ARZOBISPO CELEBRA LA MISA DE NAVIDAD EN LA CÁRCEL DE HOMBRES

El pasillo oscuro de la sección 1750 en la Cárcel Central de hombres- construida en la década de 1960 y ampliada en los años 70 -con pequeñas celdas individuales de barrotes verdes alineadas a un lado, es tan estrecho que la comitiva que visitó el lugar en la mañana de Navidad tuvo que pasar prácticamente de lado.

El diácono Paulino Juárez, el Arzobispo José Gomez, el Secretario Sacerdotal Padre Brian Castañeda, los Capellanes Patty Bartlett y el Padre George Horan, además del capitán Joseph Dempsey y otros miembros del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles lentamente recorrieron el lugar, celda por celda.

El Arzobispo se detuvo para desearle a cada preso una “Feliz Navidad”, entregándole un bastón de caramelo, junto con un folleto del padre jesuita Mike Kennedy, “La sabiduría de las celdas”, volumen I.

Los jóvenes en su mayoría hombres hispanos – muchos sin camisa y adornados con tatuajes – desde sus celdas le devolvían un “Merry Christmas” o “Feliz Navidad” al Arzobispo Gomez.

Mientras tanto, el capitán Dempsey, quien dirige la Cárcel Central de hombres, considerada una de las prisiones más grandes del mundo, dijo que estos eran presos de “alto riesgo” a quienes tenían que mantener alejados de los demás reclusos. “Por eso se encuentran alojados en celdas unipersonales”, dijo. “Y se les lleva esposados donde quiera que vayan. Puede que sean miembros de pandillas o celebridades. Hay varias razones para mantenerlos alejados de los demás. Es para su protección o la de otros reclusos”.

Antes de la visita a los prisioneros de alto riesgo, el Arzobispo celebró misa en la capilla del edificio para unos 400 prisioneros que llenaron las bancas. Un coro de la Iglesia Santa Ágata, que llega a la cárcel cada fin de semana, emocionó a los presentes con muchas interpretaciones de “O Come, All Ye Faithful”, “Noche de Paz”, y otras, acompañados de una pianista.

Algunos alguaciles permanecieron parados contra una pared lateral, con el resto del coro. Su mirada se mantenía fija en los prisioneros.

La Liturgia comenzó un poco después de las 9 de la mañana con una procesión conducida por un guardia sosteniendo una cruz de madera. Tres más le acompañaban. Durante la ceremonia religiosa, algunos presos se fueron levantando para realizar algunas de las lecturas.

Durante su Homilía bilingüe, el Arzobispo Gomez señaló que ése era un día especial de felicidad. “Así que, ¿por qué lo es?”, preguntó. “En primer lugar, porque Jesús está aquí, y Jesús trae la alegría al mundo. No es sólo una película o una historia que alguien estuvo contando. Es real. Y lo segundo que hace que hoy sea un día muy especial es porque Jesús es realmente el Hijo de Dios.

“Y una cosa más por la que debemos ser felices. Él vino porque nos ama a cada uno de nosotros. Así que vino a dar su vida por cada uno de nosotros. Ése es nuestro regalo hoy aquí, y la gente está feliz por todas partes porque celebramos el nacimiento de Jesús. Necesitamos un poco de luz. Sin luz no podemos ir a ninguna parte. Y Jesús es la luz del mundo”.

El Arzobispo señaló que era importante llegar a conocer a Jesús. Como el ángel que les dijo a los pastores que no tuvieran miedo; “la gente hoy en día no debe ser tímida en buscar a Dios.

“Es importante saber que Jesús vino a la Tierra porque realmente conoce a cada uno de nosotros”, subrayó. “Y él se preocupa por nosotros. Y nos ama. Y quiere que cada uno de nosotros seamos felices. Él no es de ninguna manera un Dios que anda por ahí lejos de nosotros. Jesús te conoce y me conoce. Él sabe todo acerca de nosotros, y dio su vida por ti y por mí.

“Es hermoso cuando se piensa en ello – el amor que Dios tiene para cada uno de nosotros; haber venido a la Tierra para sufrir y morir por nosotros sólo porque Él nos ama”, añadió. “Es por eso que hoy es un día feliz. Dios nos ama”.

Los miembros del equipo pastoral católico que diariamente visitan a los presos en esta prisión angelina, ubicada en la calle Bachet, estuvieron de acuerdo en que el Arzobispo Gomez dejó felices a quienes sirven.

“Jesús llegó para la gente que estaba perdida”, dijo el diácono Juárez, que ha sido una presencia en este centro penitenciario durante 16 años y medio, y actualmente es su capellán. “Y la gente está aquí por diferentes razones, pero Dios está cerca de ellos. Y necesitan sentir que Dios está presente. Así que es una señal maravillosa que el Arzobispo haya venido aquí. La Iglesia es especial en todas partes y, sobre todo, en estos lugares”.

“Creo que esta visita permite que estos hombres se den cuenta que se les cuida, que son importantes”, dijo el padre George Horan. “El hecho de que el Arzobispo esté aquí en Navidad les hace saber que hay personas que aprecian lo que realmente son y quieren que este día sea un poco más feliz para ellos, porque no pueden estar con sus familias”.

La capellana superior Patty Bartlett dijo que estaba muy contenta de que también hayan visitado las celdas de los presos de alto riesgo y celebraran con ellos, “porque ha habido mucha tristeza allí toda la semana”. VN

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