CASA BLANCA DA NUEVO IMPULSO A REFORMA, PERO FALTA VER SI TENDRÁ EFECTO 2010

La Casa Blanca ha insuflado nueva vida al movimiento de progresistas que con “fiestas” y una gran asamblea popular telefónica promueven una reforma migratoria integral, pero falta mucho para ver si sus esfuerzos surten efecto a comienzos de 2010.

Las declaraciones de la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, a favor de la reforma, parecieron dar el pistoletazo a un movimiento “sin precedente” para sacar adelante el proyecto reformista antes de los comicios legislativos de noviembre de 2010.

En juego están doce millones de inmigrantes que, según reconoció Napolitano, merecen “salir de la sombra” para contribuir a la prosperidad económica de Estados Unidos.

Diversos estudios independientes han demostrado cómo los inmigrantes, a través del pago de millonarios impuestos, contribuyen a la economía en sus comunidades y estados. Los congresistas lo saben pero también saben que al apoyar la reforma se juegan su reelección.

Asistimos, pues, a la vieja lucha de poderes entre grupos a favor y en contra de la reforma, que se definirá en buena medida por el capital político que invierta en ella la Casa Blanca.

“Decenas de miles” de activistas de la campaña “Reforma Migratoria para EEUU” han convocado una asamblea popular telefónica para delinear su estrategia nacional, y desde ya prometen que ésta será distinta y más vigorosa.

La teleconferencia contará con la participación de los legisladores demócratas Luis Gutiérrez (Illinois), Raúl Grijalva (Arizona) y Nydia Velázquez (Nueva York), muy conocidos en el ámbito nacional y cuyos estados tienen una fuerte presencia hispana.

Esta nueva “conversación nacional” será transmitida en directo a más de 325 localidades en todo Estados Unidos, incluyendo hogares, iglesias, aulas y centros comunitarios.

Eso no incluye las más de 650 “fiestas” a favor de la reforma organizadas por la campaña y que, tan sólo en Los Angeles (California), congregará a activistas en diez hogares.

Más allá de los buenos propósitos e intenciones, poco se sabe de la iniciativa que Gutiérrez piensa presentar el mes próximo, y la pregunta del millón en boca de muchos es si finalmente será aprobada la reforma.

El fallido intento por la reforma en 2007 dejó al descubierto las fisuras ideológicas entre demócratas y republicanos -y en ambos partidos- sobre cómo responder a la presencia de inmigrantes clandestinos.

El tiempo no ha borrado esas divisiones, y los grupos conservadores hacen lo propio para que el Gobierno continúe aplicando mano dura contra los indocumentados.

La Federación para una Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR), un grupo ultraconservador, ha dejado en claro que aún tiene suficiente combustible y no cesará su campaña en contra de una “amnistía” para los indocumentados.

Ya el grupo ALIPAC organizó protestas callejeras el sábado pasado y aunque no atrajeron multitudes sí demuestran que el movimiento conservador sigue “vivito y coleando”.

Pero hay motivos de esperanza para la comunidad inmigrante: los activistas pro-reforma han logrado, por ahora, acallar la voz de uno de sus más acérrimos “enemigos”, en la figura del comentarista conservador Lou Dobbs, que renunció a la cadena CNN.

Napolitano afirmó ante el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP) que el presidente Barack Obama sigue comprometido con la reforma y la promoverá a principios de 2010.

Y el domingo pasado, por si ese mensaje no quedó claro, el principal asesor político de la Casa Blanca, David Axelrod, dijo en la cadena CNN que hay un buen empuje a favor de la reforma en el Congreso.

Ese empuje determinará si las “fiestas” de ahora culminan en una gran celebración, o derrota, de los grupos pro-inmigrantes. VN

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