¿SERÁ QUE YO NECESITO SER MUY DURO CON MIS HIJOS PARA QUE ELLOS LOGREN UNA CARRERA PROFESIONAL?

Hemos recibido varias preguntas de nuestros lectores, entre las cuales hoy hemos seleccionado algunas que tienen que ver con el desarrollo de los niños en su primera etapa de vida. Los primeros cinco años en la vida de los niños, son decisivos. Es en este tiempo donde se juegan las características básicas que van a determinar su personalidad: su grado de seguridad o de inseguridad; su confianza en los demás; su manera de resolver los desafíos que la vida les presentará; su sentido de generosidad y hasta sus actitudes egoístas y de poca o mucha esperanza en el futuro.

Querido amigo,

Primeramente le podría haber dicho a su peluquero que el pariente no logró ser profesionista “gracias” a su mano dura, sino “a pesar” de esa mano dura.

Según mi experiencia, hay que tener en cuenta varios puntos esenciales en la educación de los hijos.

1º. Por más que los hijos sean pequeños, son personas. Esto quiere decir que están vestidos de dignidad humana, y por eso necesitan trato humano. Es cierto que tienen poca personalidad, que la irán madurando durante su desarrollo y la vida de adultos, pero su dignidad personal estriba ya en haber nacido. Este es un don que se les pone en el moisés y que ellos no se lo tienen que ganar…

2º. Por ser pequeños, tienen que aprender prácticamente todo. Cuando nacen solo tienen movimientos reflejos de brazos y piernas, así como un llanto difuso que no siempre es fácil atinar qué significa; además de la capacidad de succionar. Como aparte de estos reflejos tienen que aprender muchas otras cosas, los padres tienen que contar con que los niños se van a equivocar y también con la posibilidad de que las voluntades de los padres y de los niños van a chocar, Por eso, los hijos no necesitan “mano dura” para aprender, sino corrección acertada de parte de los padres, y si es necesario, una mano firme (no “dura), que les enseñe límites de autoridad y conducta, no una mano que les infrinja dolor.

3º. La conducta de un niño (o de una persona adulta) puede ser influenciada con amenazas y temor, o con amor y ternura. Si los padres amenazan o causan miedo al niño para hacerlo cambiar su comportamiento, de momento tienen éxito. El niño casi siempre teme el dolor del castigo y mejora su conducta. Sin embargo, el éxito de los padres es de corta duración, y tan pronto como le padre o la madre se ausentan, los niños vuelven a su conducta anterior. Sólo los cambios logrados a base del fomento de seguridad, firmeza y amor, producen cambios duraderos.

Yo estoy convencido de que ningún niño ha muerto hasta el día de hoy por exceso de amor.

Lo que todos los niños necesitan es amor, una mano firme que les guíe y que sus padres les comprendan en sus problemas grandes y chicos. Cuando un padre o una madre saben escuchar y comprender, hacen sentir a su hijo que es comprendido y sabe que también es amado. VN

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