CATÓLICOS ORAN EN GRANADA HILLS POR SANACIÓN DE UNA ‘IGLESIA HERIDA’

CATÓLICOS ORAN EN GRANADA HILLS POR SANACIÓN DE UNA ‘IGLESIA HERIDA’

(fOTO-. La doctora Heather Banis, coordinadora del Ministerio de Asistencia a las Víctimas de la Arquidiócesis de Los Ángeles, y el Obispo Auxiliar Joseph V. Brennan responden a preguntas durante una conversación después de una Misa de Reparación y Sanación en la Iglesia San Eufrasia en Granada Hills. / Will Jobe

Por Tom Hoffarth

Al poco tiempo de haber comenzado la Misa de Reparación y Sanación en la Iglesia San Eufrasia en Granada Hills, el Obispo Auxiliar Joseph V. Brennan invitó a la congregación a arrodillarse.

Inmediatamente después señaló que sería apropiado para él postrarse frente al altar, y le pidió a Monseñor James Gehl y al Padre Anselm Nwakuna que lo acompañaran y se pusieran uno a cada lado de él, en acto de humilde sumisión.

“Hacemos esto cuando somos ordenados sacerdotes y obispos, y también el Viernes Santo, pero francamente yo no creo que esto sea suficiente”, dijo Brennan, quien luego escuchó el “Kyrie, Eleison”, interpretado por el cantor.

Tras el auge del escándalo de abusos que afecta a la Iglesia Católica en Estados Unidos, Gehl creyó que era también apropiado permitir a su parroquia, reunirse y pedir en oración por la fuerza divina, y a la vez facilitar una conversación que diera inicio a un proceso de sanación.

La Misa de Reparación y Sanación fue la conclusión de un Novenario por la Sanación de Nuestra Iglesia. Después de la celebración de la Misa, presidida por Brennan, siguió un foro público, que duró hora y media, para responder las preguntas de la audiencia.

“Tan pronto escuché que este asunto surgió de nuevo, otra vez me provocó muchas emociones”, dijo Gehl, quien trabajó antes como director de la Oficina de Vida Familiar de la Arquidiócesis de Los Ángeles. “Inicié una oración que por semanas hemos estado recitando en cada Misa en la Iglesia. Luego decidimos hacer algo más formal, el novenario, nueve días recitando la oración, que debía culminar con esta Misa”, agregó Gehl.

Brennan dijo en su homilía que quería escuchar las preocupaciones de los feligreses y presentarlas como el siguiente paso para encontrar una solución.

“Sólo he sido obispo por tres años, soy como un principiante en esto”, dijo el ex vicario general y ex párroco de la Iglesia Santa Trinidad en San Pedro.

“Al haber asistido a estas juntas en los últimos tres años, he escuchado lo de siempre. Pero en esta ocasión, todos sabemos que esto no puede ser, no va a ser lo de siempre. Las cosas deben cambiar, especialmente con los obispos, en términos de responsabilidad y transparencia. Necesitamos hacernos responsables de nuestros propios errores y de cómo las cosas han sido mal manejadas.

“Creo que los obispos han estado por demasiado tiempo en un modo de control de daños. La primera idea es proteger la institución, defender la Iglesia. Esto significa distintas cosas para distintas personas. Esto no es único en la Iglesia. Ocurre con grandes instituciones. Con el gran gobierno. Están en un modo de ‘arreglar’, pero ellos realmente no arreglan las cosas. Las cosas empeoran en lugar de mejorar. Tenemos que hacer las cosas de distinta manera”.

Brennan se refirió a una carta que él recibió, la cual dice textualmente: “Estoy cansado de disculpas. No se disculpen. Hagan algo. Cambien”. Después de esto, terminó su homilía con la interpretación de un nuevo verso que escribió para la canción “Somos un cuerpo”, con las siguientes palabras: “Mira a las víctimas que anhelan la oportunidad de hablar. Por la palabra del Señor que todos buscamos”. Durante un efusivo intercambio de comentarios en una conversación, después de la Misa, Brennan se sentó enfrente de la congregación, junto con Gehl y Nwakuna. Al lado de ellos estaba la doctora Heather Banis, coordinadora del Ministerio de Asistencia a las Víctimas de la Arquidiócesis angelina, quien explicó el trabajo que su oficina desarrolla junto con la Oficina Protegiendo a los Niños. “Ésta ha sido una escoria horrible de nuestra Iglesia, una horrible experiencia para aquellos directamente afectados, así como para todos los que aman y cuidan a las víctimas-sobrevivientes”, dijo Banis, quien es psicóloga clínica especializada en trauma, educada en la Universidad del Sur de California y en UCLA. “Es un desafío hablar de este trabajo en público porque es algo tan privado. Pero todo lo que estamos haciendo es trabajar en esto. Quiero aclarar que en la actualidad es raro recibir una llamada de denuncias de abuso del clero. No hemos visto nuevos casos. Es porque estamos haciendo lo que estamos haciendo, y no estamos dejando que la gente tenga acceso a hacer el daño que se ocasionó en el pasado. Un inmenso agradecimiento a quienes han estado involucrados en estos programas”.Banis también admitió estar consciente de una dolorosa estadística. Se estima que uno de cada seis hombres y una de cada tres mujeres han experimentado abuso sexual.

“Las estadísticas pueden fluctuar”, agregó. “Pero, aunque estén cercanas a la verdad, mientras los miro a todos ustedes, tenemos a víctimas-sobrevivientes entre nosotros. Y ustedes no pueden notarlo al verlos. Pero muchos dicen que no se sienten así. Ellos sienten como si llevaran un rótulo de neón en sus frentes. No podemos notarlos, pero lo que sí podemos hacer es estar conscientes y ser sensibles al expresar algo que pensamos podría ser una broma o un comentario pasajero, o algo que vimos en las noticias. Eso puede atravesar y herir a alguien profundamente. Necesitamos escuchar. Ustedes no tienen que repararlo, no lo pueden reparar, pero pueden escuchar”.

Los feligreses también escucharon las peticiones leídas después del Evangelio de San Mateo, pidiendo no sólo por la sanación de las víctimas abusadas y por sus familias, sino también por las víctimas que murieron por suicidio como resultado de la ansiedad causada por el abuso. También mencionaron al clero encontrado culpable de abusos para que “pueda enfrentar la reparación de sus pecados y también encontrar el perdón en la misericordia de Dios”. La respuesta: “Sana a nuestra Iglesia herida, oh Señor”.

Gehl reiteró que como Brennan dijo al principio, ésta podría ser la primera de muchas misas.

“Siento que esto es algo que cada parroquia puede hacer, mirar a sus feligreses a los ojos y darles la oportunidad de hablar”, dijo Gehl. “Ustedes vieron las emociones que surgieron. Mi sugerencia es que otros párrocos hagan algo como esto, y que inviten a personas que tengan los conocimientos para ayudar”. VN

(Tom Hoffarth es un periodista de Los Ángeles ganador de varios premios)

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