EL DÍA DEL PADRE, UNA FECHA PARA HONRAR LA PATERNIDAD
La idea de celebrar el Día del Padre en Estados Unidos en 1909, surgió con una mujer llamada Sonora Smart Dodd, de Washington. Su propósito era homenajear a su padre Henry Jackson Smart, veterano de la Guerra Civil, cuya esposa murió durante el parto de su sexto hijo. A partir de ahí se hizo cargo de criar a sus niños cumpliendo el papel de padre, y el de la madre ausente. Como Smart había nacido el 5 de junio, su hija propuso este día como Día del Padre.
La idea de instituir un “Día del Padre” fue acogida con entusiasmo en diversos condados y ciudades, y fue en 1924 cuando el presidente Calvin Coolidge lo estableció a nivel nacional. En 1966 el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación que declaraba oficialmente el tercer domingo de junio como el Día del Padre en Estados Unidos.
Desde el punto de vista religioso, el padre Jesús Francisco García considera que el significado de esta fecha se ha ampliado al reconocer la misión que Dios le ha dado al varón dentro de la familia. Junto con la madre, tiene la responsabilidad de examinar cada día cómo están desarrollando la misión que Dios les ha confiado de ser guías y formadores de sus hijos.
VIDA NUEVA recogió algunos testimonios de padres de familia que compartieron sus experiencias en las diferentes etapas de la vida de sus hijos.
EDGARDO GUARDADO
“El Día del Padre es un día donde se le reconoce al papá que ha tomado esa responsabilidad como un verdadero hijo de Dios. En mi caso como padre de dos hijas, la tarea ha sido bastante difícil y a la vez bendecida. Ellas quedaron a mi cargo de 2 años y medio y la otra de 4; y tuve que ejercer el rol de padre y madre a la vez”.
“Me recuerdo que cuando la madre de mis hijas me anunció que estaba esperando (embarazada), para mí fue una alegría indescriptible, porque era algo que anhelaba desde siempre, aunque a decir verdad antes que eso sucediera había cruzado por mi mente irme a estudiar a un Seminario para convertirme en sacerdote. Pero la vida no me condujo por ahí, sino por otro”.
“Recuerdo muy bien cuando nació mi hija, aún resuena en mi mente su primer grito al llegar al mundo; es algo indescriptible. Con todo y la alegría que me produjo no estaba preparado para cumplir este rol, pero entendí que esto se aprende en el camino. Para ser padre no hay escuela y uno enfrenta esta etapa así espontáneamente con las vivencias, y además la práctica te hace un buen padre”.
“Cuando son bebés, uno aprende a suplir sus necesidades como darles de comer, asistirles; es algo diferente cuando entran a la adolescencia. Cuando son niños dependen de uno totalmente y obedecen lo que se les manda. Pero cuando son adolescentes se vuelven más complicados, rebeldes, porque se dejan influir por sus compañeros de escuela y dejan de lado las recomendaciones de los padres, quienes imponen orden, disciplina y dan seguimiento a las normas establecidas”.
JUAN DE DIOS
“Cuando por primera vez mi esposa me dijo que iba a ser papá sentí bonito; despertó en mí un sentimiento que nunca había sentido. Pero a la vez sabía que adquiría un nuevo compromiso, un nuevo rol al que no estaba preparado, pero que aprendí a medida que transcurría el tiempo y me involucraba en el cuido de mis hijos”.
“Cada etapa en la vida de mis hijos es una experiencia nueva para mí, eso lo aprendí porque desde muy pequeños me involucré en su cuido. Cuando eran unos bebés les cambiaba los pañales, les daba su leche. Los frutos de esos cuidados me han permitido que ahora me tengan mucha confianza. Esta misma atención pienso seguírselas brindando, estar pendiente de ellos, llevarlos por el camino derecho hasta que sean adultos”.
“Mi amor por mis hijos me ha permitido entender que la mejor manera de disciplinarlos es hablando con ellos, hacerles entender lo que es bueno o malo; evito disciplinarlos con castigos físicos como lo hicieron conmigo, porque yo recuerdo que cuando era pequeño y no hacía caso, me daban palos o con lo que tuvieran en la mano. Hoy entiendo que con ese tipo de castigo uno se vuelve más rebelde y no hace caso”.
EDGARDO MORENO
“Creo que cada día que dedicamos a celebrar a una persona importante en nuestra vida, no es más que una expresión de gratitud, y la gratitud es la llave de la bendición. Hablar del Día del Padre es cumplir el primer mandamiento de Dios con promesa, que es honrar a papá y mamá”.
“Ser padre me despierta un sentimiento de alegría y responsabilidad; es saber que debes ser modelo en todo sentido, y que si bien las madres nos dan la vida, los padres debemos enseñar a nuestros hijos a vivir. Lamento que muchos no somos conscientes de esto y nos dedicamos solo a proveer, pero no a modelar la vida para nuestros hijos”.
“Trato de ser el padre ideal, responsable, amoroso, muy respetuoso de la madre para que comprendan con el ejemplo lo que es respeto. Inspiradores, ya que si yo como padre no les inspiro, alguien más lo va a hacer. Perdonador, yo también cometí errores y ahora debo perdonar. Y temeroso de Dios, el sacerdote o pastor es el representante de Dios en la Iglesia, pero el padre lo es en la casa”.
“Uno nunca está listo para ser padre, pero puedes aprender de otros que lo hacen bien. Entre los ideales, costumbres, sentimientos y principios que quiero inculcar a mis hijos es que entiendan que cada uno de ellos tiene un propósito divino en la vida. Dependiendo de nuestra preparación, humildad y obediencia, las cosas buenas que Dios tiene para la vida de ellos les acercará a su felicidad individual. Así que las reglas de oro son: ama a Dios sobre todas las cosas, respeta a tus padres para vivir largos años y dedica tu vida a hacer realidad el sueño de muchos, para que Dios se encargue de hacer realidad los propios”.
SOUDI JIMÉNEZ
“El Día del Padre es una fecha que nos permite recordar a ese hombre que con esfuerzo y entrega se preocupó por mí, tratando de llevarnos por buen camino, con consejos y educación, tanto a mi hermana como a mí”.
“La experiencia de ser padre es algo extraordinario; no puedes dimensionar el significado hasta que lo vives. En mi caso, la ternura y delicadeza que me transmite mi hija es algo que nunca imaginé. Pienso que te cambia en todos los sentidos y te vuelve más sensible, preocupado por el bienestar de esa persona indefensa, y tienes que asumir mayor responsabilidad para darle la orientación adecuada que le permita enfrentar la vida”.
“¿El padre ideal? Difícil definirlo. Lo que se me viene a la mente es que sea alguien que dedica el tiempo necesario a sus hijos. Lo que uno ve muchas veces es que los padres son más distantes que las madres, pero no debería ser así. Los padres pueden convertirse en amigos de sus hijos -algo que es muy trascendental en las etapas difíciles-, pero siendo amigos hay confianza y buena comunicación”.
“En mi caso personal no creo que haya estado preparado para ser padre. Creo que todos aprendemos en el camino. Lo importante es el sentido común para estar cerca de mi hija y ser un complemento a mi esposa, para que entre los dos podamos criarla”.
“El padre debe estar toda la vida con sus hijos, pero debe desarrollarse la independencia en ellos; de esa manera aprenderán a enfrentar la vida. A veces se piensa que la sobreprotección es lo mejor, pero no es así. Lo importante es que puedan valerse por sí mismos, porque tarde o temprano van a tomar su propio rumbo”.
AGUSTÍN POCÓN
“Soy padre de cuatro hijos y con cada uno de ellos sentí bonito cuando nacieron. Cuando me dijeron que iba a ser papá sentí una felicidad que no puedo describir con palabras. Luego de aquella emoción me preocupé porque no sabía era el papel que iba a desempeñar como un padre ideal y qué sería de aquel niño el día del mañana”.
“Sin embargo, asumí con valentía la responsabilidad de padre y traté de ser un ejemplo para ellos. En mi caso personal no me puedo considerar un padre ideal, son ellos los que lo van a decir al final”.
“En la vida aprendí que ellos necesitan disciplina, pero no aquella que se consigue con castigos físicos como nos criaron a nosotros. He entendido que los hijos son seres humanos y como tales debe hablárseles, haciéndoles entender lo que les conviene y lo que no. A mis primeros dos hijos quise disciplinarlos como me disciplinaron a mí, con castigos físicos, pero luego comprendí que esa no era la mejor forma”.
“Como cristiano inculco en mis hijos la fe en Dios, que la considero como una semilla que se siembra y luego se le da seguimiento hasta que va creciendo fuerte y da su fruto, el cual nuestros hijos recogerán en el mañana”. VN
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