UNA NUEVA SANTA PARA LA IGLESIA CATÓLICA

UNA NUEVA SANTA PARA LA IGLESIA CATÓLICA

Muchos en vida consideraron a la Madre Teresa de Calcuta como una ‘santa viviente’ por su labor humanitaria que trascendió fronteras. A 19 años de su muerte, el Papa Francisco la beatifica el próximo 4 de septiembre

Por ALICIA MORANDI
Fotografía de VICTOR ALEMÁN

Su extraordinaria capacidad de amar la llevó a estar junto a los más sufridos y abandonados de la sociedad. Por eso, en sus 87 años de vida, la Madre Teresa de Calcuta se convirtió en una de las líderes religiosas y humanitarias más querida y respetada en el mundo entero.
A muy temprana edad, sintió su vocación de servir al prójimo. “A la edad de 12 años supe por primera vez que deseaba ayudar a los pobres. Quería ser una misionera”, dijo en una ocasión la religiosa.

Por lo tanto, a los 15 años se unió a los misioneros jesuitas yugoslavos en Benal, y la enviaron a trabajar en India. Tres años después decidió integrar las Hermanas de Loreto. Pero fue un 10 de septiembre de 1946, durante una travesía en tren a Darjeeling, donde iba a hacer su retiro anual, cuando tuvo una profunda revelación que reforzó su vocación de servicio y cambió el rumbo de su vida. “Me di cuenta que había sido llamada para cuidar a los enfermos y moribundos, a los que pasan hambre, a los desposeídos, desamparados, y así traducir el amor de Dios en acciones”.

CARIDAD EN LAS CALLES DE CALCUTA

De nacionalidad albanesa, la Madre Teresa nació el 27 de agosto de 1910 en Skopje, Yugoslavia (lo que ahora es Macedonia), bajo el nombre de Agnes Gonxha Bojaxhiuo. Más adelante adoptaría a la India como su país de residencia-, y el nombre de Teresa en honor a Santa Teresa del Niño de Jesús. Desde sus primeros años de vida convivió con variadas culturas y religiones, experiencia que la fortaleció enormemente.

El cortometraje “Mother Teresa” producido por Ann y Jeanette Petric, cuenta que la religiosa pertenecía a una familia adinerada. Su padre era un hombre culto, dueño de una empresa constructora y su madre una mujer fuerte y religiosa. Cuando su padre falleció, la familia quedó sumida en la pobreza. Pero lograron superar la crisis porque su madre les había inculcado una fuerte fe en Dios y les enseñó a ser generosos y útiles. La Madre Teresa hizo sus primeros votos como monja en 1928 y nueve años más tarde, sus votos finales. En enero de 1929, unos meses antes del asesinato de Mahatma Gandhi, conocido como el “Apóstol de la paz”, la Madre Teresa llegó a Calcuta con 18 años de edad. El país estaba convulsionado por los disturbios y asesinatos brutales que dejaron a millones viviendo en la miseria. Las Hermanas de Loreto la enviaron a enseñar geografía a una escuela de niñas en un barrio de Calcuta, la ciudad más pobre y poblada de la India. Era muy querida por sus alumnas, y al mismo tiempo servía como directora en la Casa Loreto.

No pudo permanecer indiferente ante tantos desamparados y moribundos que yacían en las calles y callejones, enfermos de lepra y otras enfermedades terminales, sin asistencia y a merced de ratas e insectos. Entonces sin experimentar duda alguna, a sus 38 años solicitó a Roma el permiso para abandonar la Congregación de las Hermanas de Loreto, y el Vaticano se lo otorgó. Fundó así una nueva orden de hermanas bajo la jurisdicción de la Arquidiócesis de Calcuta. La misión principal: trabajar en los barrios marginados con los más pobres entre los pobres. Había pasado 20 años en la congregación cuando la dejó, y después de un intenso entrenamiento médico en Patna, India, la Madre Teresa reclutó a menores para educarlos en lo que constituyó la primera escuela que fundó. Varias de sus ex alumnas fueron las primeras voluntarias en compartir esta misión.

‘NINGUNA DE USTEDES VINO A LA SOCIEDAD PARA SER UN NÚMERO’

La religiosa quería adaptarse completamente a la vida en la India y aún siendo una mujer europea, decidió vestir un sari blanco. Recorría los barrios de Calcuta regresando exhausta en la noche.
Una vez encontró a un hombre tirado en la calle; lo estaban comiendo vivo los gusanos, y nadie podía soportar su hediondez. “Me acerqué para limpiarlo y él me dijo: ‘¿Por qué hace usted esto?, y le contesté: ‘Porque lo quiero’”, rememoró la Madre Teresa en una entrevista.

Con el tiempo cientos de religiosos del mundo se unieron a su misión.

Los pobres, enfermos y niños la rodeaban buscando su caridad. La obra inicial empezó a dar frutos, y en 1950, las Misioneras de la Caridad se convirtieron en una comunidad religiosa.
Quince años después el Vaticano la autorizó a expandir la Orden religiosa a otros países. El primer logro de las Misioneras de la Caridad fue el Hogar para moribundos en Calcuta, y luego, el Hogar para niños desamparados. En la Casa Matriz de las Misioneras de la Caridad, en Calcuta, la religiosa mantenía una constante comunicación con las misioneras. “Ninguna de ustedes vino a la sociedad para ser un número”, les decía. “Vinieron para ser misioneras de caridad, mensajeras del amor de Dios. Y si no tienen ese fervor para ayudar al pobre, cuidar al enfermo de lepra y todo lo demás, tomen sus cosas y váyanse. No hacen falta, no deben quedarse”.
‘…PARA SER CAPAZ DE AMAR AL POBRE, NOSOTRAS MISMAS DEBEMOS SER POBRES’

De las doce mujeres que comenzaron la congregación, la cifra ha crecido a miles de monjas trabajando en más de 500 centros del mundo. Ellas -que se caracterizan por usar un sari de algodón blanco con ribetes azules- viven entre los más necesitados; educan a los niños en cantidades de escuelas; atienden a miles de pacientes, proporcionan alojamiento y consuelo a los pobres agonizantes y asisten a las víctimas de guerras y catástrofes. Los miembros de la congregación realizan votos de pobreza, caridad y obediencia. Su voto de pobreza es más estricto que en otras congregaciones, porque tal como la Madre Teresa lo explicó, “para ser capaz de amar al pobre y conocerlo, nosotras mismas debemos ser pobres”. En el libro “Something Beautiful for God” del autor Malcom Muggeridge, acerca de la vida de la religiosa, la Madre Teresa dice: “La vida de mis religiosas es ciertamente de reflexión y austeridad para los valores del mundo; pero todavía no he encontrado mujeres tan felices o tal atmósfera de alegría como la que ellas crearon”.

LA MADRE TERESA EN ESTADOS UNIDOS

En tierra estadounidense, la Madre Teresa creó misiones religiosas y promovió numerosas obras de caridad. En una de las visitas a este país para asistir a una conferencia en la Universidad de Harvard, le dijo a la audiencia: “Estoy segura de que me preguntarán, ‘¿dónde es que hay hambre en nuestro país; dónde es que están los indefensos; dónde los desamparados?’. Sin embargo aquí hay hambre. Tal vez no el hambre por el pedazo de pan, sino el terrible hambre de amor. Todos experimentamos eso en nuestras vidas: el dolor y la soledad. Debemos tener la valentía de reconocer al pobre que puede haber aún en nuestra familia. Búsquenlo, muéstrenle su amor en vivas acciones, porque amándolo, ustedes aman a Dios”. Y la Madre Teresa continuó: “Cuando recogemos a una persona hambrienta le damos pan y hemos saciado su hambre. Pero si encontramos a alguien terriblemente solo, ésta es una pobreza mucho más grande. Se puede encontrar a Calcuta en todo el mundo si se tienen ojos para ver. En todas partes se encuentra gente que no es querida, no es curada, que es rechazada por la sociedad. Totalmente olvidada y abandonada. Y esa es la mayor pobreza de los países ricos”. En 1982, en una conferencia realizada en North Carolina, le preguntaron por qué le daba al pobre el pescado para comer en vez de darle la caña para que lo pesque. Ella respondió: “Nuestra gente, la más pobre entre los pobres, no es capaz de levantarse y sostener la caña”, y agregó: “Yo les daría el pescado para comer y luego los conduciría a ustedes para que le den la caña para pescar el pescado”.

‘…EJEMPLO DE LO QUE ES LLEVAR LA VIDA DE CRISTO JESÚS’

El intenso trabajo de la Madre Teresa fue deteriorando su salud. En 1983, en un asombroso acto de valor, ella consiguió que israelíes y palestinos hicieran un cese al fuego para rescatar a varias decenas de niños con retardos mentales. Ese mismo año sufrió un infarto mientras visitaba al Papa Juan Pablo II en Roma. En 1989 se sometió a una delicada intervención quirúrgica y le implantaron un marcapasos. Unos años después su corazón empezó a presentar problemas graves, y el 13 de marzo de 1997, la asamblea de religiosas eligió a la Hermana Nirmala para continuar la labor que la Madre Teresa de Calcuta había comenzado.

Desde que se retiró de la orden de las Hermanas de la Caridad, estuvo cuatro veces internada debido a complicaciones cardíacas.
El 5 de septiembre de 1997 a las 9:30 de la noche, hora local de la India, su corazón dejó de latir, pero el mundo la siguió recordando como a una Santa.
Sus restos yacen en la Sede principal que fundó en Calcuta.

El día de su fallecimiento, el Cardenal Rogelio Mahony, que en ese momento era Arzobispo de la Arquidiócesis de Los Ángeles, expresó sus condolencias y elogió la trayectoria de esta religiosa. “Estamos tristes con la muerte de la querida Madre Teresa de Calcuta. Fue una persona maravillosa que se entregó totalmente a los leprosos, a los más ancianos, a los abandonados en las calles, a los más pobres del mundo. Para nosotros fue un gran ejemplo de lo que es llevar la vida de Cristo Jesús. Ella siempre nos enseñó no sólo por medio de sus palabras, sino por sus acciones diarias. Nos han quedado recuerdos muy bonitos de cuando nos visitó varias veces en Los Ángeles. Ella siempre nos invitó a seguir el Evangelio de Cristo”.

‘…LA SANTIDAD ES UN SIMPLE DEBER PARA USTED Y PARA MÍ…’

El proceso de canonización es más simple cuando un religioso muere como un mártir, y éste no fue el caso de la Madre Teresa. Pero el Vaticano la describió como un ejemplo sobre cómo el amor hacia Dios puede transformarse en amor hacia el prójimo.

Por su vida tan santa y sagrada, la Iglesia Católica la declara formalmente una Santa de la Iglesia. Y este 4 de septiembre a las 3:30 p.m., en la Catedral Nuestra Señora de los Ángeles se oficia una Misa que celebra la canonización de la Madre Teresa de Calcuta, al mismo tiempo que se realiza en el Vaticano (Roma).

La canonización, que se realiza en el año del Jubileo de la Misericordia, lleva por lema “Portadora del amor tierno y misericordioso de Dios”.

El evento se extiende del 1 al 8 de septiembre e incluye celebraciones litúrgicas y actividades durante los días previos y posteriores a la elevación de la Beata a Santa.

Una vez le preguntaron a la Madre Teresa qué sentía de ser considerada una “santa viviente”. Y ella respondió: “No es ninguna cosa extraordinaria ser una santa. La santidad no es el lujo de unos pocos; la santidad es un simple deber para usted y para mí, ya que fuimos creados para eso”. A cada país que llegaba, la Madre Teresa siempre esparcía el mensaje de la importancia del amor en el mundo. “Cada individuo ha sido creado para amar y ser amado. No importa religión ni raza; todo hombre, mujer, niña y niño es un hijo de Dios, creado a su imagen”, pronunció.
Hoy la Madre Teresa descansa en paz. Y mientras siga habiendo niños abandonados y gente hambrienta y enferma, ella estará recordándole al mundo la imperiosa necesidad de entender que somos todos hermanos y que nos debemos amor y caridad los unos a los otros. VN

GALARDONES

La misión de la Madre Teresa de Calcuta fue reconocida con altos honores por todo el mundo. Entre ellos figuran: * Premio de la Paz del Papa Juan XXIII (Recibió 25 mil dólares que invirtió en construir una casa en India para alrededor de 35 mil leprosos cuidados por las Hermanas Misioneras de la Caridad). * Premio Internacional Kennedy (1971) * Premio Nobel de la Paz (1979)

* ‘Medalla Presidencial de la Libertad’, el más alto honor otorgado a un civil en Estados Unidos (1984).

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