EDUCACIÓN, TAREA DE LA IGLESIA

La misión evangelizadora de la Iglesia siempre se ha entendido como una tarea que implica promover el desarrollo integral de las personas y las comunidades. En ese esfuerzo, la educación formal, a la que llamamos escolar o académica ha sido parte de su misión. Los primeros centros educativos de occidente fueron organizados en los conventos y en centros de inspiración cristiana. La Iglesia siempre ha entendido su responsabilidad de promover los valores humanos desde las primeras etapas de la vida, y la escuela siempre se consideró el espacio preferido para lograrlo.

En la historia de Estados Unidos la escuela parroquial católica no sólo fue un medio de evangelización, sino además una ayuda a la población inmigrante para integrarse a la sociedad. En muchos casos fue la manera de defender a los niños y jóvenes de la discriminación de que eran objeto en las escuelas públicas por ser católicos e inmigrantes.

Hoy día, el tema de la educación es muy complejo y abarca muchos aspectos que no podemos explicar en este artículo. Sin embargo, quisiera proponer algunas tareas que como familias católicas podemos hacer para promover la educación formal entre los niños y jóvenes hispanos.

LA ESCUELA CATÓLICA

La mayoría de las escuelas parroquiales católicas están pasando por una crisis porque los costos de la educación ha aumentado y las dificultades económicas han mermado las posibilidades para las familias de pagar por educación privada. El aspecto financiero ha sido en los últimos años el gran obstáculo a vencer aunque la calidad de la educación no ha disminuido. Es un dato reconocido por muchas instituciones que los egresados de escuelas católicas tienen un porcentaje mayor de perseverancia para llegar a la universidad y en general para acceder a estudios superiores.

Una responsabilidad de todos, aunque no tengamos niños en edad escolar es apoyar a las escuelas católicas. Pero un apoyo más efectivo es llevar a nuestros hijos a la escuela católica, hay espacios vacíos y el costo es el mismo por un grupo de 15 alumnos que para un grupo de 30. Los directores de las escuelas, los párrocos y los encargados arquidiócesanos tienen la tarea de promover la participación de todos los católicos para llenar los salones y beneficiar al mayor número de niños y jóvenes. La escuela católica no debe ser vista como un privilegio de familias ricas, debe recuperar su sentido original, ayudar a que un mayor número de niños y jóvenes se beneficien de una educación integral.

LOS CATÓLICOS EN LOS SISTEMAS ESCOLARES PÚBLICOS

Es un hecho que la mayoría de los niños católicos se educan en escuelas públicas, pero los hispanos participamos muy poco en los procesos de toma de decisiones de los sistemas escolares públicos. La razón de esta falta de participación es que muchos padres de familia no conocen el sistema escolar o se sienten intimidados por el idioma o simplemente consideran que enviar a los hijos a la escuela es suficiente. La participación en la reuniones de los padres de familia, el involucrarse con los maestros en la atención que se presta a cada niño o niña, y en general conocer cómo funciona el sistema es vital para el éxito académico de nuestros hijos. Niños a los que no se les prestó atención no acumulan los créditos que les permitirán asistir a una universidad. El desconocimiento de los sistemas de evaluación le impiden a muchos padres conocer realmente el aprovechamiento escolar de sus hijos. Muchas escuelas no cuentan con suficientes consejeros escolares para atender las necesidades de todos los estudiantes, impidiendo que realmente avancen en la consecución de sus metas. El punto central es que la participación activa en las escuelas públicas es una prioridad en la vida de la familia.

LOS LATINOS Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR

La participación de los padres de familia en los sistemas escolares está íntimamente conectada con la perseverancia de los estudiantes para acceder a la educación superior. Por ahora hemos hecho muy poco para ayudar a los padres de familia en este punto. El promedio de estudiantes latinos que terminan la universidad es muy bajo si lo comparamos con los americanos blancos o asiáticos. Las estadísticas son realmente dramáticas, porque de continuar esta tendencia los hispanos seguiremos siendo la comunidad más pobre y marginada de este país.

No todo está perdido. Está probado que aquellas instituciones que integran a los padres de familia en el proceso educativo y que intencionalmente ayudan a las minorías logran éxitos muy importantes. Un ejemplo es UC Riverside que ha logrado que latinos, asiáticos y anglosajones terminen estudios superiores en el mismo número hablando en términos porcentuales.

Algunas universidades católicas como Loyola Marymount University o Santa Clara University ofrecen muchos programas de ayuda financiera para jóvenes hispanos. La información de estos programas es vital para beneficiar a un mayor número de estudiantes.

CONCLUSIÓN

Como decía mi padre, la única herencia que puedo darle a mis hijos es la escuela, la educación. Quiera Dios que todos los padres de familia vean que darle a sus hijos las motivaciones y el apoyo para estudiar es lo mejor que pueden hacer por ellos. VN

Dr. José Antonio Medina
jmedina@sbdiocese.org

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