<!--:es-->“UN GENTIL, AMOROSO Y SENCILLO SACERDOTE DE DIOS”<!--:-->

“UN GENTIL, AMOROSO Y SENCILLO SACERDOTE DE DIOS”

El Obispo retirado de Tucson, Manuel Moreno, originario y antiguo auxiliar de Los Ángeles, fallece a la edad de 75 años

El obispo retirado de Tucson, Manuel D. Moreno, de 75 años, quien falleció en su casa el 17 de noviembre, cuatro días después de que le fuera practicada de emergencia una cirugía en el cerebro, vivió una vida de integridad y bien, de acuerdo con quienes le conocieron en el Sur de California, de donde era originario.

El Cardenal Rogelio Mahony y el Cardenal Justin Rigali, de Filadelfia, compañeros de estudios del obispo Moreno en los años 50 en el seminario San Juan, estuvieron entre los asistentes al funeral, el 28 de noviembre en la Catedral de San Agustín. Miles de personas visitaron la catedral los días 27 y 28 de noviembre para los servicios funebres para honrar al querido obispo emérito, que fue campeón de la evangelización, del liderazgo laico y de la justicia social.

El 12 de noviembre, el obispo Moreno fue admitido en el hospital de Tucson aquejado de un severo dolor de cabeza. Fue llevado en avión al hospital Buen Samaritano en Phoenix, donde se le practicó una cirugía para aliviar la presión causada por una hemorragia cerebral. A pesar de que la cirugía fue un éxito, días después el sangrado comenzó de nuevo y los doctores estimaron que no era prudente un tratamiento posterior.

A petición de la familia del obispo Moreno, fue llevado de nuevo a Tucson el 17 de noviembre, donde murió cinco horas más tarde, rodeado de los miembros de su familia. El obispo Moreno había estado retirado desde 2003, debido a problemas de salud relacionados con cáncer de la próstata y la enfermedad de Parkinson. El obispo Gerald Kicanas, anteriormente obispo auxiliar de Chicago, quien sucedió al obispo Moreno en Tucson, concelebró la Misa en el funeral del obispo emérito.

“Todos nosotros en la Arquidiócesis de Los Ángeles, damos gracias a Dios por este maravilloso, gentil, amoroso y sencillo sacerdote de Dios, seguramente uno de los mejores modelos del Buen Pastor que jamás he conocido a través de los años”, dijo el Cardenal Mahony, quien fue ordenado un año después de la clase del obispo Moreno de 1961.

En el seminario, señaló el cardenal, el obispo Moreno tuvo un papel relevante en la formación de grupos de seminaristas que se acercaban pastoralmente a las familias de inmigrantes de habla hispana. “Nosotros enseñábamos a los niños el catecismo, e íbamos con los sacerdotes del seminario cuando ellos ofrecían la Misa en los campos de braceros de aquella época”, dijo el Cardenal Mahony.

El obispo Moreno, el mayor de cinco hijos, nació el 27 de noviembre de 1930 en Placentia, de padres campesinos emigrantes mexicanos. Trabajó con su padre Antonio en la fruta de California y en los árboles de nueces, así como empacando en las bodegas mientras asistía a la escuela en Fullerton. Con el estímulo de sus padres, para quienes la educación era un alto valor, obtuvo una maestría en Administración de Negocios de UCLA, en 1953.

Observando la carencia de sacerdotes hispanos en aquél tiempo –sólo seis méxico-americanos habían sido ordenados en Los Ángeles– el obispo Moreno decidió cambiar su orientación vocacional y entró en el seminario, donde, como él comentó en 1978 en una charla en una parroquia arquidiocesana, “los estudios eran difíciles, pero la ayuda de Dios fue grande”. Él asistió al Seminario de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles en Misión Hills, antes de inscribirse en el Seminario de San Juan, en Camarillo.

Después de que fue ordenado por el Cardenal James Francis McIntyre el 25 de abril de 1961, hizo estudios de graduado en el Colegio Norteamericano Pontificio en Roma. Cuando volvió a los Estados Unidos, fue asignado como Pastor Asociado en la iglesia Santo Tomás, en Los Ángeles, donde sirvió por cinco años antes de ser nombrado Pastor Asociado en la Catedral de Santa Vibiana.

“Sus años más felices –dijo el Cardenal Mahony– fueron los que trabajó en el centro de Los Ángeles como Pastor de Santa Vibiana, donde su acercamiento a los pobres y a los desamparados lo puso en contacto con la gente en necesidad siguiendo el ejemplo de Jesucristo”.

Mientras servía en la catedral, el obispo Moreno también servía en la oficina de la Cancillería para el Movimiento de Cursillos. “Él fue una maravillosa persona de integridad”, dijo el sacerdote retirado Don Kribs, uno de los compañeros de ordenación del obispo Moreno.

“Nosotros siempre le llamábamos ‘Manny’. Era afable, muy cálido y chistoso. Toda la gente del Cursillo lo quería”, recordó el Padre Kribs.

“Él tenía precisamente ese modo amable y gentil”, añadió Mons. William O´Toole, Pastor emérito de All Souls, en Alambra, y compañero de clase en 1961.

En 1977 fue ordenado obispo auxiliar de Los Ángeles, convirtiéndose en el sexto obispo hispanoamericano. En 1982 fue nombrado para la diócesis de Tucson. Su Misa de instalación fue la primera instalación episcopal llevada a cabo en la histórica misión de San Xavier del Bac, la cual fue fundada en 1700 por el misionero jesuita Padre Eusebio Kino.

Entre las iniciativas del obispo Moreno estaban la evangelización y el desarrollo del liderazgo laico, especialmente entre los hispanos. Él también urgió a la Iglesia Católica a dirigir la moral y las dimensiones sociales de la migración de ciudadanos mexicanos a través de Arizona. De esto resultaron dos importantes iniciativas: la creación de un programa para México con base en Tucson, por Catholic Relief Services (la agencia de los obispos católicos para el extranjero de ayuda y desarrollo) y la primera carta pastoral conjunta dada por la Conferencia de Obispos de EE.UU y de México “Ya no más extranjeros: Juntos en la Jornada de la Esperanza” aprobada en 2002.

El obispo Moreno fue también firme partidario de los esfuerzos ecuménicos entre los líderes religiosos del sur de Arizona. Él estableció la Oficina de la Misión Social Católica, enfocada específicamente en la justicia social y la promoción de las enseñanzas sociales de la Iglesia; extendió mucho el papel de los laicos en los puestos ejecutivos diocesanos, incluyendo el nombramiento de laicos como oficial jefe financiero y canciller, y estableció el programa de Respeto a la Vida.

Entre los mayores desafíos del episcopado del obispo Moreno, estuvo la pérdida financiera de la estación diocesana de televisión, que llegó a una deuda de $30 millones, y los escándalos financieros del abuso sexual de clérigos.

En los últimos cuatro años, el obispo Moreno pidió perdón públicamente varias veces a las víctimas de abuso y sus familias, pidiendo perdón por sus fallas y errores. También se encontró en privado con varias víctimas de abuso, de acuerdo con comunicados diocesanos. La diócesis ahora tiene un comité de revisión de mala conducta moral, una oficina diocesana de Protección a Niños, Adolescentes y Adultos, y un código de conducta para todos los que sirvan en la diócesis.

“Él amó mucho a toda la gente de Tucson, y sufrió mucho y en silencio cuando surgieron los problemas en la diócesis”, dijo el Cardenal Mahony. “Él llevó todas sus ansiedades a la oración, y hablaba frecuentemente de sus dificultades y obstáculos. A mí me impresionó profundamente la sencillez de su fe, su firme confianza en la providencia de Dios y su esperanza de que la Gracia de Dios le ayudaría a devolver la sanación a todo el Pueblo de Dios. VN

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