EL PADRE PAUL SUSTAYTA: TENEMOS QUE PROMOVER MÁS LAS VOCACIONES ENTRE LOS HISPANOS PORQUE SOMOS LA MAYORÍA AQUÍ

Paul Sustayta nació en 1964 en el seno de una familia católica en Glendale, California, formada por sus padres y dos hermanas mayores, además de la “familia grande” que incluía a abuelos, tíos y primos.

“Mis padres nacieron aquí en Los Ángeles, soy de segunda generación. Los padres de mi madre fueron de Jalisco; el padre de mi papá nació en Zacatecas y la mamá de mi papá nació en Watts”.

En ella aprendió a interesarse por el idioma gracias a su abuela. “Mi abuela, que había nacido en México, vivió con nosotros y, como no hablaba inglés, se comunicaba en español con todos los nietos. Fue entonces cuando empecé a escuchar palabras, a reconocer el acento; eso me ayudó mucho cuando fui a la secundaria a aprenderlo formalmente”, relata el ahora Padre Paul.

Todos sus primeros estudios los hizo en escuelas católicas, desde la “preschool” Little Flower de Lincoln Heights hasta la secundaria de Saint Francis de La Cañada.

VOCACIÓN

En su familia no hay otros sacerdotes ni religiosos, y no influyó directamente en su vocación sacerdotal, aunque tal vez le influyera la presencia continua de sacerdotes en su ambiente familiar. “Siempre tuvimos sacerdotes visitando a la familia: los padres de la parroquia y también otros padres que nosotros conocíamos. Ellos hablaban de su vocación y también hablaban conmigo de su vida. Yo pienso que eso me ayudó, que eso comenzó a plantar la semilla. En ese entonces no había decidido qué iba a ser, pero esa presencia me ayudó a pensar en esa vocación, aunque no de una manera muy seria todavía”, relata el Padre Paul a Vida Nueva.

El año 1975 marcó un punto dramático en su vida, cuando Paul presenció la ordenación de un sacerdote muy conocido en Los Ángeles, el Padre Tobías Romero, claretiano, quien abrazó la vida sacerdotal tras al fallecimiento de su esposa y de tener dos hijos ya sacerdotes, Juan y Gilbert. Por ser amigo de la familia, el Padre Tobías invitó a los Sustayta a su ordenación que oficiaría el Cardenal Timothy Manning en la parroquia del Sagrado Corazón de Lincoln Heights.

“Cuando salí de la Misa -yo estaba en el quinto grado- me vio el Cardenal, se bajó de su auto, me miró a los ojos y me preguntó: ‘¿Tú has pensado en ser sacerdote?’. Nunca nadie me lo había preguntado de una manera tan seria, tan directa y en un ambiente tan religioso. En ese momento es cuando empecé a pensar en ser sacerdote de una manera más seria”.

Sin embargo, pasaría aún un tiempo para que el joven Paul siguiera sus estudios para el sacerdocio. En la secundaria, dice, le gustaron las muchachas, los bailes, el fútbol americano e, igual que muchos, en el último año empezó a considerar sus opciones para seguir estudios superiores.

“Mi sueño desde niño era ir a UCLA porque mi papá no pudo estudiar ahí, pero siempre nos llevaba cuando éramos niños y jóvenes a los juegos de fútbol al Coliseo y también a sus juegos de básquetbol en Westwood. Mis otras opciones eran Loyola Marymount y el seminario de Saint John, en Camarillo”. Quería saber si podía entrar en los tres. Hizo una solicitud a los tres centros y “un día de marzo, cuando regresé de la escuela, mis padres me dijeron que había tres cartas a mi nombre de las tres escuelas que habían llegado el mismo día. Las abrí y resultó que había sido aceptado en las tres. Entonces me pregunté: ‘¿Qué voy a hacer?’. Salí y mi papá, que estaba afuera trabajando, me preguntó cuál iba a escoger. Yo le respondí: “No sé, ¿tú qué me recomiendas?”. ‘Es tu decisión’, me dijo, ‘no la puedo tomar por ti; lo tienes que pensar muy bien’.

“Yo vi en los ojos de mi papá que quería que yo fuera a UCLA, porque era también su sueño, pero no influyó de una u otra forma en mi decisión. Pensé y recé mucho y decidí no ir a UCLA ni a Loyola; entré al seminario. Yo pensé en ese momento que Dios me estaba llamando para ser sacerdote”.

Estudió dos años en Saint John, pero quería probar otros ambientes. Entonces decidió seguir sus estudios de español. Su familia se había trasladado ya a vivir a Pasadena y fue ahí donde el párroco de la iglesia a la que pertenecía le dio la idea de ir a Europa a seguir estudios en el idioma de Cervantes. “Yo decidí ir a Salamanca y estudié ahí por seis meses. Practiqué mucho el español, hablando y hasta pensando en ese idioma. Cuando estuve en Salamanca mis padres estaban preocupados porque pensaron que me iba a enamorar por ahí y no regresar al seminario, pero no pasó. Fue una oportunidad muy especial de aprender la lengua y viajar por Europa: conocí Portugal, Francia y buena parte de España”, relata.

Tras regresar, en septiembre de 1987, entró en el seminario de Teología y terminó sus estudios cuatro años después en Saint John, en Camarillo. Después de cuatro años fue ordenado por el Cardenal de Los Ángeles Rogelio Mahony, uno de 25 ordenados el 8 de junio de 1991.

Poco imaginaba entonces Paul que el tiempo que pasó en Salamanca mejorando su español le serviría para su primer nombramiento en una parroquia de Norwalk, San Juan de Dios, que conocía bien por haber realizado en ella sus prácticas (internship) a fin de conocer de cerca la vida de los sacerdotes.

“Era una parroquia multicultural, de hispanos, americanos y filipinos. Fue muy interesante porque cuando me nombraron como mi primera misión me enviaron nuevamente a esa misma parroquia. Regresé a ella y fue donde yo aprendí y usé mucho el español. Mi labor era de pastor asociado y no la consideré difícil. Me gustó mucho la vida, la energía y el ritmo de la parroquia”, dice.

Tras cuatro años en ella, fue enviado a San Andrés como pastor asociado en 1995.

MINISTERIO HISPANO

Por entonces decidió que ya no quería estudiar nada, quería estar en una parroquia y nada más de escuelas, pero, sin saber exactamente el porqué, estando en San Andrés se interesó en la lectura de teólogos hispanos como Allan Figueroa Deck, Roberto Goizueta y Virgilio Elizondo. “No sé qué pasó, pero tuve una oportunidad para ir a estudiar. Les dije que si me hubieran preguntado hacía unos años hubiera dicho que no, pero en ese momento acepté. Salí de San Andrés después de tres años y fui a Boston. Me aceptaron en Boston College en la escuela de educación”. Salió con una maestría en Educación con énfasis en el ministerio hispano tras sustentar su tesis sobre la Virgen de Guadalupe como instrumento de evangelización.

Al regresar, pasó cinco meses en Santa Martha, en Valinda, y luego fue nombrado párroco en el Espíritu Santo de Los Ángeles, donde pasó tres años trabajando con una comunidad de rica dinámica con muchos hispanos, afroamericanos y filipinos. Superó el desafío de lograr la unidad y el entendimiento entre las tres culturas.

MINISTERIO PIONERO

En el año 2003, el Padre Paul recibió una llamada que iba a llevarlo a ser pionero en lo que hoy se conoce como “twinning” o “hermandad” de dos parroquias. El vicario del clero le preguntó si quería tomar el cargo de la parroquia Santa María Magdalena como administrador. El Padre Paul pensaba que le pedían ir a otra parroquia, pero en realidad lo que le propusieron fue hacerse cargo de dos, en una como párroco y en la otra como administrador. En esa época no era algo común.

En 2007 recibió su nombramiento como párroco de San Andrés, en Pasadena, donde ya lleva cuatro años. “Me encanta la parroquia, hay muchos hispanos y es muy multicultural, aunque económicamente hay mucha diferencia. Tenemos mucha gente rica, gente pobre y gente en el medio. Es un gran desafío mantener la unidad, pero lo estamos logrando”, dice de su labor, en la que cuenta con la ayuda de un pastor asociado y un pastor emérito; además de algunos amigos sacerdotes que vienen a ayudarle durante el año.

MENSAJE A LOS JÓVENES

Muchos jóvenes piensan que la vida del sacerdote es sólo hacer Misas, administrar los sacramentos y nada más. El Padre Sustayta confirma que parte de la labor sacerdotal se refiere a eso, pero que los jóvenes no deben pensar que un sacerdote no hace nada más. Su labor se refiere también -entre muchas otras cosas- a compartir las experiencias de la gente de su comunidad.

“Como párroco sí es parte de mi labor del día hacer Misas cada domingo o en la semana, quinceañeras, bodas, etc. Aparte de la labor pastoral, la vida es muy interesante porque, aquí en la parroquia me encanta estar con la gente. Un día puedo estar celebrando una fiesta, otro día puedo estar compartiendo con los afroamericanos, otra noche estoy en un concierto clásico en la iglesia con los demás y otro día celebrando la fiesta de Zapopan. Cada día es diferente y tengo oportunidades para conocer a mucha gente de diferentes partes del mundo, de diferentes experiencias en la vida, de diferentes carreras, que me invitan a sus casas para conocerlos. La vida es muy maravillosa y variada.

“Es importante apoyar las vocaciones y me han dicho que muchos hispanos no hablan a sus hijos sobre las vocaciones porque quieren que sus hijos sean alguien que gane mucho dinero. Tenemos que promover más las vocaciones entre los hispanos porque somos la mayoría aquí y no hay suficientes sacerdotes que hablen español. Es necesario que nosotros recemos por las vocaciones en la comunidad hispana. VN

PREGUNTITAS:

COMIDA: “Mi comida favorita son las enchiladas verdes con pollo, es mi plato favorito. Me encanta la comida mexicana y la italiana”.

COCINAR: “Sé poco, no mucho. De vez en cuando tengo un gran gusto para cocinar porque me puedo relajar y divertir, pero no mucho”.

DEPORTES: “Hago ejercicio como cuatro o cinco veces a la semana. Me encanta el hiking, el ciclismo, el jogging, el deporte en el agua. Me gusta ver el fútbol americano, soy seguidor del Boston College especialmente cuando juegan con Notre Dame”.

DÍAS LIBRES: “Voy a visitar a mi mamá, a mi familia o a los amigos”.

ALGO QUE LE GUSTA HACER: “¡Hago tantas cosas como sacerdote!, pero me encanta viajar, he viajado mucho”.

QUÉ LIBRO ESTÁ LEYENDO: “‘Men of brave heart’, del Arzobispo José Gomez.

PADRE PAUL SUSTAYTA
IGLESIA SAN ANDRÉS (SAINT ANDREW)

311 North Raymond Avenue
Pasadena, CA 91103
(626) 792-4183
Centro Pastoral
140 Chestnut Street
Pasadena, CA 91103

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