EL ‘GRANITO DE ARENA’ DE ELISEO MEDINA

EL ‘GRANITO DE ARENA’ DE ELISEO MEDINA

(fOTO: Eliseo Medina, ex presidente del sindicato SEIU, empuja la silla de ruedas del reverendo Jim Wallis mientras saluda a los activistas del ayuno por la reforma migratoria en el Capitolio de Estados Unidos. / LENIN NOLLY / EFE).

Por más de medio siglo, este líder sindical ha luchado incansablemente en mejorar la vida de los trabajadores inmigrantes

Por ALICIA MORANDI

Considerado por muchos como uno de los más prominentes activistas en mejorar las condiciones laborales, y en la aprobación de una reforma migratoria, Eliseo Vásquez Medina, de 72 años, habla con VIDA NUEVA sobre su trayectoria y cómo percibe el futuro de los inmigrantes en este país. Destila humildad durante la plática, y cuando sacamos a luz sus incontables logros, se limita a calificarlos como “un granito de arena” en la lucha por los derechos de los trabajadores.

¿QUÉ LO MOTIVÓ A INVOLUCRARSE TANTO EN EL MOVIMIENTO LABORAL?

En el tiempo que he trabajado en esto -y pronto voy a celebrar 53 años- he tratado de contribuir con mi granito de arena para asegurarme que todos los trabajadores tengamos las mismas oportunidades. Soy un inmigrante de México; vine con mis padres con el sueño de tener un futuro mejor; de que mis hijos tuvieran la oportunidad que yo no tuve. Lo que me sigue motivando es ese “sueño americano” para todos.

  ¿CÓMO LLEGÓ A ESTADOS UNIDOS?

 Con mi familia vivíamos en México, pero mi papá trabajaba en los campos de Estados Unidos por temporadas. Cuando regresaba nos contaba que aquí la vida era difícil, que maltrataban a los trabajadores y les pagaban bajos sueldos, pero que también era un lugar que si trabajabas duro podías salir adelante. Yo le escuchaba, hasta que nos trajo a Estados Unidos y a los 15 años empecé a laborar en el campo. Sentí en carne propia lo que mi papá me platicaba del maltrato y trabajo tan duro y mal compensado. Yo pensaba que no se podía hacer nada, hasta que conocí a César Chávez. Tenía 19 años y él me dijo algo que nunca antes había escuchado: “Nosotros como inmigrantes venimos a este país a contribuir, pero no venimos a que nos exploten ni maltraten”.

¿QUÉ LECCIONES APRENDIÓ TRABAJANDO CON CÉSAR CHÁVEZ?

Él nos enseñó que tenemos un gran poder dentro de nosotros, como personas, como trabajadores y ciudadanos. Organizándonos y luchando juntos podemos cambiar el curso de nuestras vidas. Cuando uno llega a Estados Unidos piensa, soy un extranjero que hablo un idioma diferente y no conozco mis derechos. Y de pronto sentimos que si nos explotan no hay nada que podamos hacer. César nos enseñó que no es así.

Por primera vez alguien me dijo: Sí, hay problemas, pero podemos hacer algo para resolverlos. Y eso fue lo más importante que escuché, y mi vida cambió por completo cuando me uní al movimiento de César Chávez. Esa experiencia a una edad muy joven fue lo que me ha guiado en mi vida, hasta estos días.

¿CÓMO FUE PARTICIPAR EN BOICOTS Y HUELGAS DE HAMBRE, SIGUIENDO LA ENSEÑANZA DE CHÁVEZ DE BUSCAR UN CAMBIO PACÍFICAMENTE?

 Una de las cosas más importantes que aprendí cuando hicimos boicots y también la huelga de hambre en Washington D.C., es que el pueblo americano es noble, que tiene valores, y que si uno contribuye a la sociedad, tiene apoyo de la ciudadanía y también de oficiales públicos y grupos sociales. Cuando hicimos el ayuno en el Capitolio, más de 300 personas vinieron a participar. Afroamericanos, anglosajones, latinos, judíos, mujeres, hombres, sindicalistas, comerciantes, líderes electos, estudiantes. Recibimos mensajes de apoyo de todo el mundo. Sabían que era una causa justa.

¿QUÉ HA SIDO LO MÁS DIFÍCIL DE SU TRAYECTORIA?

Quizás cuando me enviaron a Chicago para que organizara un boicot contra la venta de uvas y así ganar la huelga. Las condiciones de los campesinos que pizcaban la uva eran muy malas. Qué podía hacer yo, me pregunté. Tenía 21 años y no conocía a nadie. No sabía ni siquiera dónde estaba Chicago, mucho menos qué tan grande es. Tenía una gran obligación con toda esa gente que dependía de mí en California. Pero a veces en los momentos más difíciles es cuando tenemos que tomar conciencia de quiénes somos, y buscar una solución a los retos. Somos más fuertes de lo que pensamos. Gracias a Dios tuvimos éxito. Confirmé que si no nos damos por vencidos todo es posible. La gente allí nos recibió con los brazos abiertos. Me dieron un lugar donde vivir; ropa durante el invierno cuando hacían unos fríos enormes. Ayudaron a poner presión en las tiendas para que no se vendieran uvas. Contribuyeron con dinero para apoyar la huelga. Millones de personas a través del país hicieron eso para que los campesinos pudieran ganar su huelga.

ACTUALMENTE, ¿QUÉ LABORES ESTÁ DESEMPEÑANDO?

Me jubilé en 2013 de Secretario Tesorero del SEIU (Service Employees International Union), pero sigo trabajando como asesor, y también apoyo a otros sindicatos que están enfrentando retos muy grandes. Por ejemplo ahora estoy en Chicago dirigiendo una unión durante un periodo de reconstrucción. Estoy también trabajando con sindicatos en Puerto Rico; después del huracán el país está sufriendo y mi misión es ayudarles a lidiar con un sinfín de problemas. Sigo también contribuyendo con mi granito de arena en la lucha de siempre de buscar una reforma migratoria.

¿CREE QUE TODAVÍA HAY ESPERANZA PARA UNA REFORMA MIGRATORIA BAJO ESTA NUEVA ADMINISTRACIÓN?

Aunque todavía no hemos podido lograrla, creo que hemos aventajado muchísimo a cuando empezamos, mucho antes de la Propuesta de Ley 187 en California en 1994. En ese entonces éramos un grupo pequeño. En ese tiempo nuestra gente empezó a cobrar conciencia de que no podíamos ignorar la situación política del país. La 187 tuvo un impacto directo en nosotros. Nos hicimos ciudadanos, nos registramos para votar y ahora California es un lugar completamente diferente al que existía cuando pasó la ley. Espero que en un futuro tengamos esa reforma y también una reforma de salud más conveniente para nuestra comunidad. Los políticos vienen y van y con cada uno se producen cambios en las políticas del país, pero lo que es permanente son las necesidades y los valores del pueblo. Ya no es cuestión de que si va a haber una reforma migratoria y de salud. La cuestión es cuándo. Y para que llegue pronto necesitamos seguir luchando.

EN 2013, CON 67 AÑOS DE EDAD, USTED HIZO UNA HUELGA DE HAMBRE DE 22 DÍAS CERCA DEL CAPITOLIO, PARA CONCIENTIZAR SOBRE LA NECESIDAD DE ACTUAR POR UNA REFORMA MIGRATORIA INTEGRAL. ¿QUÉ OTRAS ACCIONES AYUDARÍAN A LOGRARLA?

 En primer lugar hay que recordar que no estamos indefensos. Que tenemos un poder enorme. El poder de nuestros números, convicciones y valores. Hay que tomar acción para lograr esa reforma. Ya vienen las elecciones en noviembre. En California se va a elegir gobernador, y otros puestos importantísimos, y se va a decidir quién controlará el Congreso. Entonces si no se han registrado, que lo hagan, y los que no han votado que se preparen para votar. Los que no pueden votar que salgan, convenzan y empujen a los que sí pueden hacerlo. Decirles: “Tu voto va a decidir tu futuro, el mío y el de nuestros hijos”. Si hacemos eso a nivel nacional no hay duda de que cambiamos el Congreso y en consecuencia la conversación sobre inmigración. Los campeones somos nosotros, no ellos. Dependiendo del mensaje que reciban en noviembre, es lo que va a pasar en enero de 2019, cuando empiece el nuevo Congreso.

DESDE QUE USTED COMENZÓ SU LUCHA EN LOS AÑOS 60 HASTA HOY DÍA, ¿HAN MEJORADO O EMPEORADO LAS CONDICIONES LABORALES?

De muchas maneras han mejorado porque hay más miembros en los sindicatos. También los sueldos han mejorado. Por ejemplo, los trabajadores en casa que antes ganaban un sueldo mínimo, hoy en todo el país y gracias a que se unieron a sindicatos, tienen mejores salarios y condiciones laborales. Tienen una voz en su sitio de empleo. Pero por otra parte ahora hay un ataque coordinado contra los sindicatos. Las grandes corporaciones- que quieren controlar no solamente el trabajo sino también la economía y política de EE.UU.- y sus aliados políticos saben que los sindicatos son una de las organizaciones más fuertes en este país. Entonces ha habido un ataque contra los sindicatos, como por ejemplo en Wisconsin, West Virginia, Indiana. Quieren crear una división para tener mayor control. Estos ataques han minado el poder de muchas uniones en este país, y creo que va a tener un impacto muy negativo. Pero en mi experiencia he visto que los patrones se ponen demasiado ambiciosos y quieren recortar beneficios y sueldos y se deshacen de los empleados cuando quieren. Y esto no puede seguir así porque los trabajadores quieren mejorar sus vidas. Actualmente hay más millonarios que en cualquier otro tiempo de nuestra historia. Lo que va a pasar es que los sindicatos se van a volver más fuertes. Como todo, es un ciclo que estamos pasando, y va a llegar el momento en que los trabajadores van a regresar con más fuerza a reclamar sus derechos.

¿ENTONCES ES OPTIMISTA DEL FUTURO DE INMIGRANTES Y TRABAJADORES?

En mi vida he visto cambios en este país; he visto como en el Sur a los afroamericanos no los dejaban votar, la segregación racial, la discriminación. Vi como el doctor Martin Luther King hizo un movimiento y cambió el futuro de este país. Vi como unos jóvenes miraron la guerra injusta de Vietnam y se organizaron y le pusieron fin. He visto los cambios a favor de los derechos de las mujeres. He visto a millones de personas que salieron a marchar para que se respete la igualdad de derechos. He visto cuando millones de inmigrantes salieron a marchar en Los Ángeles, en más de 200 ciudades. Ahora he visto cuando millones salieron a marchar en contra de la violencia y las armas. Entonces, cómo no podría ser optimista al ver todo este movimiento que se está creando de diversos grupos que dicen “necesitamos un cambio”.  Porque el cambio está en el aire y los podemos ver y sentir. Lo que más me gusta fue esta última marcha contra las armas, liderada por una nueva generación. Ahí empiezan a surgir los líderes del futuro. La generación de César Chávez y mía hicimos lo que pudimos para crear un mundo mejor. Y cuando veo todos estos movimientos, veo que esta nueva generación nos va a llevar a cambios muy positivos; el futuro de este país está en muy buenas manos.

¿CUÁLES SON SUS PLANES A FUTURO?

Voy a tratar de  seguir poniendo mi granito de arena para mejorar la situación de los inmigrantes y trabajadores, y en el futuro espero tener más tiempo para mi familia. Tengo esposa, cuatro hijos y una nieta; dos gatos y un perro. Soy muy afortunado de haber vivido tantas experiencias. Y espero que la nueva generación aprenda de nuestros errores y aumente los éxitos.

UNA LABOR TAN INTENSA, ¿AFECTÓ SU VIDA FAMILIAR?

Cuando uno entra a un movimiento así, se tiene que entregar de lleno y tu vida se vuele el movimiento. Esto tiene un impacto en la familia porque no tienes el tiempo para estar con ella. Y es algo que nos duele. Lo bueno es que mi esposa también creció en este movimiento obrero y lo entiende y ha hecho sus contribuciones para la causa de los trabajadores. Mi hija estudió leyes y hoy trabaja de abogada en SEIU, y me siento muy orgulloso de ella. Me doy cuenta que a pesar de los sacrificios, este esfuerzo ha ayudado a que mis hijos tengan más oportunidades, así que valió la pena. VN

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