POBREZA Y CORRUPCIÓN, GRANDES DESAFÍOS DE ORTEGA, DICEN EXPERTOS

El próximo presidente de Nicaragua Daniel Ortega tiene entre sus desafíos la lucha contra la pobreza y la corrupción que han sido los grandes males del segundo país más pobre de América, después de Haití, coincidieron hoy expertos.

En un foro del Centro Woodrow Wilson sobre los comicios nicaragüenses del pasado 5 de noviembre que ganó el candidato sandinista, también fue un común denominador el temor de que éste no cumpla con las reformas fiscales y otras que prometió en su campaña, a pesar de que se ha convertido en un izquierdista moderado debido a la falta de fondos y compromisos partidistas.

También destacaron su preocupación por las consecuencias adversas que para el país centroamericano puedan tener las futuras relaciones de Ortega con el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, por su enfrentamiento con Estados Unidos.

Uno de los expositores, el periodista independiente Carlos Fernando Chamorro, hijo de la ex presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro, señaló que a pesar del recelo hay que dar a Ortega “el beneficio de la duda”.

Chamorro considera que su país ha tomado “un nuevo rumbo” hacia su plena democracia y estabilidad, y que un ejemplo de esta confianza es que no ha habido una fuga de capitales, como se había pronosticado, por el triunfo de Ortega.

Encomió el progreso de Nicaragua en materia electoral, pero advirtió de que es necesario introducir reformas electorales para consolidar la “aún imperfecta democracia representativa nicaragüense”.

El periodista hizo notar que Ortega deberá unir esfuerzos con todos los sectores de Nicaragua para cumplir su agenda social, económica y energética, teniendo en cuenta que llega a la presidencia con sólo el 38 por ciento de los votos, “el porcentaje más bajo obtenido por un candidato nicaragüense en 20 años”.

Tanto Chamorro, como Arturo Cruz, de la Escuela de Negocios Centroamericana INCAE, subrayaron que por este motivo, el futuro presidente tendrá que “prestar más atención a los pobres (más del 65 por ciento de la población) y promover fuertes reformas y cambios sociales”.

Por su lado Shelley McConnell, del Centro Carter, de Atlanta (Georgia), dio fe de “lo justo y libre” de los comicios nicaragüenses.

McConnell manifestó su temor de que durante el mandato de cinco años de Ortega, el Parlamento solo responda a los intereses de partido por medio de pactos políticos para gobernar y no a favor del pueblo.

“En Nicaragua existe una partidocracia” que daña la democracia, precisó.

Agregó que Ortega, que sustituirá al presidente Enrique Bolaños en enero próximo, tendrá que lidiar con grandes y crecientes problemas como el crimen, la pobreza, el desempleo y la corrupción “por medio de instituciones muy débiles”.

Richard Feinberg, profesor de la Universidad de California, en San Diego, y ex asesor del presidente Bill Clinton (1993-2001), dijo que los comicios en Nicaragua “son una victoria para EEUU en Latinoamérica”, porque prueban que la democracia es el mejor sistema de gobierno.

Sugirió a Daniel Ortega que impulse y fortalezca el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por Centroamérica (Costa Rica no lo ha ratificado todavía), República Dominicana y EEUU, porque “ese pacto es una gran cosa para la paz y la prosperidad de la región”.

Feinberg celebró el nuevo rumbo moderado del sandinista en sus relaciones con Estados Unidos, las que considera de mucho beneficio para los dos países.

La administración del presidente George W. Bush ha iniciado esta semana sus primeros contactos directos con Ortega por medio del secretario de Estado adjunto de EEUU, Tom Shannon.

Shannon, que realiza una gira por Centroamérica, se reunió hoy con Ortega en Managua.

Sobre el triunfo sandinista, el funcionario estadounidense declaró el lunes en San Salvador que Washington respeta la decisión del pueblo de Nicaragua y las instituciones de ese país y que hará todo lo posible para desarrollar una relación respetuosa que funcione con el nuevo gobierno.

VN

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