ADRIÁN MARTÍNEZ, UN PINTOR QUE RECUPERÓ SUS RAÍCES HISPANAS A TRAVÉS DEL ARTE
Adrián Martínez, un pintor de origen puertorriqueño autor de varios trabajos para la Casa Blanca, logró recuperar sus raíces hispanas gracias a su arte, con el que demostró que la herencia latina es mucho más que un idioma y un apellido.
Criado en Washington DC, Adrián siempre quiso ser artista. Cuando era niño su familia no tenía mucho dinero, pero la ciudad le puso todo un tesoro de patrimonio artístico al alcance de su mano: todos los museos de la prestigiosa institución cultural Smithsonian eran gratuitos.
“Cuando tenía 9 años cuando me di cuenta de que quería ser pintor mientras observaba los maravillosos cuadros de la Galería Nacional de Arte de Washington”, dijo el artista en una entrevista con Efe.
Su amor por el arte crecía, y a medida que se formaba como artista en el Instituto de Arte de Maryland y en la escuela de arte Saint Martins de Londres, se daba cuenta de que los pintores a los que más admiraba y los que más influyeron en su arte eran españoles.
“No creo que sea accidental que fueran pintores españoles como Diego de Velázquez, Juan Sánchez Cotán, Francisco de Goya o Pablo Picasso, los que más me inspiraran”, reconoció Martínez, quien confesó que cada vez tiene más claro que estilo objetivo, claro y pasional de los maestros españoles es el que quiere para sus obras.
Nacido en Filadelfia pero de padre puertorriqueño, este pintor no habla español porque cuando era pequeño su padre decidió que debía integrarse para que no sufriera el maltrato de una sociedad estadounidense que no terminaba de acostumbrarse a “lo diferente”.
“Había muchos prejuicios sobre el español y mi padre simplemente quería lo mejor para mí”, explicó Martínez.
Sin embargo, la decisión de integrarse de lleno en el inglés hizo que Adrián se sintiera en una especie de limbo sin origen preciso durante su infancia.
“Los blancos me despreciaban porque tenía apellido hispano, los negros de mi vecindario me criticaban porque era blanco y los hispanos no se relacionaban conmigo porque no hablo español”, explicó Martínez.
“Sin embargo ahora, me siento más hispano que nunca y debo decir que me siento genial”, dijo el artista emocionado.
Vive de lo que gana con sus cuadros, un tipo de vida que reconoce es muy difícil de conseguir además de muy inestable económicamente a la hora de mantenerse.
Martínez explicó que se pueden tener rachas buenas y rachas malas y que “no todo el mundo es capaz de soportar esa inseguridad”. Sin embargo, la fortuna llamó a su puerta cuando la Casa Blanca eligió en 2001 uno de sus cuadros para la tarjeta navideña oficial que se envía cada año.
Por si eso fuera poco, este año dos de sus cuadros forman parte del elenco decorativo que cada Navidad envuelve la Casa Blanca y que este año tiene como tema central las “Vacaciones en los parques nacionales” de todo el país.
Martínez, que explicó que se sentía muy orgulloso de haber tenido esta oportunidad, pintó dos piezas para la decoración de este año, un cuadro que representa unas cataratas en el parque nacional de Zion (Utah) y otro con una imagen espectacular del Gran Cañón (Nevada).
“Creo realmente que son las dos piezas más magníficas de las decoraciones de este año”, dijo la primera dama de EE.UU., Laura Bush, durante la visita previa de la prensa a los adornos navideños de la Casa Blanca.
Martínez, que se autocalificó como un “recordador profesional” explicó que lo que plasma en sus obras es su “respuesta emocional” al mundo que le rodea y que encuentra la inspiración para sus obras en cualquier parte.
“Lo que me inspira es el mundo visual, el acto de mirar, puede ser cualquier cosa, un tronco, el rostro de un hombre anciano, un edificio. Siempre trato de estar preparado para ver algo extraordinario”, dijo.
Asentado en el condado de Chester (Pensilvania) con su mujer, Leah, y su hijo, Sebastián, el pintor está encantado de haberse dado cuenta de que la sangre hispana que corre por sus venas es la misma que la de los pintores que le inspiraron.
Pero además también comparte herencia con los millones de inmigrantes “que han hecho que EE.UU. sea un gran país”.
“Hay un histerismo anti inmigrante que no es nuevo. (…) No se dan cuenta de la energía que desprenden los inmigrantes y de que la necesitamos, sin ella, no somos América”, concluyó. VN
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