LEY DE REFORMA MIGRATORIA

Mons. Chaput afirmó que los estadounidenses tenemos derecho de preocuparnos por la seguridad pública, el trabajo, el respeto a la ley y la solvencia de nuestras instituciones públicas. Sin embargo, esta preocupación legítima debe ir a la par con otras preocupaciones también legítimas, como la realidad de millones de trabajadores honestos, pero sin documentos, que “viven ya entre nosotros y contribuyen a la vida de los Estados Unidos”.

En ese sentido, destacó el camino tomado por los promotores de la Ley de Reforma Migratoria Integral de 2007, conocida como S. 1348. Indicó que aunque el compromiso no es perfecto y se espera que se realicen algunas enmiendas, el texto ya “mueve el proceso vital de reforma hacia delante”.

“El debate sobre inmigración en el Senado, que continuará a principios de junio, es el principio del proceso de reforma, no el final. Debe ser bienvenido y apoyado en este sentido. No podemos seguir diciendo que tenemos un problema urgente y no hacer nada para solucionarlo”, señaló.

Mons. Chaput aclaró que la S. 1348 no es una amnistía ni un regalo. “No proporciona un camino fácil ni rápido hacia la ciudadanía. No ignora las preocupaciones sobre la seguridad de los Estados Unidos. Es una propuesta rigorosa que, sin embargo, regularizará la situación de más de 12 millones de personas”, explicó.

Finalmente, el Prelado expresó su deseo de que la reforma migratoria se de este año porque “no podemos esperar más para solucionar este urgente asunto”. “Necesitamos superar los prejuicios sectarios que convierten el asunto de la inmigración en algo tan explosivo y, al mismo tiempo, intratable. Necesitamos actuar ahora”, expresó. VN

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