ADVIENTO: DIOS CUMPLE SUS MUCHAS PROMESAS

Mensaje del Cardenal Rogelio M. Mahony en la temporada de Adviento 2009

La temporada litúrgica de Adviento es un tiempo maravilloso para que nosotros vivamos nuestra vida diaria y nuestro discipulado con Jesucristo. La mera palabra “Adviento” habla de venida, del cumplimiento de una promesa, un tiempo de renovación y de alegría.

Si podemos imaginarnos el primer Domingo de Adviento como mirar una tela grande que está lista para recibir cualquier pintura o imágenes, que nos ayudan a ver en progreso cómo Dios prometió enviar a la familia humana un Mesías, un Salvador –para redimirnos de nuestra pecaminosidad y para reestablecer nuestra vida en y con Dios–. Cada día del Adviento, nosotros añadimos un poco más de pintura e imágenes a nuestra tela, hasta el Día de Navidad, cuando tendremos ante nosotros una maravillosa pintura que claramente muestra el cumplimiento de aquellas promesas en la persona de Jesucristo.

Vamos a comenzar con el texto del Antiguo Testamento para el Primer Domingo de Adviento:

Mirad que días vienen –oráculo de Yahveh- en que confirmaré la buena palabra que dije a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquéllos días y en aquella sazón haré brotar para David un Germen justo, y practicará el derecho y la justicia en la tierra. En aquéllos días estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro; y así se la llamará: “Yahveh, justicia nuestra”. (Jeremías 33, 14-16)

Esa escritura se convierte en la primera aplicación de pintura en nuestra tela, –confirmando la promesa definitiva de Dios a su Pueblo– y nos coloca en el proceso de continuar añadiendo más pintura e imágenes más claras del cumplimiento de las promesas de Dios. Cada día algo nuevo será añadido a la pintura; el nombre del Mesías, su nacimiento de una virgen madre, el nombre de su pueblo de nacimiento, varios títulos tales como Príncipe de Paz, y su papel de reestablecer esos lazos de vida y amistad. Algunas escrituras describirán la luz del amor de Dios y su misericordia comenzando a emerger a través de la oscuridad y la desesperanza del pecado y la alienación. Para el día de Navidad, una pintura espléndida y clara de nuestro Mesías estará frente a nosotros.

Yo quisiera invitar a cada uno de ustedes durante esta temporada de Adviento, a dedicar un poco de tiempo cada día para leer y reflexionar sobre la primera lectura del día, la del Antiguo Testamento. Durante el Adviento de 2009, leeremos diez veces textos del profeta Isaías; del profeta Sofonías, tres veces; del libro del Génesis, dos veces y una vez de cada uno de los profetas Baruc, Zacarías, del Libro de los Números, del Libro de los Jueces, de los profetas Miqueas, de 1 Samuel y de Malaquías.

Afortunadamente, hay muchas ayudas excelentes disponibles para las lecturas diarias. Uno puede encontrar las lecturas de Adviento de cada día en-línea, en estos sitios: www.usccb.org o www.la-archdiocese.org o www.olacathedral.org. Cada uno de esos sitios les da a ustedes los textos del día y pueden conectarse a una transmisión en vivo podcast para escuchar la lectura de los textos. Las escrituras también están disponibles en la mayoría de los iPhones, Blackberrys y teléfonos similares.

Además, publicaciones como Magnificat y otros pequeños libritos son muy convenientes para llevar en el bolsillo o la cartera durante el Adviento. Ellos les ofrecen a ustedes una reflexión de las escrituras y una oración para cada día.

Al comenzar a llenar nuestra tela con la historia de nuestra salvación a través del Adviento, ganamos un aprecio más profundo de las altas y bajas del pueblo judío –cómo pasaron de la fidelidad a la infidelidad a Dios–. Sus jornadas diarias seguramente reflejan nuestras propias altas y bajas, cómo algunos días valoramos la presencia y la cercanía de Dios, en tanto que otros tendemos a alejarnos. Toda la temporada de Adviento es un mini-retiro para devolvernos a la acogida completa y gozosa de nuestro Salvador prometido y Mesías, Jesucristo, en el Día de Navidad. VN

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