UNA VIDA DEDICADA A PROMOVER LA EDUCACIÓN DE LAS NICARAGÜENSES
Patricia “Pat” McCully comenzó a ayudar a mujeres estudiantes nicaragüenses a proseguir sus estudios superiores cuando vio las carencias en el país centroamericano, al que viajó como un reto de sus alumnos de la clase de español.
“Los estudios demuestran que la educación de las mujeres contribuye a reducir la tasa de natalidad y al progreso de los países”, explicó McCully en una entrevista en la que repasó cómo comenzó hace 25 años su estrecha vinculación con Nicaragua.
En 1985, dos años después de su primer viaje a Nicaragua, “Pat” fundó la organización no lucrativa Círculo de Amigas que financia actualmente los estudios de 120 niñas desde la primaria hasta la universidad, además de haber construido una clínica y donado computadoras que se instalaron en Jinotega, una comunidad montañosa a cuatro horas al norte de la capital, Managua.
El Círculo de Amigas trabaja en coordinación con el Centro para la Educación y Promoción Social, una organización nicaragüense no lucrativa.
Juntas han equipado una biblioteca con tres mil volúmenes y con las computadoras que están disponibles para clases de computación a bajo costo.
La poesía del sacerdote y ex ministro de Cultura nicaragüense Ernesto Cardenal fue lo que capturó a McCully cuando estudiaba una maestría en español a inicios de los 80.
“Sus poemas fueron la razón, además de un conocimiento general del abuso del gobierno norteamericano contra muchos países latinoamericanos”, explicó McCully.
A este hecho se unió el reto que le plantearon sus alumnos de español en una escuela secundaria de la ciudad surcaliforniana de Huntington Beach, poblada en su mayoría por anglosajones conocidos por sus posiciones políticas conservadoras.
En sus clases ella criticaba la política exterior del gobierno estadounidense, sobre todo la aplicada contra el gobierno sandinista.
“Si tanto criticas al gobierno norteamericano por qué no vas a Nicaragua a ver si es cierto lo que nos cuentas”, le comentaron los estudiantes a McCully.
En 1983 emprendió su primer viaje a Nicaragua y regresó otra vez en 1984 y 1985.
Le impresionó la campaña de alfabetización implementada por el gobierno sandinista, el cuidado médico que se había extendido a toda la población, había escuela para las mayorías, pero a la vez le impactó la extrema pobreza en algunos pueblos remotos.
En las ruinas de una pequeña escuela que se había quemado decidió ayudar de alguna manera.
Se le ocurrió que podía ayudar a las mujeres del país centroamericano con su experiencia en la costura, adquirida durante largos años cosiendo ropa para sus seis hijos y así comenzó a recaudar fondos con diapositivas donde mostraba la situación precaria en la que vivían los nicaragüenses.
Recaudó lo suficiente para comprar máquinas de coser y en 1993 adquirió una casa a las orillas de Jinotega, donde continuó con las clases de costura.
Esa casa sirvió, posteriormente, para instalar la biblioteca y el centro de computación. En diciembre de ese mismo año se terminó de construir la clínica médica de primeros auxilios donde a diario se asiste a unas 20 personas de la localidad.
El Cículo de Amigas cuenta ahora con 11 empleados locales, sostiene un preescolar, ha suministrado a los residentes con estufas de gas propano, ha donado computadoras a la secundaria local y construido casas para los damnificados del huracán “Mitch”.
A sus casi 80 años de edad la maestra jubilada ha reducido sus viajes a Nicaragua de dos a uno anual y ha delegado la mayor parte de sus responsabilidades con el Círculo de Amigas a Dawn Tripp, originaria de Arizona.
“Mi esperanza es que la organización siga funcionando y creciendo más y más. Creía que iba a morir cuando yo muriera, pero hay interés de mucha gente y Dawn es muy eficiente”, dijo McCully.
Casi 25 años después de haber iniciado su proyecto, la mayor lección que dice ha aprendido es no dar todo por hecho y valorar a las personas por lo que son no por lo que tienen.
“He aprendido cosas que no son parte de nuestro mundo en Estados Unidos”, dijo la maestra de español.
Ahora McCully trata de transmitir esos conocimientos a los seis miembros de la junta directiva del Círculo de Amigas para perpetuar su misión. VN
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