CENTRO PARA LA MUJER OFRECE GRUPOS DE APOYO PARA ALUMNAS UNIVERSITARIAS

Estudiantes latinas, afroamericanas y asiáticas de la universidad Cal State Fullerton (California) desahogan sus frustraciones o celebran sus triunfos en grupos de apoyo del Centro para la Mujer.

El centro, que depende de la institución académica, también ofrece entrenamiento a las mujeres para que aumenten su conocimiento de las diferencias de género, culturales y de los signos de violencia.

Durante el próximo semestre académico celebrará su séptima sesión de capacitación en Conciencia Cultural de la Violencia Contra la Mujer (CAVAW, por sus siglas en inglés).

En años anteriores el evento anual, que dura cuatro semanas, se ha orientado con el propósito de formar defensoras de la comunidad para que ayuden a mujeres a compartir sus problemas y recibir ayuda.

El centro abrió sus puertas a inicios de 1960, en el marco del movimiento feminista para luchar contra la opresión de las mujeres en su trabajo, en el hogar, a nivel político y económico.

En ese entonces, el 100 por ciento de las mujeres que asistían eran anglosajonas, pero con el cambio demográfico en EEUU, en los últimos 10 a 15 años más mujeres de color han buscado los servicios, que ahora se centran en asuntos culturales y étnicos.

Por esa razón, en 2000 se creó bajo sus alas el Centro de Recursos Culturales para la Mujer. Allí acuden estudiantes de Cal State Fullerton que sufren violencia doméstica, que atraviesan por problemas migratorios o enfrentan problemas con sus padres ligados a diferencias culturales y generacionales.

“Investigaciones muestran que un fenómeno que se da con las nuevas generaciones de mujeres latinas, sobre todo con la primera y segunda generación, es que tienden a interesarse más por la educación universitaria y a sentirse menos amenazadas por la cultura estadounidense en comparación con los hombres latinos de sus mismas generaciones”, dijo Barbara McDowell, directora del Centro para la Mujer.

“Los hombres sienten que su masculinidad es amenazada si se adaptan a la nueva cultura, mientras que las mujeres no sienten su feminidad amenazada”, agregó la experta en abuso sexual y diferencias de género.

Durante las sesiones, coordinadas por Rosalina Camacho, experta en violencia doméstica y relaciones de pareja entre adolescentes, las estudiantes ventilan asuntos relativos a su autoestima que en muchas ocasiones están conectados con abuso sexual cometido por sus parejas o en sus hogares o con alcoholismo y drogadicción.

El sobrepeso y relaciones tirantes entre padres de familia e hijas son temas frecuentes.

Otro problema que se repite con frecuencia entre las alumnas latinas es la incomprensión de sus padres generada por el desconocimiento de estos últimos del sistema universitario estadounidense o porque quieren apegarse a las costumbres que se siguen en sus respectivos países, como esperar que sus hijas mayores de 18 años no dejen el hogar hasta que se casen.

“Las diferencias generacionales pueden llegar a tal punto que algunas alumnas han tenido que dejar sus estudios”, comentó Camacho.

En los grupos de apoyo las estudiantes también aprenden sobre las relaciones de pareja multirraciales y a distinguir cuándo son manipuladas a nivel sexual por sus parejas. Según Camacho, estudios publicados en 2003 indican que 38 por ciento de las mujeres jóvenes ha sido objeto de violencia en sus relaciones de pareja sin aceptarlo y mucho menos denunciarlo.

En un video usado por el centro para denunciar la violencia sexual contra mujeres jóvenes se documenta que 84 por ciento de las mujeres que son violadas conocen a su agresor.

Por la importancia del tema entre la población estudiantil femenina, el personal del Centro de Mujeres organiza conferencias en el centro educativo y conjuntamente con organizaciones comunitarias para elevar el nivel de conciencia de la comunidad en general sobre las diferencias culturales que crecen a medida que la demografía local y en toda la nación es más diversa. VN

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