INSPIRACIÓN Y LEGADO DEL VENERABLE OBISPO ALFONSO GALLEGOS

INSPIRACIÓN Y LEGADO DEL VENERABLE OBISPO ALFONSO GALLEGOS

(fOTO: ‘El Obispo Alfonso Gallegos dejó un legado duradero en los corazones de muchos, debido a que inspiraba a los demás a ser buenos seres humanos a través de su testimonio profético’- Padre Eliseo González). 

Por PADRE ELISEO GONZÁLEZ, OAR 

La noticia del trágico accidente que costó la vida del gran basquetbolista de la NBA, Kobe Bryant, un católico, dejó en shock a todo el mundo el pasado 26 de enero. Él se esforzó en mostrar la grandeza en la cancha, consecuencia de un trabajo duro y dedicación, pero más allá del baloncesto ofreció este consejo: “La grandeza es inspirar a la gente cercana a ti… para que puedan ser grandes en lo que quieran hacer. Descansa al final, no en el medio…sonríe y sigue adelante”.

La vida de Kobe influyó a muchos, como lo atestigua las demostraciones de amor, tributos y reflexiones sobre su dedicación al baloncesto, su familia y amigos.

Otro hombre que logró un gran impacto fue el Obispo Alfonso Gallegos, quien también murió trágicamente en un accidente de tránsito el 6 de octubre de 1991. Fue un gran ser humano que también tocó muchas vidas a través de su fe, esperanza y amor. Él vio lo bueno en los demás, no se centró en sus defectos o habló mal de ellos, sino que los inspiró a ser grandes sin juzgarlos. Al recordar el nacimiento del Obispo Gallegos el 20 de febrero de 1931, recordemos su grandeza, humildad y compasión por los necesitados.

En una ocasión, a Gallegos le piden ponerse en contacto con un sacerdote para ir a ver a una señora que estaba muriendo de cáncer, debido a que sus amigos y familiares no podían encontrar a un sacerdote que la visitara. Él hizo tiempo en su apretada agenda como obispo para ir a visitarla personalmente y presidir una misa en su casa. Aquellos presentes fueron impactados por su presencia y lo describen como una experiencia muy espiritual, mística, el sentir la presencia de Cristo allí en ese momento.

El Obispo Gallegos solicitó que se le informara una vez que ella hubiera muerto, ya que sólo le quedaban días de vida. Estaba afuera de la ciudad de Sacramento cuando escuchó la noticia. Pocos días después, cuando comenzó la procesión para su misa fúnebre, allí en la parte posterior de la Iglesia, para sorpresa de muchos, estaba el Obispo Gallegos. Él acababa de llegar a Sacramento esa mañana y se fue directamente del aeropuerto al funeral. Para él, estar presente en ese momento de dolor fue muy importante, como lo fue para la familia afligida.

‘…SU HIJA NO MORIRÁ’

Otra historia de inspiración es la de los padres de una saludable niña de dos años de edad, que de un de repente fue hospitalizada con una enfermedad crítica. Los médicos les informaron que su hija sólo tenía horas de vida. El papá salió del hospital desesperado en busca de un sacerdote, cuando por Divina Providencia se encontró con el Obispo Gallegos en el pasillo del hospital. El padre le explicó que su hija iba a morir, y el religioso procedió a ver a la niña en su cama de hospital.

Él puso su mano sobre ella y cerró los ojos en oración, y unos momentos después les dijo tranquilamente: “No se preocupen, su hija no morirá”. Los padres insistieron: “Por favor, bautícela, ella va a morir”. Una vez más les dijo: “No se preocupen, ella no va a morir. Una vez que se recupere, quiero que la lleven a la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe a darle las gracias a la Santísima Virgen, porque Ella está aquí con nosotros intercediendo por su hija”. Tenía razón, la niña no murió, para gran alegría de sus padres. Ellos creen que esto fue un verdadero milagro, recibido de Dios a través de la presencia del Obispo Gallegos.

En la Parroquia de Cristo Rey, Los Ángeles, como sacerdote el Padre Gallegos asistió a las necesidades de dos señoras muy pobres de la parroquia, visitándolas semanalmente y ayudándoles con alimentos y otras necesidades materiales. Las señoras comentaban a otras personas que también las visitaban: “El Padre Gallegos acaba de estar aquí”. Él nunca mencionó todo lo bueno que hizo por ellas.

Llegó el día en que fue nombrado Obispo Auxiliar de Sacramento, el 6 de noviembre de 1991. Las dos señoras lloraron en estado de shock y alegría cuando recibieron una invitación a su consagración como obispo, a la que asistieron. Hay testimonios que él mandó que se sentaran en la mesa principal durante la recepción. Regresaron felices de esa celebración, sabiendo que él no las había olvidado. 

‘DIOS LES AMA’

El Obispo Gallegos fue un gran defensor de la vida, demostrado por su amor al prójimo: los no nacidos, los jóvenes, los ancianos, los enfermos, los migrantes y los pobres, sin preocuparse por la raza o el credo. A menudo rezó por el fin del aborto en las manifestaciones frente a las clínicas.

Cuando fue a rezar en una manifestación contra el aborto, por un lado estaban los defensores de la vida, y en el otro lado de la calle estaban aquellos a favor del aborto. En un momento dado, el obispo fue movido por el Espíritu de ir a rezar con los que apoyaban el aborto. Cuando se acercó a ellos les dijo: “Dios les ama”. Le gritaron, le escupieron. Él procedió a arrodillarse delante de ellos con su rosario en la mano y rezó tranquilamente; poco a poco esa multitud hostil comenzó a calmarse. Se levantó para irse y volver con la multitud pro-vida cuando dijo: “Dios los bendiga a todos”. Alguien en la multitud fue conmovido por su testimonio profético y respondió: “Dios te bendiga, Padre”.

Era valiente y realmente creía en la capacidad de vencer el mal a través del poder del bien, y defendió lo que es justo de manera pacífica, a través de la oración y estando presente donde fuera necesario.

Le encantaba estar entre la gente y creía que su presencia allí como religioso, sacerdote y obispo era muy importante. Lo sigue siendo hasta el día de hoy. El mundo necesita que la presencia amorosa de Dios se manifieste en todos los que profesan ser seguidores de Jesucristo.

El Obispo Alfonso Gallegos dejó un legado duradero en los corazones de muchos, debido a que inspiraba a los demás a ser buenos seres humanos a través de su testimonio profético, de salir con una sonrisa y una mano de ayuda a los enfermos, pobres y todos los necesitados. Apreciaba a la gente y hacía tiempo para todos. En las palabras de Kobe Bryant: “Inspiremos a otros a ser grandes en lo que hacen” – y seamos inspirados a ser mejores cada día, siguiendo el ejemplo de Jesucristo y de todos esos hombres y mujeres santos que nos han precedido.

Alfonso Gallegos fue ordenado sacerdote en la Orden de Agustinos Recoletos en 1958 y nombrado Obispo Auxiliar de Sacramento, California, en 1991. Sirvió en Nueva York, Los Ángeles y Sacramento. Su causa de canonización se abrió en diciembre de 2005 y fue declarado Venerable por el Papa Francisco en 2016. Sus restos mortales descansan en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Sacramento. VN

*El Padre Eliseo González, OAR, es Vice Postulador de la causa de santidad del Venerable Obispo Alfonso Gallegos

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