VIRGEN DE FÁTIMA, SÍMBOLO DE FERVOR CATÓLICO EN EL CERRO DE LAS PAVAS

VIRGEN DE FÁTIMA, SÍMBOLO DE FERVOR CATÓLICO EN EL CERRO DE LAS PAVAS

(fOTO: Imagen de la Virgen de Fátima ubicada entre la inmensa vegetación del Cerro de Las Pavas en la ciudad de Cojutepeque, El Salvador.) Joshua Abarca).

Por EBER HUEZO

En busca de un milagro, millares de peregrinos llegan a su ‘hogar’ en El Salvador

Son millares de fieles católicos que visitan cada año el Cerro de Las Pavas, ubicado en la ciudad de Cojutepeque en el departamento de Cuscatlán a 34 kilómetros al oriente de San Salvador, capital de El Salvador, y se dirigen directamente a la gruta presidida por una gran capilla, modificada y restaurada por las autoridades municipales de Cojutepeque en los últimos años, para comodidad de los turistas. Estos se dirigen al santuario llevando como ofrendas a la Virgen cánticos, velas, rosas, lágrimas, sonrisas y mucha devoción, con la esperanza de recibir la respuesta a sus peticiones.

“El 9 de abril de 1997 me dio un infarto, y le pedí a la Virgen de Fátima que me mantuviera con vida. Ya han pasado 22 años y sigo adelante, por eso, cada vez que puedo, especialmente el 13 de mayo de cada año, vengo a agradecerle por interceder ante Jesús por mi milagro”, dijo Miguel Reyes, quien mientras sostiene una vela encendida manifiesta su fe profunda hacia la Virgen como su fiel intercesora.

“Es a través de Ella que he logrado estar con vida y con buena salud hasta este momento, por su intercesión. Ella habla mucho con su hijo Jesús, y a mí me encanta que le hable y le pida por mí, y por esa comunicación que tiene con su hijo amado, me ha concedido la vida hasta este momento, y la oportunidad de venir a visitarla cada vez que puedo”, apuntó Reyes.

“Lo que yo vengo a agradecer son las prosperidades que hemos vivido y a pedirle a nuestra Madre que nos ayude a criar a nuestras hijas; yo tengo cuatro hijas, y lo que busco es que ellas también tengan ese mismo caminar de la Virgen”, señaló Ernestina Guardado, quien tiene 10 años viajando desde Soyapango hasta el santuario para pedir por ellas.

En la historia se cuenta que el 13 de mayo de 1917 en la población de Fátima, distrito de Santarien, Portugal, los niños Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco Marto, vivieron la aparición de una luminosa señora vestida de blanco que aseguraron era la Virgen María. Ella les pidió que regresaran los 13 de cada mes durante 6 meses con excepción del mes de agosto. Y la Virgen se les aparecía a ellos y a muchos fieles y curiosos que les acompañaban.

La Virgen les hacía recomendaciones, como la importancia de rezar el rosario y la construcción de una capilla en ese lugar, que con el tiempo se convirtió en un gran santuario.

Entre otras cosas, la Virgen les hizo profecías y les entregó tres mensajes que la tradición popular llama “los tres secretos de Fátima”. El primer secreto daba una visión del infierno, el segundo hablaba de la forma de convertir al mundo a la cristiandad, y el último se mantuvo en secreto por el Vaticano, hasta que Juan Pablo II en el año 2000 lo reveló precisamente en el Santuario de Fátima, revelaciones algo crípticas que han dado lugar a numerosas interpretaciones.

Destinada a El Salvador  

También se narra que la Virgen pidió que se esculpieran dos majestuosas imágenes de Ella, tomando como modelo una imagen que había sido presentada a un joven escultor de la época. Fue así como talló dos imágenes; una fue colocada en la Iglesia que pidió que se le construyera en el lugar de su aparición, y la segunda fue rifada a nivel mundial.

Al efectuarse el sorteo, el ganador fue un salvadoreño, y los que estaban participando en la rifa se preguntaron dónde quedaba El Salvador. Al encontrarlo en el mapa se dieron cuenta de que era un país muy pequeño, por lo tanto, estimaron que la única réplica de Nuestra Señora de Fátima no podía estar en un pueblo tan “modesto”. Decidieron entonces realizar una vez más la rifa, y su sorpresa fue enorme tras recaer nuevamente en El Salvador.

Fue enviada a ese país centroamericano, y luego rifada entre los 14 departamentos, saliendo favorecido el Departamento de Cuscatlán, cuya cabecera departamental es Cojutepeque. Fue así como su gente con mucha alegría construyó la gruta de piedra en el Cerro de Las Pavas, donde se entronizó en un acto muy solemne el 25 de noviembre de 1949, y allí se encuentra actualmente.

En El Salvador se le rinde veneración a la Virgen de Fátima el 13 de mayo de cada año, y este cerro se convierte en lugar de peregrinación y fervor católico que dura hasta el fin de semana siguiente; sin embargo hoy día el lugar es visitado los 365 días de año.

Y es que el Cerro de Las Pavas mantiene un clima fresco y agradable, y por su posición geográfica puede contemplarse desde lo alto la campiña salvadoreña por la mañana, y luego disfrutar un atardecer espectacular. Es por eso que los turistas que visitan año con año el Cerro de las Pavas se van fascinados, ya que no solamente disfrutan del ambiente religioso que reina en el lugar, sino que también tienen contacto con la naturaleza y pueden disfrutar de la deliciosa comida típica de los restaurantes allí establecidos. Además, es una oportunidad para convivir con los lugareños, amparados bajo la gracia de la Virgen de Fátima. VN

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