ENTRETENIMIENTO Y FE SE DAN LA MANO EN EL CIRCO

ENTRETENIMIENTO Y FE SE DAN LA MANO EN EL CIRCO

El Padre George ‘Jerry’ Hogan se confiesa enamorado de su sacerdocio y de los artistas cirqueros, que a pesar de su vida nómade, mantienen viva la unidad familiar

(FOTO: El Padre ‘Jerry’ Hogan celebrando la Primera Comunión y Confirmación de hijos de circenses en la carpa del Circo Vargas).

Por JUAN JOSÉ GARCÍA, PH.D.

Quien más quien menos se cuestiona en el transcurso de su vida si su amor es eterno. No es el caso del Padre George “Jerry” Hogan, quien se confiesa enamorado de su sacerdocio, del circo y de sus artistas: “Tengo lo mejor de los dos mundos”, dice.

El Padre “Jerry”, como lo llaman todos, no nació en una familia circense en Woburn, Massachusetts, pero sí tuvo un amigo que lo llevó a una función de Ringling Bros y lo presentó al capellán del circo. “Eso fue antes de estar yo interesado en el sacerdocio como vocación, pero me dejó el gusanillo del amor al circo y quizás la semilla de la vocación al sacerdocio”, cuenta a VIDA NUEVA.

El Padre Jerry fue hijo único de George Hogan y Alice Fitzpatrick, católicos practicantes. “Dos tías vivían con nosotros y por eso mi padre solía decir que tenía tres esposas”, relata entre risas.

Hasta su entrada en el Seminario de Boston, su educación primaria y secundaria tuvo lugar completamente en las escuelas públicas de Woburn, pero tanto los padres como el hijo fueron muy activos en su Parroquia de San Carlos Borromeo, y el chico estuvo integrado en los grupos juveniles de su Iglesia.

A los 20 años de edad entró en el Seminario y, tras cuatro años de estudios y Filosofía y otros cuatro de Teología, fue ordenado sacerdote el 18 de mayo de 1974. “Han sido – dice – 42 años felices, aunque haya habido momentos duros”.

A la pregunta de si no se ha cuestionado alguna vez su vocación, la respuesta es fulminante: “Nunca”, aunque reconoce que, cuando las cosas no salen a su gusto, a veces cuestiona a Dios.
Su primera labor sacerdotal la desempeñó en la Parroquia de Santa Teresa de Ávila en Roxbury. Seis años. “Era una parroquia muy grande y contaba con seis sacerdotes, todos muy acogedores y dispuestos a ayudarse mutuamente”.

Siguieron tres años en San Pablo de Wellesley.

En ambas parroquias, dice, se involucró profundamente en la pastoral juvenil, y seguramente “ésa fue la razón por la que me dedicaron luego al ministerio universitario, primero en Emmanuel College de Boston y luego en UMass (Universidad de Massachusetts), ubicada también en la gran ciudad”. Residía en la rectoría de San Agustín de South Boston donde ayudaba en los ministerios parroquiales.

DE LA UNIVERSIDAD AL CIRCO

“Quizá por ese trabajo, al retirarse el Padre Jack Toner, me propusieron hace 22 años encargarme de la pastoral de los circos ambulantes de Estados Unidos, más de 60, y actualmente soy el director de esa pastoral”, convertido en capellán ambulante, sin descuidar el trabajo pastoral los fines de semana en la parroquia de San Miguel de Andover. De hecho, dice, “dedico a la parroquia los fines de semana y atiendo a los circos (Vargas, Ringling Bros., etc.) los días de la semana en cualquier ciudad del país donde se requiera mi presencia, pues “este ministerio, como el universitario, es más bien una pastoral de presencia”. Se mantiene en contacto permanente con sus “parroquianos” por el teléfono celular, computadoras u otros medios modernos.

El Padre Jerry se deshace en elogios hacia los más de 4,500 trabajadores católicos de los circos: payasos, trapecistas, malabaristas, domadores, etc., y sus familiares. “Al principio lo reciben a uno con reservas, pero luego se entregan y son unas bellas personas”. Y cuentan con él para sus necesidades espirituales y hasta para encontrar un buen médico o mecánico en los lugares desconocidos en que trabajan. “Saben que cualquier cosa que me digan es confidencial”. Proceden de diversos puntos del mundo, especialmente de Latinoamérica y Europa; llegan con sus propias lenguas, culturas, costumbres y formas de ser: “Puedo sonreír en muchas lenguas”, dice.

“Entre el 60 y 70 por ciento son católicos, pero mi misión no se limita a ellos, pues estoy disponible para todos los que quieran conversar conmigo”.

Hablando de una reciente visita al Circo Vargas en Burbank, donde celebró bautizos, primeras comuniones y confirmación, VN le sugiere qué hace de párroco y obispo al mismo tiempo, a lo que el padre explica que el Papa Juan Pablo II en 1983 facultó a los capellanes del Circo para confirmar, función que suelen hacer los obispos. Es decir que, “por la naturaleza de su trabajo, la gente del circo no puede ir a la Iglesia y por eso la Iglesia los visita en los circos y permanece con ellos”. Su ministerio consiste, además de estar presente, en derribar barreras y prejuicios frente a la gente del circo, y educar a los demás, incluidos los sacerdotes y religiosos, acerca de la humanidad y bondad de la gente del espectáculo ambulante.

Para su ministerio cuenta con la ayuda de dos monjas, las hermanas Dorothy Fabritze y Mary Seibert, quienes siguen a los circenses en su propio carromato y pasan varios meses en alguno preparando a los interesados para recibir los sacramentos. Terminada esa misión, como fue recientemente el caso del Circo Vargas en Burbank, continúan en otro su trabajo misionero.

“Es emocionante -dice el capellán nacional-. Quiero a su gente. Me encanta trabajar con ellos, y amo mi sacerdocio, por ello tengo lo mejor de dos mundos, una auténtica bendición de Dios”. Oyéndole por teléfono es imposible dudar de su palabra: el Padre Jerry es feliz haciendo felices al pueblo del circo “que crea belleza y felicidad por doquiera que vaya”, en palabras del Papa Francisco.

Hace poco, más de siete mil personas del mundo del circo y artistas de la calle se congregaron en Roma para ganar el Jubileo de la Misericordia y reunirse con el Sumo Pontífice, “un entusiasta del circo y de su gente, con una actitud muy positiva acerca del circo”, en palabras del Padre Jerry.

Precisamente una foto del Papa con un joven tigre de Bengala dio la vuelta al mundo, pues al intentar pasarle la mano por el lomo, el tigre dio un respingo y el Papa se asustó. Resultó, dijo su domador, que la sotana blanca del Papa espantó al animal, que luego se dejó acariciar por el Pontífice. El padre Jerry hace suyas las palabras que el Papa dirigió a los congregados de todo el mundo: “Ustedes son artesanos de la fiesta, de la maravilla, de lo bello: con estas cualidades enriquecen la sociedad de todo el mundo, alimentando sentimientos de esperanza y de confianza, con exhibiciones que tienen la capacidad de levantar el ánimo”.

“Provocar la sonrisa de un niño, o iluminar la mirada de una persona sola mediante el espectáculo y la fiesta, hace a las personas humanas más cercanas unas de otras”. Y les aseguró: “La Iglesia se preocupa de los problemas que acompañan su vida itinerante y los quiere ayudar a eliminar los prejuicios que, a veces, los tienen un poco marginados”.

“¡Ustedes no pueden imaginar el bien que hacen, un bien que se siembra! ¡Gracias por esto!”, expresó el Papa. Y terminó su mensaje pidiendo a las parroquias y comunidades receptoras de los circos ambulantes que abran sus brazos para acoger a los hermanos que dedican su vida a impartir felicidad aunque ellos lloren por dentro.

Aludiendo al tema del Jubileo de la Misericordia, el Papa indicó que “misericordia es sembrar alegría en un mundo triste”.

El Padre Jerry no pudo estar en Roma por impedírselo la misión de capellán nacional. Es la época del año en que los trenes de los diversos circos se ponen en movimiento y él quería estar cerca para recorrer con ellos unas 60 mil millas por año. “El capellán del circo sigue la corriente”, afirma.

Para esta entrevista el Padre Jerry se encontraba en Sarasota, Florida. La parroquia de Santa Marta de esa ciudad es la central “parroquial” del circo nacional y en ella se registran todos los sacramentos administrados en Estados Unidos.

Este ministerio depende de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB). Por otro lado, dice el Padre Jerry, económicamente depende de la ayuda de Catholic Extension Society y de las segundas colectas en algunas Iglesias. VN

Más información

Padre George “Jerry” Hogan
Santa Martha Catholic Church
200 N. Orange Avenue
Sarasota, Florida 34236
(941) 366-4210

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