COMBINACIONES ALIMENTICIAS
Con alimentos naturales, buena insalivación y calmada deglución de ellos, no está completamente asegurado el éxito del proceso digestivo, pues hay alimentos que mezclados con otros producen mala combinación, dando lugar a subproductos tóxicos, lo que puede suceder aun con las frutas.
Así, frutas aceitosas y frutas dulces en una misma comida, no se digieren bien, porque los aceites al mezclarse con los azúcares producen fermentaciones alcohólicas, recargando la sangre de productos nocivos.
Proceso análogo ocurre con frutas ácidas mezcladas con almidones, como naranjas con pan. En este caso los ácidos, impidiendo el desdoblamiento normal de los almidones en maltosa y glucosa, originan fermentación ácida, que favorece acidificación de la sangre.
También es perjudicial mezclar en la misma comida frutas dulces con ácidas, pues se originan fermentaciones inconvenientes.
En cambio, las frutas ácidas combinan bien con las aceitosas, comiendo primero las ácidas: naranjas con nueces.
Las frutas dulces jugosas combinan bien con los almidones que contienen las castañas, plátanos o piñones.
Papas con cereales como trigo, maíz, arroz, quáker, etc., no conviene comerlos juntos, porque la fécula de las papas con el almidón de los cereales generalmente no se digieren simultáneamente, lo que hace que el que ha sido elaborado primero debe esperar para ser absorbido, la digestión del otro, entrando en fermentación malsana. Por la misma razón, no debe comerse pan con papas.
La misma razón anterior existe también para no mezclar en la misma comida leche con huevos, ya que una de estas substancias puede ser digerida con preferencia a la otra, que entrará en descomposición.
Alimentos de naturaleza opuesta no deben comerse juntos, como sales minerales con ácidos y azúcares. Así, las verduras contienen en gran proporción sales minerales y las frutas contienen ácidos y azúcares, motivo por el cual las hortalizas y las frutas, en la misma comida, producen fácilmente fermentaciones dañinas.
Por fin, las aceitunas o aceites, con frutas dulces o secas (azúcares), producen mala combinación, dando lugar a fermentaciones alcohólicas.
Para mejor comprensión, exponemos ejemplos de combinaciones perjudiciales y buenas.
Lo que va mal:
Huevos, leche o queso – Con miel, frutas frescas o secas.
Cereales y legumbres – Con castañas o plátanos.
Cereales, trigo, maíz, arroz, avena, etc. – Con papas, fideos, masas.
Cereales y feculentos – Con frutas ácidas.
Frutas oleaginosas y aceites – Con frutas dulces, miel y azúcares.
Crustáceos, carnes, peces y aves – Con frutas frescas y dulces.
Vinos y sal – Con sandía o leche.
Limón, otras frutas ácidas y vinagres – Con tomates, leche, castañas, plátanos, cereales, feculentos y legumbres.
Leche – Con ensaladas crudas, hortaliza, tomates o frutas jugosas.
Huevos – Con queso o leche.
Frutas – Con hortalizas.
Miel o azúcar – Con hortalizas.
Aceitunas o nueces – Con miel, azúcar o frutas dulces.
Lo que va bien:
Frutas desecadas y miel – Con frutas frescas dulces.
Leche, queso y huevos – Con cereales, feculentos y legumbres.
Cereales, trigo, maíz, arroz, avena, etc. – Con verduras, raíces o frutas dulces u oleaginosas.
Feculentos o tubérculos farináceos – Con verduras y zumo de uva.
Legumbres – Con verduras y mantequilla.
Pan, queso, yemas de huevo y nata – Con frutas frescas, dulces en compotas.
Verduras, raíces y tomates – Con aceites, frutas óleas y huevos.
Frutas dulces – Con yema de huevo y pan.
Legumbres – Con tomates, calabazas, berenjenas y ensaladas.
Aceites y frutas oleaginosas – Con tomates, calabazas, berenjenas y ensaladas.
Aceites, verduras y raíces – Con huevos, patatas, cereales o legumbres secas.
Plátanos y frutas harináceas – Con leche, huevo y frutas dulces.
Hortaliza (lechugas, apio, achicoria, etc.) – Con cereales o papas.
Ensaladas de hojas, tallos o raíces – Con aceite, cereales o papas.
Nueces y aceitunas – Con cereales, hortaliza.
Queso, mejor fresco que seco – Con cereales, pan o papas.
Chícharos, frijoles, lentejas, garbanzos – Con hortaliza.
Cereales (trigo, maíz, arroz, avena, etc.) – Con frutas secas dulces.
Huevos, mejor bien cocidos – Con hortaliza.
Pan, mejor integral – Con toda clase de vegetales, miel, huevos, aceite.
Para evitar los inconvenientes de las malas combinaciones, la mejor regla será simplificar cada comida a uno o dos productos, variados éstos en las diversas comidas del día, o mejor cada día, para proporcionar al organismo los variados materiales que necesita y que son azúcares, albúminas (poca para los adultos), hidratos de carbono y sales minerales.
Condición de una buena digestión es, por fin, la tranquilidad nerviosa y, para obtenerla, debemos evitar los disgustos y preocupaciones, antes, durante e inmediatamente después de las comidas.
Resumiendo lo expuesto: La digestión es la base del proceso vital, y cuando ella es buena, asegura la salud del individuo, siendo toda dolencia efecto de malas digestiones, agudas o crónicas.
En los excrementos compactos, inodoros, abundantes y de color bronceado, tenemos un exponente de buena digestión.
Todo régimen curativo debe dirigirse a normalizar la digestión, como camino obligado para volver a la salud.
La digestión requiere a) temperatura normal del tubo digestivo; b) alimento adecuado a base de frutas crudas, semillas y ensaladas; c) comer con hambre; d) insalivasión completa y calmada deglución; e) simplificar en cada comida los manjares, evitando las malas combinaciones de alimentos; f) ser sobrios, cuidando no repletar el estómago, y g) comer con ánimo tranquilo y alegre. VN
Fuente: “La Medicina Natural al Alcance de Todos” –Manuel Lezaeta Acharán.
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