
¡SOMOS AMÉRICA!
Más de medio millón de angelinos inundaron las calles de Los Ángeles para presionar por una reforma migratoria “amplia, comprensiva y humana” para todos los inmigrantes sin documentos que edifican y sostienen la economía de este país.
El 1º. de mayo del 2006 quedará para siempre grabado en los cánones históricos de este país. En éstos se dirá que millones de personas se tomaron las calles de 75 ciudades de Estados Unidos, incluyendo Los Ángeles, con un objetivo común: abogar por una reforma migratoria que dé un trato “justo y digno” para los inmigrantes indocumentados de este país, “quienes trabajan duro para mantener a flote la economía de esta nación”.
En Los Ángeles, ciento de miles de angelinos participaron en dos marchas efectuadas a lo largo de las calles Broadway y Wilshire (dos calles matrices en las zonas media y central de la ciudad). VIDA NUEVA participó en éstas y tomó opiniones de líderes políticos, religiosos y sindicales, así como de ciudadanos estadounidenses e inmigrantes documentados e indocumentados.
Millones de personas salieron a las calles el pasado 1º. de mayo para manifestarse a favor de una reforma migratoria “justa y humana”, y apoyar un boicot económico que se efectuó a lo largo de la nación para demostrar el aporte económico que millones de inmigrantes indocumentados le dan a este país.
En California hubo marchas desde San Francisco hasta San Diego.
En la ciudad de Los Ángeles se efectuaron dos marchas en este histórico día. La primera, que resaltó el boicot, tomó lugar en las horas de la mañana. Ésta partió de las calles Olympic y Broadway y concluyó en el Centro Cívico de Los Ángeles.
La segunda marcha, que instó la necesidad de legalizar a todos los trabajadores inmigrantes, se efectuó en horas de la tarde. El punto de encuentro fue el Parque MacArthur. Líderes políticos, sindicales y religiosos se unieron a los cientos de miles de inmigrantes que formaron un río humano, con camisetas blancas, por toda la calle Wilshire hasta llegar a la avenida Brea, donde se celebró un servicio ecuménico.
Se calcula que más de medio millón de angelinos participaron en las dos marchas.
Mirtha Sánchez, originaria de México, participó en las dos marchas. “Ya es justo que nos oigan… Se necesita un ajuste migratorio para los inmigrantes que hemos vivido la mayor parte de nuestra vidas aquí”, comentó la diseñadora gráfica, quien por 18 años protagoniza una lucha de papeleo y documentación con el Departamento de Inmigración a raíz de ser confundida con una inmigrante indocumentada que fue deportada.
Entre los manifestantes se encontraba Daniel, oriundo de Nicaragua, quien llegó a la marcha que salió del parque MacArthur. Con una bandera estadounidense en sus manos dijo: “Hace 10 años que tengo la nacionalidad estadounidense, pero estoy aquí para apoyar a todos los inmigrantes y a este movimiento que finalmente despertó al gigante. Me gustaría ver que el gobierno de este país diera una legalización justa para cada quien”.
Entre la multitud de niños, jóvenes, adultos, ancianos y personas discapacitadas, se encontraba también el boliviano Jorge, con cuatro miembros de su familia.
“Hace más de 20 años que vivimos en este país y somos ya ciudadanos americanos”, puntualizó Jorge, quien no quiso revelar su apellido. “Pero decidimos participar en la marcha porque no podemos cerrar los ojos antes estas leyes injustas y racistas que tratan a los inmigrantes indocumentados como criminales y no ven los beneficios que recibe este país con el aporte de su consumo y trabajo”.
La familia Pérez, de Guatemala y residente de Los Ángeles, estuvo en este punto de acuerdo con Jorge. “Nosotros no somos ningunos criminales, somos tan sólo personas trabajadoras que traemos también buenos valores familiares a este país”, expresó.
“Este es un momento histórico”, dijeron Ruth y Steve Imgram del estado de Maine, quienes se encontraban de turistas en Los Ángeles. “Por eso, al escuchar las noticias por la televisión, decidimos apoyar a los inmigrantes desde la banquilla porque ellos tienen como nuestros abuelos y bisabuelos, que eran inmigrantes, todo el derecho de estar aquí”.
George Kelly, un peruano americano, quien también observaba a los manifestantes y dijo: “Mi madre era peruana y esta marcha tan multitudinaria y diversa en rostros y colores de piel demuestra lo que somos Los Ángeles, lo que es la América de hoy”.
“Esto es inspirador. Ya era tiempo que los latinos y el resto de inmigrantes se unieran e hicieran un movimiento como éste”, resaltó Nilchil Cooper, un indúamericano quien marchaba entre los inmigrantes.
VOCES DE LOS LÍDERES
El CARDENAL ROGELIO MAHONY, por su parte, dijo estar presente en la marcha porque “Jesucristo estaba con los inmigrantes. Así, por lo tanto, como Iglesia tenemos el deber moral de estar siempre al lado de los derechos de los seres humanos”.
El obispo Auxiliar GABINO ZAVALA, quien caminaba al lado del Cardenal Mahony, agregó: “Es misión de la Iglesia darle voz a quienes no la tienen, por eso hoy tenemos que decirle a los funcionarios de este país que los inmigrantes son esenciales para esta nación”.
La supervisora GLORIA MOLINA afirmó que se encontraba apoyando la marcha porque era parte de una comunidad inmigrante y se encontraba orgullosa de estar entre la gente que representa. “Ya era hora de hacer un evento como éste. Sólo con marchas y boicots les demostraremos que tienen que respetar el trabajo del inmigrante”.
MARÍA ELENA DURAZO, dirigente interina de la Federación Laboral de Los Ángeles, manifestó que el movimiento en pro de los inmigrantes no terminaba con la marcha. “Tenemos que seguir con esta lucha. Por eso, quienes votamos tenemos que llamar a nuestros senadores para manifestarles que se necesita una reforma de inmigración, porque hoy marchamos… pero mañana votamos. Hoy demostramos, con esta marcha familiar, organizada y pacífica, que esto no es un juego sino un movimiento serio por la justicia”.
CRISTINA VÁSQUEZ, directora regional del sindicato UNITE/HERE y quien lideraba en la marcha a una comitiva de cientos de trabajadores de las lavanderías industriales, resaltó que ante la propuesta de ley HR4437 estos trabajadores habían dejado el miedo a un lado para pedir respeto. “Muchos de estos trabajadores ya tienen documentos, pero algunos de sus familiares no. Así que ellos desean reunificar a sus familias, y no es cierto que le están quitando los trabajos a los americanos porque efectúan una labor que ninguno de ellos desea hacer porque es dura y se les paga todavía muy bajo”.
Al terminar el recorrido, funcionarios públicos y líderes comunitarios y religiosos se dirigieron a la multitud antes de la ceremonia ecuménica, que según el padre Michael Gutiérrez, párroco de la iglesia Santa Ana de Santa Mónica, tuvo el propósito de bendecir a los inmigrantes, resaltar su aporte y solicitar una pronta legalización.
En la ceremonia ecuménica participaron religiosos y pastores de diversas denominaciones religiosas, entre ellas la judía, cristiana e islámica. VN
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