‘SIERVOS DEL AMOR’: 19 NUEVOS DIÁCONOS EN LA ARQUIDIÓCESIS
POR MARÍA LUISA TORRES
El Arzobispo José H. Gomez recientemente ordenó a 19 hombres al diaconado permanente en una Misa multilingüe en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles.
“Hermanos, ustedes están llamados a ser siervos del amor”, dijo el Arzobispo en su Homilía, dirigiéndose directamente a la clase de formación diaconal de este año. La misma incluye a los diáconos Carlos Castro (Santa Isabel, Van Nuys); José de Jesús Benavides (San Marcelino, City of Commerce); Juan Navarro (San José, Hawthorne); Dennis Shinn (St. Denis, Diamond Bar); Donald Burt (San Lorenzo Mártir, Redondo Beach); Gabriel Saavedra (San Bruno, Whittier); Gilberto Herrera Hernández (Nuestra Señora de la Paz, North Hills); y José Flores (San Benito, Montebello).
También entre los participantes se encuentran los diáconos José Domond (Nuestra Señora de la Asunción, Claremont); José Luis Díaz (Sagrado Corazón, Altadena); José Ortiz (María Inmaculada, Pacoima); José Sedano (Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, Los Nietos); José Peñate-Mojica (Santo Nombre de Jesús, Los Ángeles); Marciano Enríquez (Nuestra Señora de Lourdes, Tujunga); Mario López (Ángel de la Guarda, Pacoima); Omar Uriarte (St. Louis De Marilac, Covina); Ramón Núñez (María Regina, Gardena); Samuel Montoya (San Pancracio, Lakewood); y Serj Harutunian (Encarnación, Glendale).
“Ustedes están siendo llamados a esta vocación de amor en un momento importante en la vida de la Iglesia… cuando nuestro mundo necesita un nuevo testimonio de la realidad de la misericordia de Dios”, dijo el Arzobispo Gomez. “En su función de diáconos, ustedes son siervos del amor, y la misericordia es amor en acción… lo que significa ir a buscar a los perdidos, significa levantar a los que se han caído, significa ayudar a otros a encontrar el camino al que Dios los está llamando.
“Abran sus corazones para servir a la familia de Dios en el amor y la misericordia”, añadió, “y caminen siempre con el Espíritu Santo… y dejen que el espíritu los guíe. Pídanle la luz que necesitan para ver, para ayudarles a cumplir los retos de su ministerio”.
La misa de ordenación incluye rituales similares a los de la ordenación sacerdotal, como la Promesa de Obediencia de los diáconos al Arzobispo, la Imposición de las manos, y la Oración sagrada de Ordenación e Investidura con estola y dalmática; en esto último se contó con la asistencia de las esposas de los diáconos.
Para el diácono José Benavides, el momento más impactante fue la presentación del Libro de los Evangelios a los nuevos diáconos, en particular las conmovedoras palabras del Arzobispo al recitar: “Recibe el Evangelio de Cristo, en cuyo heraldo te has convertido. Cree lo que lees, enseña lo que crees y practica lo que enseñas”.
“Para mí la mayor responsabilidad es trabajar de la manera que Dios necesita que trabajemos para su Reino: creer en las palabras de Dios, enseñarlas, y vivir de acuerdo a sus palabras”, dijo después de la ordenación Benavides, recientemente jubilado, quien funge de lector, realiza visitas a jóvenes encarcelados, y sirve en el ministerio de San Vicente de Paúl. “Esto es lo más significativo para mí como nuevo diácono”.
Después de la comunión, Jenny Ocegueda-Reynosa, coordinadora arquidiocesana de formación diaconal, llamó a las esposas de los diáconos recién ordenados. Las mujeres, que formaron un círculo alrededor del altar frente a la asamblea, fueron reconocidas por su dedicación a “emprender el viaje al diaconado junto con sus maridos”.
“En medio de desafíos, estas mujeres trajeron muchos dones en el proceso de formación y continuaron desarrollándolos, en los cinco años de formación”, dijo Ocegueda-Reynosa. “Van a ser una verdadera bendición para las comunidades en las que sus maridos brindarán sus servicios. Hoy en día la comunidad eclesial de la Arquidiócesis de Los Ángeles con orgullo las honra como grandes mujeres de servicio”.
Después de la ceremonia, familiares y amigos se alinearon en la Plaza de la Catedral para saludar a los recién ordenados y a sus esposas, y recibir la primera bendición de los nuevos diáconos. VN
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