URGE TOLERANCIA RELIGIOSA, DICE EL VATICANO EN EL CONSEJO PARA LOS DERECHOS HUMANOS

Intervención de monseñor Tomasi ante el organismo de la ONU

Es urgente promover la tolerancia religiosa en el mundo: es el llamamiento lanzado ante el Consejo para los Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, por el arzobispo Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de Naciones Unidas en la ciudad suiza.

Frente a la intensificación de manifestaciones violentas de intolerancia religiosa en diversas regiones geográficas, monseñor Tomasi -según ha informado Radio Vaticana- advirtió que “la impunidad de estos crímenes, que se da a menudo, transmite el mensaje de que las agresiones violentas o incluso la eliminación física de personas de otra religión sean aceptables”.

Hace sesenta años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos se proponía sostener lo contrario, defendiendo “el derecho de cada uno a la libertad de pensamiento, conciencia y religión”, dijo.

El representante vaticano destacó que la Santa Sede ha expresado preocupación por la discriminación hacia las minorías religiosas, ya sean maltratos sociales, prejuicios políticos o actos de violencia.

En este sentido, monseñor Tomasi pidió que cada Estado asegure “una acción concreta a todos los niveles: legislación nacional, sistema judicial, gobierno, sistema educativo, medios de comunicación, e incluso en las mismas comunidades de fe”.

El prelado subrayó que las “leyes sobre la blasfemia pueden ser armas a usar contra enemigos personales y como excusa para provocar violencia”.

En otra intervención suya, también en Ginebra, ante la Asamblea de los miembros de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, el arzobispo Tomasi subrayó que la Santa Sede está especialmente atenta a las dimensiones éticas y sociales que afectan y marcan a la persona y a sus acciones.

El prelado reconoció la necesidad de tutelar la propiedad intelectual y habló a favor de “un equilibrio en la normativa que tenga en cuenta a los países más pobres y que pueda dar valor a sus peculiaridades e identidad”.

Aludiendo a las cuestiones todavía pendientes en materia de propiedad intelectual, monseñor Tomasi subrayó que quienes actúan en este campo tienen la responsabilidad de “dar su aportación a una cada vez más pacífica y equitativa comunidad internacional”.

Traducido del italiano por Nieves San Martín

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Instrucción vaticana uniforma los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 25 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Una instrucción publicada por la Santa Sede este jueves uniforma los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas católicos del mundo en lo que se refiere al currículum (ahora será de cinco años) y a la organización de sus profesores.

Estos Institutos surgieron con el Concilio Ecuménico Vaticano II para responder al creciente interés de los católicos, en particular laicos y religiosos, por el estudio de la Teología y de otras ciencias sagradas. Estos estudios son exigidos en muchos países para poder enseñar religión católica, particularmente en escuelas, así como en la catequesis.

La nueva instrucción sustituye a la precedente normativa de 1987 también emanada por la Congregación para la Educación Católica.

Según explica el documento sus objetivos son “uniformar los diferentes ISCR presentes en la Iglesia universal, asegurar un adecuado nivel académico-científico de los mismos, en fidelidad al Magisterio, y responder a los requerimientos que las Iglesias particulares manifiestan, de crear tales Institutos ex-novo”.

El documento fue presentado en la Sala de Prensa de la Santa Sede por el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica.

Según explicó el purpurado polaco las principales novedades introducidas por el documento conciernen “a la duración de los estudios de los ISCR, que ahora es de cinco años”, mientras que hasta ahora eran de cuatro años.

A partir de ahora, estos programas estarán estructurados en dos ciclos, según aclaró el cardenal: “un primer ciclo de tres años, al final del cual se obtiene el bachillerato en Ciencias Religiosas y un segundo ciclo de dos años, al final del cual se consigue la Licencia en Ciencias Religiosas”.

El documento uniforma también la nomenclatura de los títulos académicos utilizados en las facultades eclesiásticas (el bachillerato y el título de Licenciado y no el de “Magisterio”).

Por primera vez, además, se establece el número necesario de profesores estables en cada instituto (deben ser al menos cinco y, si el instituto tuviese solo el primer ciclo, al menos cuatro).

Según la Instrucción, el número de estudiantes ordinarios de cada instituto “no debe ser inferior a 75” y los profesores de los institutos no pueden ser al mismo tiempo estables en otras instituciones académicas.

El arzobispo Jean-Louis Bruguès, O.P., secretario de la Congregación para la Educación Católica, intervino en la rueda de prensa para explicar que el documento presenta a los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas como una respuesta específica a la exigencia de formación teológica de los laicos, en coherencia con la propuesta del Concilio Vaticano II.

El texto de hecho presenta dos caminos académicos para el estudio de la Teología y de las Ciencias Religiosas.

Uno se recomienda a los que se preparan al sacerdocio: es el “itinerario de estudio ofrecido por los Centros académicos eclesiásticos –como son las Facultades de Teología y los Institutos a ellas incorporadas, agregados y afiliados–“, que “tiene el objetivo de asegurar al estudiante un conocimiento completo y orgánico de toda la Teología”.

El segundo itinerario académico, el de los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas, se presenta más bien a los laicos y personas consagradas, ofreciéndoles “el conocimiento de los principales elementos de la Teología y de sus necesarios presupuestos filosóficos, además de aquellos complementarios que provienen de las ciencias humanas”.

Este itinerario promueve “una más consciente y activa participación” de los laicos y consagrados “en las tareas de evangelización en el mundo actual, favoreciendo también la asunción de empeños profesionales en la vida eclesial y en la animación cristiana de la sociedad”.

De este modo, se busca “preparar a los candidatos para los diversos ministerios laicales y servicios eclesiales; cualificar a los docentes de religión en las escuelas de diferente orden y grado, exceptuando las Instituciones de nivel universitario”.

La instrucción sobre los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas puede leerse en la sección de documentos de la página web de zenit (www.zenit.org). VN

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