<!--:es-->¡FELIZ NAVIDAD 2015… FELIZ FIESTA DE LA ENCARNACIÓN!<!--:-->

¡FELIZ NAVIDAD 2015… FELIZ FIESTA DE LA ENCARNACIÓN!

Por DR. JOSÉ ANTONIO MEDINA

El nacimiento del Hijo de Dios es la noticia más importante que la humanidad ha recibido en toda su historia. Ciertamente los seres humanos hemos avanzado en nuestro desarrollo físico, intelectual, espiritual y social, y esto se ha dado a través de ascensos y avances significativos junto a retrocesos y fracasos. Sin duda el avance humano más relevante se ha dado gracias a la encarnación del Verbo de Dios, pues en Él tenemos el ejemplo de lo que verdaderamente es un ser humano.

Jesús el Hijo de María, el verdadero Dios y verdadero hombre nos ha marcado el camino para dar lo mejor de nosotros mismos y alcanzar las más altas cotas de humanidad. Lo que Él hizo y dijo es el modelo perfecto a seguir. Quien quiera llegar a ser perfecto tiene que seguirlo a Él, pues es camino, verdad y vida.

Conocer y seguirlo no es sólo una alternativa en la vida, es la única verdadera forma de desarrollarnos como personas. Él integró en su persona los aspectos espirituales más profundos, pues nadie como Él ha tenido una relación con el Padre, “quien me ve a mí ve al Padre” (Juan 14:9). Pero también nos mostró los gestos físicos, humanos más significativos, pues fue uno como nosotros, con pasiones, sentimientos, emociones, fue en todo semejante a nosotros, menos en el pecado (cfr. Heb 4:15).

En Jesús encontramos todas las actitudes y acciones que permiten un verdadero diálogo con Dios. Por nuestra propia naturaleza estamos llamados a ser místicos, es decir hombres y mujeres en una permanente comunicación con Dios como lo hizo Jesús, pero al mismo tiempo hombres y mujeres de carne y hueso con sentimientos, emociones, instintos, ideales, sueños, aspiraciones, anhelos, orientados hacia nuestra perfección en el amor como lo hizo Él, porque fue verdadero hombre.

El Documento Gaudium Et Spes del Concilio Vaticano II nos dice que: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado” (22).

El experimentó todos los sentimientos humanos: alegría, tristeza, indignación, admiración, amor. Leemos, por ejemplo, que Jesús lloró después de la muerte de su amigo Lázaro: “Viéndola llorar Jesús (a María), y que lloraban también los judíos que venían con Ella, se conmovió hondamente y se turbó, y dijo: ¿Dónde lo han puesto? Le dijeron Señor, ven y ve. Lloró Jesús…” (Jn 11:33-35).

Los sentimientos de tristeza alcanzan en Jesús una intensidad particular en el momento de Getsemaní. Leemos: “Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte” (Mc 14:33-34). Sintió indignación ante la hipocresía de los letrados, o ante la mercadería en la que habían convertido el templo de Jerusalén (Mt 21:12-13). Pero, quizás la prueba más explícita de su humanidad fue su entrega a la muerte por amor, por amor a cada uno de nosotros. La Pasión, tal como nos la narran los Evangelios, es una prueba del verdadero amor humano, de quien da la vida, aunque esto implique profundo dolor y  sufrimiento.

La Navidad es la fiesta de la encarnación. Nosotros no sabemos la fecha del nacimiento de Jesús, pero sabemos que es el acontecimiento más grande para la humanidad y para cada uno de nosotros. Gracias a ese acontecimiento nosotros tenemos una orientación sobre lo que significa ser perfectos en el amor. Los primeros cristianos entendieron la importancia de este acontecimiento y escogieron para celebrarlo un día muy especial, el solsticio de invierno (24 de diciembre), que es la fecha en que las noches empiezan a ser más cortas y los días más largos, de esta manera nos enseñaron que Jesús es La Luz y que sólo Él ilumina nuestra vida.

Feliz Navidad, feliz Fiesta de la Encarnación. Disfruta esta fiesta en todo su esplendor: da y comparte lo que eres y lo que tienes, pero sobretodo acepta a Jesús en tu corazón para que a partir de ahora tú seas un discípulo de aquel que nos sacó de las tinieblas y nos llevó a su luz admirable.

MÁS INFORMACIÓN

Dr. José Antonio Medina: Jmedina@sbdiocese.org

‘La fiesta del Nacimiento de Cristo’- María y el Niño Jesús están representados en esta pintura del siglo15 realizada por Pietro di Sano.

CNS/Bridgeman Art Library

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