HISPANOS USAN TARJETA DE CRÉDITO CUANDO TIENEN MENOS INGRESOS, SEGÚN REPORTE

Las familias hispanas tienden a usar tarjetas de crédito cuando sus ingresos disminuyen, lo que aumenta su endeudamiento y genera un riesgo financiero mayor, según un estudio del Tomás Rivera Policy Institute (TRPI).

“Indiscutiblemente, muchos inmigrantes hispanos tienen dificultades manejando sus tarjetas de crédito”, dijo el economista Waldo López-Aqueres, a cargo de la investigación, dada a conocer ayer.

“Vimos que toman deudas muchas veces superiores a sus capacidades y encontramos que los bancos algunas veces les aplican intereses abusivos”, agregó.

Según el estudio, la deuda calculada de los hispanos por tarjetas de crédito en el 2002 era de 12.700 millones de dólares, inferior a la de los blancos no hispanos que era de 79.800 millones pero superior a la de los afroamericanos calculada en 5 mil millones de dólares.

Sin embargo, de acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Usuarios Financieros citadas por el estudio, los hispanos son más dados a tener tarjeta de crédito (45 por ciento) que los blancos no hispanos (35 por ciento), pero menos que los afroamericanos (50 por ciento).

Aunque el promedio de ingresos netos de las familias latinas creció entre 1992 y 2001 en un 3 por ciento, la deuda por tarjetas de crédito se incrementó en un 3,7 por ciento.

“Los imprevistos del año y los gastos inevitables como la temporada de regalos en navidad, no están incluidos en muchos presupuestos de familias latinas de ingreso medio”, dijo a Efe Jorge Castillo, asesor financiero, experto en procesos de crédito.

“Eso lleva a que la deuda de la tarjeta de crédito se incremente anualmente. Como al año siguiente el ciclo se repite, la deuda en tarjetas se vuelve permanente, tendiendo a aumentar antes que a disminuir”, explicó Castillo.

Las tarjetas de crédito se han convertido en una importante herramienta financiera para los hispanos para comprar bienes y servicios, señala el estudio.

Sin embargo, la tendencia de los hispanos a tener tarjeta de crédito (53 por ciento en el 2001) es menor que la de los blancos no hispanos (82 por ciento) y ligeramente superior a los afroamericanos (50 por ciento).

Al comparar los ingresos con los pagos mensuales de tarjetas, la investigación encontró que quienes tienen ingresos menores de 20.000 dólares anuales, presentan el más alto índice (28 por ciento) de usar más del 40 por ciento de sus ingresos para pagar la tarjeta de crédito.

El hecho se vincula con el mayor porcentaje de atraso en pagos mensuales (20 por ciento para el mismo grupo).

“Es una espiral. Como ganan menos, tienen más urgencias y usan más las tarjetas de crédito. Entonces deben destinar más presupuesto mensual para pagar las cuotas y están en mayor riesgo de atrasarse”, comentó Castillo.

Una excepción puede ser Laura Sierra, residente de Long Beach, de 22 años, casada y con una bebé de dos años.

“Mi esposo y yo no usamos las tarjetas de crédito sino, excepcionalmente, para pagos urgentes mientras recibimos el dinero de nuestro trabajo”, contó Sierra a Efe.

“Cuando llega la cuenta, pagamos enseguida todo lo que hemos usado. Es la única forma de manejar las tarjetas de crédito. Nunca compramos nada por tarjeta. Si no hay dinero no se compra”, señaló.

La investigación mostró una diferencia importante entre las agencias que ayudan a solucionar problemas de crédito y dan consejería financiera.

“Para el estudio contactamos a las cuatro agencias de consejería de crédito más grandes de California, miembros de la Fundación Nacional de Consejería de Crédito (NFCC) y sus 43 agencias en las ciudades con más de 30 por ciento de población hispana. Todas respondieron la encuesta que les enviamos y nos facilitaron información”, indicó López-Aqueres.

“También contactamos 13 agencias pequeñas, independientes, que no eran miembros de NFCC. Sólo una contestó la encuesta. Las demás no facilitaron datos”, agregó.

Entre las recomendaciones para las agencias de consejería de crédito está el redefinir los servicios para satisfacer las necesidades de los inmigrantes hispanos que no hablan inglés.

También se sugiere que las agencias establezcan conexiones con entidades de prestamos y organizaciones de la comunidad para expandir la función educativa en cuanto al manejo de crédito.

La investigación se basó en entrevistas con consumidores, agencias de crédito y otras organizaciones involucradas. VN

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