortales de Juan Pablo II se trasladarán desde la Sala Clementina a la Basílica Vaticana esta tarde a las 17 horas.

“Después de un momento de oración, presidida por el cardenal camarlengo, comenzará la traslación del cuerpo.

“La procesión recorrerá la Scala Nobile, la Prima Loggia, la Sala Ducale, la Sala Regia, la Scala Regia. Saldrá a la Plaza de San Pedro por el Portón de Bronce y entrará en la basílica a través de la puerta central.

“En la Basílica Vaticana el cardenal camarlengo presidirá la liturgia de la palabra.

“Las visitas de los fieles podrán comenzar alrededor de las 20 horas.

“Por hoy se ha decidido que la Basílica Vaticana permanezca abierta toda la noche. Cerrará sólo de las 2 a las 5 de la madrugada para permitir la manutención técnica de la basílica”.

Misa de Exequias por Juan Pablo II

“La misa de exequias por Juan Pablo II se celebro el viernes 8 de abril, a las 10, en la Basílica Vaticana.

“Celebrarán la liturgia de exequias los cardenales y los patriarcas de las Iglesias Orientales. Presidio la concelebración el cardenal Joseph Ratzinger, decano del colegio cardenalicio.

“Al final de la celebración eucarística, el féretro del romano pontífice se llevo a la basílica vaticana y después a las grutas vaticanas, donde fue tumulado.

Navarro-Valls señaló que el cuerpo de Juan Pablo II reposa en el mismo lugar en el que estuvo enterrado el beato papa Juan XXIII. Los restos de éste papa, fallecido en 1963, fueron trasladados desde las grutas a la basílica vaticana el 3 de junio de 2001, pocos meses después de ser beatificado, el 3 de septiembre de 2000.VN

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