ESTUDIANTES RENUNCIAN A VACACIONES PARA AYUDAR A CAMPESINOS EN CALIFORNIA
Un grupo de estudiantes de California renunció a las vacaciones de primavera para ayudar a los campesinos de la comunidad de Lamont, al norte de Los Ángeles, que perdieron sus empleos por el frío que azotó el estado en enero pasado.
Diez jóvenes de la Universidad Loyola Marymount (LMU), en Los Ángeles, participaron en esta experiencia, que forma parte del programa de Vacaciones Alternativas, que organiza desde el 2004 la Oficina de Servicio en Acción del centro de estudios.
“La idea es incorporar el servicio comunitario dentro de las vacaciones de primavera, como una alternativa en vez de que los estudiantes se vayan de fiesta a Cancún”, dijo Joanne Majewsky, coordinadora del programa en el que este año participan 153 alumnos en 15 viajes a nivel nacional e internacional.
“Esperamos que los estudiantes aprendan al estar inmersos en una cultura diferente en diversas partes del mundo”, añadió Majewsky, que explicó que el costo del viaje a Lamont fue de 250 dólares por cada alumno.
Joseph Dempsy, un estudiante de latín que formó parte del grupo, señaló que coordinaron con la Fundación Dolores Huerta para convivir por una semana, con familias de la pequeña localidad agrícola de 13 mil habitantes.
“Mis compañeros fueron a África o República Dominicana para ayudar con los problemas; pero hay un pueblo a tan solo dos horas de Los Ángeles que es virtualmente como un país del tercer mundo”, dijo Dempsy.
“Hay tantas cosas que no están bien aquí”, agregó el joven.
Huerta, la presidenta de la fundación del mismo nombre, dijo que un grupo de estudiantes que viajó a la comunidad el año pasado “se metió al campo también a recolectar (frutas y verduras), porque querían saber de esa experiencia, y se dieron cuenta que tan difícil es el trabajo del campo”.
“Este año fueron casa por casa haciendo una encuesta sobre una compañía de agua que ha aumentado como tres veces lo que la gente tiene que pagar y repartieron ropa y comida para los trabajadores que sufrieron por las heladas”, explicó la activista, quien es además líder emérita del Unión de Campesinos de América (UFW).
Lissette Fernández, una estudiante del profesorado en matemáticas de LMU, nunca había experimentado las dificultades que provoca el analfabetismo.
“Platicando con mucha de la gente, cuando les pedíamos que firmaran el nombre de ellos (para darles los alimentos), no podían”.
Para la joven, el problema radica en que en países como México o Centroamérica, de donde proviene la mayoría de los inmigrantes de Lamont, la educación es un privilegio.
A Kelly Leonard, estudiante de economía, lo que más le gustó de la experiencia fue el haber compartido actividades cotidianas con las familias con las que convivieron por siete días y aseguró que en Lamont ahora tiene “otra mamá que se llama Verónica Lara y tres hermanitos”.
Nathalie Sánchez, escultora y estudiante de Historia del Arte, por su parte, explicó que la experiencia “es para estar en solidaridad con los que están sufriendo”.
“Y aunque no podemos cambiar el mundo, el hecho de estar en contacto con una sola persona eso nos puede cambiar totalmente nuestra manera de pensar”, agregó.
Debido a la ola de frío que afectó al estado de California a mediados de enero, Lamont perdió cosechas de cítricos por más de 1.000 millones de dólares y miles de trabajadores quedaron sin empleo, según la Oficina de Asuntos Agrícolas de California (CFBF). VN
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