RECUERDAN AL ARZOBISPO OSCAR ROMERO ASESINADO HACE 31 AÑOS

Con una ceremonia religiosa en el Consulado de El Salvador en Los Angeles, se inauguró la semana de celebración en memoria del Arzobispo católico salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 en su país.

La muerte de Monseñor Romero, considerado un mártir en El Salvador, avivó en su momento la guerra civil en ese país, y el año pasado la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 24 de marzo, fecha de su muerte, como el Día Internacional por el Derecho a la Verdad.

Para dar inicio a la semana conmemorativa del Siervo de Dios Oscar Romero, el sacerdote Cristóbal Guardado realizó un acto litúrgico en la sede del consulado General de El Salvador en Los Angeles.

“Su mensaje continúa vigente”, afirmó el padre Guardado. “Monseñor Romero fue el genuino aporte de la Iglesia a las transformaciones de El Salvador”.

También se inauguró una exposición de imágenes y documentales sobre “San Romero” como se le denomina popularmente en El Salvador.

Para el 22 de marzo se tiene prevista la realización de un foro y un servicio ecuménico con autoridades locales y líderes de la comunidad latina del Sur de California, en la Catedral de la Iglesia Episcopal, en el sector de Echo Park en Los Angeles.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador anunció que el presidente Barack Obama tiene programado visitar la tumba del Arzobispo Romero en su visita al país centroamericano a realizarse el 22 y 23 de marzo.

El 24 de marzo habrá una jornada artística y cultural en el consulado, en el centro de Los Ángeles se realizará una procesión y luego una Misa en la iglesia de Nuestra Señora de Los Ángeles.

Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, al oriente de El Salvador, el 15 de agosto de 1917. Entró muy joven al Seminario Menor de San Miguel y luego en 1937 fue la Colegio Pío Latinoamericano de Roma.

En 1942 se ordenó sacerdote. A raíz de la muerte en 1977 del sacerdote jesuita Rutilio Grande, comenzó una serie de denuncias sobre violaciones de los derechos humanos, a través de sus homilías, siendo ya Arzobispo de El Salvador.

Sabiéndose en peligro, expresó varias veces que, “si me matan resucitaré en el pueblo”.

El Arzobispo Romero tenía 62 años cuando fue asesinado mientras celebraba una Misa el 24 de marzo de 1980, por un francotirador que le hizo un disparo al corazón. A su funeral asistieron más de 250,000 personas.

En 2004, una corte de EE.UU declaró “civilmente responsable” del crimen al capitán del ejército salvadoreño Álvaro Saravia.

“Honrar la memoria de nuestro Obispo mártir es un compromiso y una obligación que tenemos, porque la vida de Monseñor Romero fue un ejemplo a seguir y nos continúa inspirando a promover los valores que él vivió y pregonó, como la solidaridad y la justicia”, dijo Walter Duran, Cónsul General de El Salvador. VN

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