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TRADICIÓN Y FE SE UNEN EN EL ‘DÍA DE LOS MUERTOS’

El evento en el Cementerio El Calvario fue una oportunidad para que las familias latinas celebraran esta fecha con la Santa Misa, altares, música, comida, danzas folclóricas, y más

El pasado sábado primero de noviembre, desde las 3 hasta las 8 p.m., el Cementerio El Calvario (Calvary Cemetery) se vistió de vida. Por primera vez los cementerios católicos de la Arquidiócesis de Los Ángeles presentaron un conmovedor evento con motivo del “Día de los Muertos”. Allí se manifestó que la celebración de esta fecha busca honrar la vida de los difuntos a través de oraciones, altares, música, danzas y canciones.

“El Día de los Muertos es un magnífico recordatorio de que nuestras vidas pertenecen a Dios, quien es un Dios de vida”, dijo el Arzobispo José H. Gomez. “Rezo para que estas celebraciones sean una época especial de gracia para todos nosotros, mientras recordamos a nuestros seres queridos y renovamos la esperanza en el Cielo y la alegría de una vida eterna”.

En el programa televisivo “Diálogo de fe con el Arzobispo” en la Catedral Nuestra Señora de los Ángeles, él explicó que por primera vez la Arquidiócesis celebra en los cementerios católicos un evento de esta magnitud. “Hay una gran tradición, especialmente en la comunidad latina, de lo que significa esta fecha. El primero de noviembre se celebra el ‘Día de Todos los Santos’, una tradición en el calendario litúrgico de la Iglesia, y el 2 es el de los ‘Fieles Difuntos’”. Y el Arzobispo Gomez explicó que la fiesta de Todos los Santos nos recuerda primero la belleza de aquellos que han vivido su fe con heroísmo y sencillez, y aunque quizás no han sido canonizados, han alcanzado la vida eterna. “Es una llamada para buscar la santidad de nuestra vida ordinaria, de todos los días”, puntualizó.

En cuanto a la fiesta de los Fieles Difuntos, el Arzobispo comentó que es “una llamada de la Iglesia a que continuemos con esa parte tan importante de la fe que es rezar por nuestros seres queridos que han pasado a la vida eterna con nuestras oraciones. Es un deber de caridad y de católicos rezar por los fieles difuntos”.

‘COMO CREYENTES DEBEMOS ENTENDER QUE LA MUERTE ES PARTE DE LA VIDA…’

En esta celebración familiar y gratuita en el camposanto localizado en el Este de Los Ángeles sobre el Bulevard Whittier, no faltaron los bailes folclóricos a cargo de niños, jovencitos y bailarinas de edad avanzada como los grupos “Alma joven” e “Hilos de plata”, cuyas participantes tienen de 65 a 95 años de edad. Grace Regalado es la mayor de las danzantes y en su casi siglo de vida ha mostrado su destreza para el baile en eventos de la comunidad durante los últimos 30 años. “Tenemos a varios seres queridos en este cementerio, por eso es un gusto estar aquí con nuestras danzas”, dijo. Su hija Jerry de 75 años también subió al escenario junto a su madre.

Mientras se iban desarrollando los eventos, los asistentes más pequeños disfrutaron de actividades de arte, manualidades y pintada de rostros con diseños alusivos a la fecha.

A las 3 de la tarde se dio inicio a la festividad con la decoración y exhibición de más de 20 altares creados por grupos comunitarios, miembros de la comunidad, negocios y escuelas católicas, colocados en el Mausoleo principal del cementerio. Entre ellos sobresalían altares temáticos, tales como uno dedicado a la memoria de los niños de Guatemala que han muerto o desaparecido al cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Marielena Musus, de 75 años, feligresa de la Iglesia San Raymond en Downey, fue invitada por el grupo Guadalupanos Unidos para que lo creara. Es la primera vez que lo hacía. Llegó desde muy temprano en la mañana para decorarlo, y entre otros objetos personales colocó fotos de niños guatemaltecos fallecidos en su peregrinación al “Norte”; también ubicó una bandera guatemalteca cubierta de moñitos negros porque “el país está de luto al perder a tantos compatriotas que escapan de la violencia y pobreza arriesgando sus vidas”, y Musus confesó que lloró mucho al decorarlo. “Por ser madre y abuela y saber del dolor que causa la pérdida a un ser querido, decidí dedicar este altar a esos pequeños centroamericanos”.

Otro de los altares destacados fue uno en honor a los veteranos de guerra y a los mártires mexicanos, custodiado por los Caballeros de Colón, quienes estuvieron presente durante todo el festejo. También se hallaba un altar comunitario en el cual el público estaba invitado a colocar fotos de sus seres queridos que han partido.

Entre los altares más enternecedores se encontraba uno dedicado a la memoria de Janeen Caudillo, una trabajadora social que falleció a los 33 años de Lupus, dejando un legado de amor en su familia y entre las personas a quienes sirvió. Sus padres Robert y Janeth dedicaron horas en levantar el primoroso altar con fotos de su hija en varias etapas de su vida, sus títulos de la Universidad CalState, sus juguetes de la niñez y dulces favoritos. “Amaba a los niños y a los animales y siempre estaba activa ayudando a los demás”, contó su padre visiblemente conmovido. “Mi hija está enterrada en este cementerio y quisimos hacerle este homenaje”. Y así, cada altar con su historia particular.
A las cinco de la tarde los Caballeros de Colón marcaron la iniciación de la Misa bilingüe en honor a Todas las Almas, y debido a la masiva concurrencia tuvieron que celebrarse dos misas al mismo tiempo, una dentro de la Iglesia del cementerio y la otra al aire libre.

La misa en el interior estuvo a cargo de Monseñor John Moretta, párroco de la Parroquia Resurrección del Este de Los Ángeles. Un grupo de matachines irrumpió al inicio con sus danzas, deslumbrantes trajes y tocados de plumas en las cabezas. En su homilía Monseñor Moretta puntualizó que esa misa estaba dedicada a los seres queridos que ya no están entre nosotros, a quienes llamó “los clientes de la vida eterna”.

“Como creyentes debemos entender que la muerte es parte de la vida, y esto es quizás para los jóvenes lo más difícil de comprender”, dijo. “Esta celebración nos da a entender el don tan grande que es la vida y que estamos llamados a la vida eterna”.

A la misa le siguió una procesión con veladoras encendidas a través del interior del Mausoleo del cementerio y en las afueras, culminando con la bendición de los altares y un concierto de mariachis junto a la cantante tapatía Miriam Solís -que con su voz ya había deleitado a los feligreses durante la misa-, despidiendo de esta manera a tan singular celebración.

A lo largo de todo el evento se distribuyó gratuitamente comida mexicana y bebidas cortesía del supermercado Vallarta; El Gallo Giro y Chago Tortas Ahogadas. Por su parte, la Arquidiócesis de Los Ángeles piensa continuar con esta celebración cada año durante esta fecha, y estarán invitando a la comunidad a presentar sus propios altares. VN

MÁS INFORMACIÓN
http://archla.org/diadelosmuertos

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