UNA MANERA DE HACER SOPORTABLE LO INSOPORTABLE

(fOTO: ‘Todo lo que hacemos está enfocado en buscar el confort del paciente…durante nuestras visitas vamos a asegurarnos que se manejen los síntomas, principalmente el dolor’- enfermero Tom Doyle (izq.) / r.w. dellinger).

Por R.W. DELLINGER

El personal de cuidados paliativos de ‘Providence TrinityCare’ llega al hogar del paciente moribundo a aliviarle el dolor, cuidarle y guiar a la familia

En una pequeña habitación de un apartamento de Encino, justo antes de las 11 de la mañana, el enfermero de cuidados paliativos Tom Doyle estaba inclinado tratando de tomarle la presión arterial a su paciente moribundo de 72 años, Ronald Lavery, que yacía con los ojos cerrados y la cabeza volteada hacia la izquierda. Su esposa Gwendolyn, “Gwen”, estaba parada cerca y también había una enfermera.

Hace trece años, Lavery tuvo un derrame cerebral masivo dejando su lado izquierdo paralizado. Últimamente había estado en el hospital con un tubo de alimentación conectado a la nariz. Pero se sacó el tubo y le dijo a su esposa que no quería más cuidados especiales para prolongar su vida.

Entonces Gwen llevó a su marido a casa a esperar el final. Pero ella realmente no sabía cómo brindarle la intensa atención médica que él necesitaba. Y recordó que los médicos del hospital habían mencionado algo sobre el cuidado de hospicio.

“Pensé que el hospicio era un lugar para ir”, dijo haciendo una mueca. “Me dijeron que él rechazó todo tratamiento, y no permitiría que le pongan otra sonda de alimentación en el estómago. Ya había tenido suficiente. Sentía dolor. Así que pensé, ¿cómo voy a cuidarlo?

“Pero personas de cuidado paliativo de TrinityCare llegaron a nuestra casa. Son como los ángeles guardianes de toda esta situación”, agregó con una pequeña sonrisa. “Sin ellos esto sería ¡insoportable! No podría manejarlo yo sola. Me brindan asistencia médica las 24 horas del día. Y todos son compasivos y pacientes. Cualquier cosa que necesite, están ahí para ayudar”.

Gwen dijo que las enfermeras acuden cada vez que les llama. Cuando su esposo está angustiado y sufriendo, le dan instrucciones detalladas antes de irse. Y ella se asegura de seguirlas.
“Me envían a un gran enfermero como Tom todos los días”, señaló. “Y Tom está más que calificado. Es compasivo, paciente, cariñoso, con muchos conocimientos. Así que tengo plena confianza en el. Trata a mi esposo con dignidad y respeto”.

“En el hospital, una enfermera me dijo que era demasiado difícil, incluso para ella, llevar a un miembro de la familia a casa cuando se encuentra en estado terminal. Pero con este servicio es más fácil. Porque se ha hecho soportable una situación insoportable”.

Punto de retorno

Tom Doyle comenzó como geólogo haciendo investigaciones ambientalistas de la contaminación del suelo y aguas subterráneas. Pero se resbaló en el hielo mientras trabajaba en Wyoming, se rompió una pierna y regresó a recuperarse a su hogar en Colorado. Así pudo tomar un descanso. Y sobre todo, pensaba en una cosa: ¿realmente estaba logrando una diferencia en la vida de los demás, o sólo se centraba en él y su familia?

Y fue el inicio de un cambio en su vida.

Un día mientras leía “Denver Catholic”, el diario católico local, se topó con un llamado a voluntarios para un hospicio local administrado por la Arquidiócesis de Denver. “En el momento en que lo vi, me dije: ‘¡Esto es lo que voy a hacer!’”.

Entonces Doyle se volvió voluntario. Y debido a la gran preocupación que le causaba el sufrimiento de las personas mayores en los asilos de ancianos, se convirtió en un defensor de su bienestar. Más tarde regresó a la universidad, convirtiéndose en un RN (enfermero registrado) de un programa acelerado en la Universidad Estatal de California, Northridge.

Y hoy, con 59 años de edad, ya lleva siete haciendo trabajo de cuidado paliativo, incluidos los últimos 5 años y medio en el centro Providence TrinityCare, que brinda sus servicios a través de un equipo que incluye trabajador social, capellán, y otras enfermeras y médicos de guardia. Principalmente en el Valle de San Fernando.

“Todo lo que hacemos está enfocado en buscar el confort del paciente. Cuando el médico lo ha referido es probable que le quede seis meses o menos de vida dado su diagnóstico, y que el paciente o sus familiares hayan seleccionado el cuidado de hospicio”, explicó Doyle. “Durante nuestras visitas vamos a asegurarnos que se manejen los síntomas, principalmente el dolor.

“Por lo general, no se puede eliminar totalmente el dolor. Eso requeriría una sedación total, que provocaría que el paciente esté durmiendo todo el tiempo. Y la mayoría no quiere eso. Quiere controlar el dolor y decidir qué nivel puede aguantar. Y los miembros de la familia a veces no quieren que tomen demasiados medicamentos para el dolor porque sienten que será más difícil poder hablar con ellos, si están demasiado medicados.

Doyle dijo que la ansiedad o la agitación pueden acompañar el dolor físico de las personas moribundas. Y la ansiedad, empeora la falta de respiración. El estreñimiento es otra molestia que buscan aliviar los enfermeros, porque los medicamentos para el dolor a menudo pueden causar eso. Lo mismo sucede con las náuseas.

‘Cuidado continuo’

Cuando ven una situación en el hogar que no está bajo control, las enfermeras de cuidados paliativos de Providence TrinityCare pueden comunicarse con los médicos de guardia para obtener sus consejos sobre el aumento de la dosis de un medicamento o solicitar medicamentos nuevos. Los enfermeros como Doyle sólo necesitan ver a los pacientes una vez a la semana si su condición es bastante estable. Pero es más común dos veces por semana, y se realizan visitas diarias cuando los síntomas cambian rápidamente o el paciente, como Ronald Lavery, se está acercando a la muerte. Se llama “atención continua” cuando las LVN (enfermeras vocacionales con licencia) permanecen con el paciente moribundo todo el día y la noche.

Pero, ¿cómo determinan si un paciente inconsciente o alguien que no puede hablar está realmente sufriendo?

“Buscamos señales como una frente fruncida, una mueca en la cara… como un indicador de dolor”, dijo Doyle. “Lo mismo con movimientos inquietos y la respiración. Si alguien está respirando más de 20 veces por minuto, esto nos hace pensar que se debe al dolor”.

Gran parte de su trabajo, sin embargo, también implica educar y apoyar a los cuidadores.

Por lo general, pasa una hora con los pacientes regulares en cada visita y mucho más con los nuevos, repasando todo el plan de atención con el paciente y los cuidadores.
Cuando se le preguntó al ex geólogo cómo hacía para no agotarse realizado su labor diaria con los moribundos y sus familias, se tomó un tiempo para responder.

“Simplemente vemos demostraciones tan increíbles de amor de las personas que cuidan a los miembros de su familia”, dijo finalmente. “Si puedo ayudar a ser un guía en estos tiempos realmente difíciles, y responder preguntas y simplemente brindar apoyo, es una gran satisfacción. Y sí, es un momento difícil, y a veces estamos allí en el instante en que nuestros pacientes mueren. Pero sólo brindar apoyo a la familia es muy gratificante”.

Después de un momento, el enfermero del hospicio continuó: “Y asegurarse de que el paciente tenga el menor dolor posible, eso también es gratificante. Ayudarles a vivir su vida de la forma en que lo desean hasta el final. Nuestro objetivo realmente es que cada día sea lo mejor posible, dada la situación que enfrentamos. E incluso si eso sólo significa tener un día en el que puedan mantener una conversación agradable con un ser querido desde su cama, y tener el dolor bajo control. Eso puede ser un buen día”, concluyó. VN

DE INTERÉS

Providence TrinityCare Hospice

5315 Torrance Bl., Suite B-1, Torrance CA 90503

(310) 543-3400

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