EL CATEQUISTA DEBE ESCUCHAR LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO

EL CATEQUISTA DEBE ESCUCHAR LA VOZ DEL ESPÍRITU SANTO

(fOTO: SERVICIO– Para ser realmente eficaz, el catequista debe estar adecuadamente formado, preparado y certificado para cumplir la misión de enseñanza de la Iglesia. En la foto, el Obispo Auxiliar Marc V. Trudeau y la Hermana Rosalía Meza (a su lado), junto a algunos de los catequistas, después de la celebración. victor alemán).

Por GIOVANNI O. PÉREZ

La Catedral Nuestra Señora de L.A. ha sido escenario de la “Ceremonia de Envío”, auspiciada por la Oficina de Educación Religiosa de la Arquidiócesis angelina, y que se celebra en septiembre de cada año.

En el espíritu misionero de la Iglesia diocesana se comisiona a decenas de personas que han completado distintos procesos de formación en la fe para que éstas, a su vez, puedan ofrecer sus servicios en las distintas parroquias de toda la Arquidiócesis.

Además, esta celebración acoge alegremente las directivas de los obispos californianos que apuntan: “Las personas que dan servicio como catequistas -nuevos y con experiencia-, se les comisiona en una ceremonia que expresa el llamado de la Iglesia, y reconoce la respuesta generosa de los catequistas y con confianza los envía a proclamar el Evangelio de Jesucristo.”

El documento de los Lineamientos para la Catequesis de la Conferencia Episcopal de California hace eco del Directorio Nacional para la Catequesis respecto a la tarea específica de los catequistas: “El llamado al Ministerio de la catequesis es una vocación, un llamado interior; es la voz del Espíritu Santo”.

Los obispos californianos escriben en sus lineamientos que ese llamado vocacional para los catequistas es “discernido dentro de la comunidad.” Y es por ello que convocamos a la comunidad para esta celebración especial.

Como respuesta de haber escuchado la voz divina de Dios, las personas que están siendo comisionadas en esta Ceremonia de Envío han invertido una variedad de recursos personales como tiempo, esfuerzos y estudios, y también gastos monetarios.

En muchos casos, sus párrocos y coordinadoras también les han apoyado moral y financieramente para cumplir con los requisitos que exigen los diferentes programas de certificación.

Douglas Zuniga, actualmente coordinador arquidiocesano de la catequesis para la primaria recuerda su experiencia de haber cursado el proceso de certificación básica para catequistas.

“Mi formación fue una experiencia para abrirme los ojos, porque yo no había estudiado catequesis formalmente. Fui miembro del grupo juvenil; había estudiado un poco de liturgia, pero nada de catequesis. El curso fue como una introducción y me encantó”.

Para muchos que reciben sus certificados, estos procesos han representado un verdadero desafío, no solamente por las exigencias académicas, sino porque también se les invita a crecer en su fe. Crecer espiritualmente significa estirar nuestra imaginación, intelecto y espíritu. También significa estar abiertos a reformular conceptos aprendidos anteriormente, y a veces reemplazarlos completamente con otros nuevos, actualizados a la luz de estudios y reflexiones bíblico-teológicas.

Los programas que ofrece la Oficina Arquidiocesana de Educación Religiosa, bajo la bendición del Arzobispo José Gomez, prepara a estas personas con un profesorado calificado, experimentado y diverso tomando muy seriamente lo que las directivas episcopales de California indican: “Debido a que los que buscan ser catequistas cuentan con diferentes niveles de experiencia y aptitud, los programas de formación catequética deben ayudar a adquirir los conocimientos y habilidades que necesitan para transmitir la fe a los que están a su cuidado y ayudarlos a vivir como discípulos de Cristo”.

En esta celebración de comisión o envío se reconoce el esfuerzo y la generosidad de un número de personas que han hecho sus estudios formativos en Catequesis, Biblia, Tecnología en el ministerio, Ministerio Juvenil y Pastoral General. Cada uno de estos programas tiene sus diferentes niveles y requisitos, pero cada recipiente del certificado correspondiente ha demostrado un mínimo de aptitud y crecimiento que le acredita ejercer el servicio ministerial en sus parroquias respectivas, siempre y cuando sus párrocos individuales así lo consideren y lo aprueben.

“En esta celebración oramos como comunidad y vamos a ofrecerle a Dios el compromiso como respuesta al llamado que nos hace de servir a su pueblo santo”, dice Zuniga. Y concluye con un mensaje para quienes reciben su certificación este 2019: “Bienvenidos al ministerio; les deseo toda la bendición que Dios tiene para ustedes, pero les pido por favor: continúen formándose”. VN

MÁS INFORMACIÓN

Si desea crecer en su fe y cursar cualquier programa que ofrece la Oficina Arquidiocesana de Educación Religiosa, comuníquese al (213) 637-7344.

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