GOBERNADOR SCHWARZENEGGER RECORTA FONDOS PARA NIÑOS, MAESTROS, ANCIANOS Y PERSONAS DE BAJOS RECURSOS

El gobernador Schwarzenegger y los jefes de la Legislatura estatal ya se habían puesto de acuerdo en un plan de recortes drásticos para cerrar la brecha fiscal del estado, cuando la semana pasada, por su propia cuenta y sin consultar a sus contrapartes, Schwarzenegger eliminó de un tajo 500 millones de dólares adicionales de programas para los niños y las personas de bajos ingresos. El gobernador no sólo ha socavado áreas que atienden a los ancianos y las víctimas de abuso y abandono infantil, e iniciativas como Familias Saludables -Healthy Families-, que proveen atención médica a los hijos de trabajadores, sino que se burló de los legisladores. Estos dedicaron largas jornadas a defender esos fondos y sólo cedieron cuando creyeron que estaban a salvo.

En concreto, el gobernador sustrajo alrededor de 179 millones de Familias Saludables, al mismo tiempo, irónicamente, que el Congreso avanza en su plan para dar asistencia médica a los aproximadamente 40 millones de estadounidenses que no la tienen. Estos recortes se agregan a los miles de millones de dólares ya sustraídos a los departamentos de Salud, Atención a la Vejez, Educación y Parques y Recreación de California, con el beneplácito de los grandes intereses económicos del estado encarnados en la Cámara de Comercio de California.

Tan sólo los recortes en Salud podrían dar como resultado que 1.9 millones de residentes del estado pierdan acceso a ese beneficio, en tanto que casi 18 mil maestros arriesgan perder el empleo, con las secuelas que no cuesta imaginar. Decenas de miles de estudiantes universitarios encaran un alza nunca vista de las colegiaturas, lo que hará más difícil, sino imposible, que los hijos de trabajadores de bajos ingresos tengan acceso a la educación superior. Recientemente, la Junta de Fideicomisarios que administra el sistema de la Universidad de California (UC), del que forman parte centros como UCLA y UC Berkeley, aumentaron las cuotas 20%. Programas como Cal-Grant, que desde su creación han ofrecido becas a estudiantes provenientes de las capas con menos recursos, van a desaparecer virtualmente con los recortes aprobados.

La crisis fiscal de California (que ya sobrepasa los 26 mil millones de dólares), fue precedida por el descalabro de la industria inmobiliaria provocado por una combinación de prácticas voraces favorecidas por la desregulación del sistema financiero del país. El fiasco inmobiliario, expresado más crudamente en las hipotecas chatarra (sub-prime), condujo de inmediato a la caída del negocio de bienes raíces y eventualmente, al desplome de la construcción. El desempleo, el descenso del consumo y el deterioro de la base tributaria vinieron a continuación.

Ya se vio que el déficit fiscal de California (la diferencia entre gastos y entradas) sobrepasa los 26 mil millones de dólares, una suma enorme, que excede con mucho el presupuesto anual de muchas naciones latinoamericanas. El “Estado Dorado”, la sexta economía mundial, no tiene dinero para pagar a los maestros de escuela o para proveer atención médica a los hijos de los trabajadores, y sin embargo, ese déficit es una cifra insignificante si se compara con el gasto militar de este país. Según National Priorities Project, este ascenderá muy pronto (tan sólo en Irak) a 700 mil millones de dólares, a lo que hay que sumar otros 223 mil millones por las operaciones en Afganistán. Si se toma en cuenta el dinero -114 mil millones de dólares- que los californianos han pagado por estas dos guerras desde 2001 (siempre según National Priorities Project), podía haberse pagado la cuenta médica de más de 47 millones de personas por un año, las becas universitarias de 17 millones de estudiantes o la construcción de 344 mil viviendas de bajo costo.

Para justificar la sarta de recortes sin precedentes que él ha impuesto de su propia mano, Schwarzenegger alega que su motivación es ponerle paro a los abusos de los programas del estado. “Lo raro”, dice Los Angeles Times en un editorial reciente, “es que cuando el gobernador hace una inspección de todo el estado en busca de desperdicios de recursos, fraudes y abusos, solo parece encontrarlos en los programas para los ancianos, los jóvenes, los pobres y otras personas incapaces de levantar fondos o crear una oposición política”. El Gobernador ha afirmado en numerosas ocasiones que ve en la presente crisis una oportunidad para reconfigurar el estado. En esto tiene el apoyo del gran capital, que no actúa motivado por cuestiones como la grandeza de California o el bienestar de sus residentes, sino en sus propios intereses pecuniarios a corto plazo. Semejante estrechez de visión contrasta con las ideas proclamadas por la Administración Obama, que en líneas generales tienden a delimitar el poder de las grandes corporaciones, fortalecer la sociedad civil y el rol social del Estado, así como elevar la calidad de la educación y la salud públicas. En California está ocurriendo lo que sucede en países del tercer mundo, donde los grupos de poder utilizan el estado como una extensión de su poder, y en los que los intereses del pueblo no tienen quién los representen.

Además de reducir el nivel de vida de la población del estado, los recortes ordenados por el Gobernador van a tener un efecto directo en la economía, pues redundarán en mayor desempleo y por lo tanto en menor consumo, y eventualmente en menor captación de recursos. VN

Share