BUSH AUMENTA LLAMAMIENTOS A CONGRESO EN FAVOR DE LEY DE INMIGRACIÓN
El presidente de EEUU, George W. Bush, renovó hoy sus llamamientos al Congreso para que apruebe el proyecto de ley de inmigración a debate en el Senado.
Bush intervino hoy en una sesión informativa sobre los avances logrados en ese debate, en el recinto de la Casa Blanca y en la que participaron también, entre otros, el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, y el de Comercio, Carlos Gutiérrez.
Se trata de la segunda ocasión en sólo cuatro días en que el presidente habla ante las cámaras para defender un proyecto de ley que consideró que “beneficia a nuestra seguridad nacional, y beneficia a la hora de garantizar que Estados Unidos no se olvida de quiénes somos”.
En la primera ocasión, el pasado martes, Bush aludió a la cuestión durante una visita a un centro de formación de agentes de la Patrulla Fronteriza en Georgia.
“Entiendo que es una cuestión difícil para mucha gente” que crea que votar a favor de la medida representa un riesgo político, afirmó hoy el presidente, quien insistió en que a su parecer, el proyecto de ley mismo “no es arriesgado”.
“El hecho de que sea una cuestión difícil probablemente quiere decir que tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para sacarla adelante, y éste es el momento de hacerlo”, declaró.
“No importa lo difícil que pueda parecer para algunos desde el punto de vista político, creo firmemente que beneficia los intereses de este país el que la gente aquí en Washington muestre valentía y resolución y apruebe una reforma migratoria exhaustiva”.
El Senado tiene previsto retomar la semana próxima el debate migratorio, que aplazó esta semana debido al receso por el “Memorial Day” o Día de los Caídos en guerra.
El proyecto de ley, que la Cámara Alta empezó a ver la semana pasada tras el logro de un acuerdo entre la mayoría demócrata y legisladores republicanos, se ha encontrado con la oposición de sectores conservadores y liberales, así como del mundo de la empresa.
La medida prevé una vía para legalizar a los cerca de doce millones de inmigrantes ilegales que se calcula que viven en el país, que podrían obtener un visado especial, el Z, si se ponen al día con los impuestos atrasados y pagan una fuerte multa.
Además, el cabeza de familia tendría que regresar a su país de origen en un momento dado en un plazo de ocho años para tramitar la residencia permanente.
El iniciativa también establece un programa de trabajadores temporales, que recibirían permisos de trabajo válidos por dos años y con un máximo de dos renovaciones.
Para la renovación, sin embargo, el titular debería volver a su país de origen durante un año.
Originariamente, el proyecto de ley preveía conceder 400.000 permisos de trabajo temporales al año, aunque una enmienda aprobada la semana pasada redujo esa cifra a la mitad, a 200.000.
El proyecto de ley también altera el sistema para otorgar permisos de residencia en EEUU, que pasa a dar preferencia a la educación y al dominio del idioma que a los lazos familiares, como ocurría hasta ahora.
Tal y como están las cosas, las organizaciones pro defensa de los inmigrantes alegan que el proyecto de ley resulta muy gravoso para los indocumentados que ya se encuentran en el país y dificulta la reagrupación familiar.
Por su parte, los sectores más conservadores aducen que la legalización de los indocumentados equivale a una amnistía.
Pendientes de verse están algunas enmiendas como la presentada por la senadora demócrata y aspirante a la nominación demócrata por la presidencia Hillary Clinton que solicita que los cónyuges e hijos menores de los residentes permanentes sean considerados como “familiares inmediatos”, y por tanto queden exentos del límite de visas. VN
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