FAMILIA GUATEMALTECA SUFRE EL DOLOR DE LA DEPORTACIÓN

Héctor de León no puede contener las lágrimas al hablar del caso de su esposa Silvia Campo quien será deportada por el servicio de inmigración de regreso a Guatemala.

“Lo único que me consuela es que por fin saldrá de la cárcel y podrá estar con nuestros hijos”, dijo de León en entrevista vía telefónica.

Durante los últimos 16 meses, el inmigrante guatemalteco se convirtió en padre y madre de sus cuatro hijos desde que el servicio de inmigración se presentó una mañana en su hogar para detener a su esposa.

“Llegaron a mi casa como si fueran a detener al peor de los narco-traficantes, con chalecos anti-balas y portando armas de alto calibre”, relató de León.

“No les importó la documentación que les presentamos, ni tampoco que mis hijos estuvieran presentes,” agregó.

Silvia Campo llegó a EEUU hace 15 años y solicitó asilo político en 1993 con la ayuda de un abogado.

En 2001 una de sus hermanas, que es ciudadana estadounidense, presentó una solicitud para ella bajo la entonces vigente 245 I, que permitía a un indocumentado tramitar su residencia legal sin tener que abandonar el país, aunque pagando una multa.

La familia desconocía que en 1998 un tribunal de inmigración había fallado en contra de Campo y ordenó su deportación en ausencia.

Desde el arresto de su madre, los hijos de De León, de 4, 8, 9 y 15 años tuvieron que adaptarse a la nueva situación en la casa.

La hija de ocho años se convirtió prácticamente en la “madre” de su hermanito de cuatro, vistiéndolo y dándole de comer.

“Algunas veces he tenido que llevarme a mis hijos al trabajo, creo que no es justo que ellos tengan que pasar por todo esto”, dijo el inmigrante.

Tras una larga batalla legal, el Servicio de Inmigración rechazó una petición para reabrir el caso de Campo quien alegó que tuvo una mala asesoría legal, ya que asegura que el abogado que contrató nunca le avisó de la orden de deportación.

“Este caso demuestra las graves consecuencias que puede tener cuando se usan abogados sin escrúpulos’, dijo Magdalena Schwartz, directora de Servicios Comunitarios Latinos.

Agregó que a pesar de Campo será deportada, aun tiene una esperanza, ya que la familia presentará una apelación ante la Corte de Apelaciones del Circuito Nueve en California.

“Tenemos muchas esperanzas de tener un resultado mas favorable en esta Corte, si es así, Silvia podría regresar a Estados Unidos”, afirmó Schwartz.

Por el momento la inmigrante regresará con su familia a Guatemala, donde la próxima semana se reunirá con sus hijos, quien dejarán este país a pesar de ser ciudadanos estadounidenses.

Para Schwartz, el caso de esta familia refleja la dureza de las leyes migratorias que no contemplan el lado “humano” y, sobre todo, el impacto que tiene en el núcleo familiar las deportaciones de alguno de sus miembros.

“Ahora me toca a mi estar separados de mis hijos”, dijo de León.

El inmigrante guatemalteco indicó que permanecerá en Arizona trabajando para poder mantener a su familia aunque se encuentre lejos de ellos.

Por el momento la familia se encuentra pidiendo donaciones a la comunidad para poder comprar los boletos de avión de los sus hijos.

“No sé cuanto tiempo estaré aquí, será el tiempo que Dios quiera”, finalizó. VN

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