DECLARACIÓN SOBRE NUEVAS REGLAS FEDERALES QUE REQUIEREN QUE RELIGIOSOS Y OTROS EMPLEADORES PROPORCIONEN COBERTURA ANTICONCEPTIVA EN SUS PLANES DE SEGURO DE SALUD
Por Monseñor José H. Gomez Arzobispo de Los Ángeles
El anuncio del Presidente Barak Obama el viernes, sobre los mandatos del cuidado de la salud, es problemático y frustrante porque desafortunadamente, él no respondió realmente a las profundas preocupaciones morales elevadas por la comunidad católica de Norteamérica.
El gobierno todavía está ordenando a casi cada empleador de Estados Unidos que proporcione seguro de salud que cubra control de la natalidad, esterilización y drogas que provocan aborto, gratis.
Como yo he dicho antes, esto no hace sentido como una prioridad de política de salud pública. Peor, esto forzará a millones de norteamericanos a tener que violar sus conciencias o exponerse a los castigos de infringir la ley, castigos que posiblemente incluyen millones de dólares en multas.
El Presidente ahora dice que los hospitales de la Iglesia, escuelas y caridades no tendrán que pagar directamente por la cobertura anticonceptiva de sus empleados; en cambio nuestras compañías de seguros lo harán. Esto es frustrante porque esto pierde completamente el punto. El problema aquí no es de contabilidad, es un asunto de principios morales y de libertad religiosa.
El gobierno no tiene derecho de requerir que la Iglesia Católica u otras instituciones paguen –aún indirectamente- por productos y servicios que nosotros encontramos que son inmorales y que van contra la conciencia. Otra vez, esta no es una cuestión de anticonceptivos, es una cuestión de libertad religiosa. Este mandato continua representando una grave intromisión del gobierno en las conciencias católicas y en la libertad de nuestras instituciones católicas.
Hay muchos otros serios problemas morales y cuestiones no respondidas en la propuesta “acomodada” del Presidente. De modo que yo me uno a mis hermanos obispos en la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, en llamar al gobierno a retirar este mandato, que yo creo que es tanto innecesario como inconstitucional. Yo también me uno a mis hermanos obispos en urgir al Congreso de Estados Unidos a ir en pos de sus propias medidas para revocar este mandato y pasar el Acta de Respeto por los Derechos de Conciencia. VN
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