
DE VUELTA A LA VIDA
(© Fotografías de victor alemán | vida-nueva.com / angelusnews.com | Derechos Reservados).
Por JORGE LUIS MACÍAS | Especial para Vida Nueva
Dos años después de que se declaró mundialmente la pandemia de Covid-19, miles de católicos acudieron en persona y de manera virtual durante el Congreso DE Educación Religiosa de Los Ángeles 2022.
Por primera vez en la historia el magno acontecimiento cuyos lemas fueron ““Deja que Dios tome el volante”. Para las generaciones jóvenes y “Aguas Vivas de esperanza” para los adultos, reunió a más de 5,000 fieles de forma presencial en el Centro de Convenciones de Anaheim, del 17 al 20 de marzo. Más 4,600 personas se registraron virtualmente, aunque esta última cifra es dinámica, ya que las conferencias programadas pudieron haber sido vistas por familias completas.
En la Santa Misa de clausura del magno evento, el domingo 20 de marzo, el Arzobispo de Los Ángeles, Monseñor José H. Gómez felicitó a los participantes del evento híbrido por acompañarle a reflexionar sobre las “aguas vivas de esperanza”.
Monseñor Gómez, convocó a los fieles a mantener en oración a nuestros hermanos y hermanas de Ucrania “mientras seguimos nuestro camino de la Cuaresma” e invitó a todos a ser partícipes de la consagración de Ucrania y Rusia al Corazón Inmaculado de María.
“Este es un hermoso acto de fe, y le pedimos a Santa María que sea una madre para todos sus hijos, y para volver el corazón de los que odian a buscar la paz”, dijo el Arzobispo Gómez.
Sobre este llamado a la oración, la Hermana Rosalía Meza, directora principal de la Oficina de Educación Religiosa de la Arquidiócesis de Los Ángeles destacó que el tema “Aguas vivas de esperanza” fue ideal porque las personas y el mundo necesitan esperanza.
“Estamos intentando salir de la pandemia, pero también vemos lo que está sucediendo en Ucrania”, subrayó. “Frente a todo esto, solamente unidos en la esperanza podremos saber que nuestros gestos de amor y oración son importantes. Eso es lo trascendente que se recuerda y marca a una sociedad; tampoco debemos dudar que los pequeños actos de amor pueden cambiar a una persona”.
El evento católico más grande del mundo despuntó con la convocatoria presencial de cientos de jóvenes, quienes siguieron el lema “Deja que Dios tome el volante”.
Ellos participaron en talleres, visitaron las 35 salas de exhibiciones, los espacios santos dispuestos para vivir su fe en comunidad y disfrutaron de la presentación del doctor Ansel Augustine, un experto ha trabajado durante más de 20 años en su ciudad natal de Nueva Orleans y en todo Estados Unidos con jóvenes.
Augustine hizo saber a los jóvenes que en la vida ellos no caminan solos y que ellos eran “piezas maestras de Dios”.
Durante la ceremonia de apertura, el Arzobispo José Gómez, agradeció a Dios porque los católicos pudieran reunirse este año en persona y ofició una Misa con música dirigida por el Coro de Jóvenes de la Arquidiócesis, bajo la dirección de Ed Archer de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Santa Clarita.
“Para mí, haber venido a escuchar la Palabra de Dios en este congreso, me revive”, dijo Flor Morataya, una catequista de la parroquia Santa Adelaida, en la ciudad de Highland del condado de San Bernardino. “Las enseñanzas recibidas me ayudan a mantener viva la llama de mi fe”.
Josefina Rivera, de la iglesia San Judas Tadeo de Earlimart, en el Valle Central de California expresó que ella y una decena de personas viajaron para ser parte del magno evento.
“Hemos aprendido mucho de los sacerdotes que dieron sus tallares”, dijo sobre su experiencia en el Congreso. “Particularmente, me sirvieron mucho los temas de la oración y compré unos libros de la Eucaristía en St. Mary’s Press”.
Por su parte, Magdala de Jesús, Hermana de los Pobres de Jesucristo en la Misión de San Gabriel, acudió al panel “Primera fila con el Arzobispo Gómez” sobre la falta de vivienda en la ciudad y el condado Los Ángeles.
“Nosotros servimos a los más necesitados con comida, artículos de higiene personal y lo que tengamos para ofrecerles, porque vivimos de la providencia”, dijo la religiosa.
El Arzobispo Gómez dijo a Vida Nueva que la problemática de los desamparados y personas sin hogar “es un problema muy complicado y una realidad mundial”.
Luego de reconocer los valiosos esfuerzos de organizaciones como Caridades Católicas, la Sociedad de San Vicente de Paul y el trabajo de las Hermanas Pobres de Jesucristo, declaró que ver familias con sus hijos en las calles de Skid Rown, en Los Ángeles, “es un dolor muy grande que tengan que pasar por esa situación”.
“A mí me hace ver las necesidades de estar más presente en las necesidades de las personas”, añadió. “Y creo que Cristo nos pediría que abriéramos nuestros corazones y estuviéramos con los más necesitados y fuéramos más comprensivos con ellos”. VN
Redes Sociales