OFICINA DEL CENSO INVERTIRÁ MILLONES PARA CONTAR A MINORÍAS Y DESPLAZADOS
La Oficina del Censo de EEUU invertirá 250 millones de dólares en una campaña mediática y de acercamiento a las minorías y los desplazados por la crisis económica actual, para evitar errores en el conteo nacional de estos grupos en 2010.
Así lo informó hoy en una audiencia de un subcomité de la Cámara de Representantes el director interino de la Oficina del Censo, Thomas Mesenbourg, quien se topó con una lluvia de críticas por la falta de un plan para evitar errores en el censo, sobre todo, en el conteo de los hispanos y otras minorías en zonas urbanas.
“Nuestra meta para el censo 2010 será contarlos a todos, sin importar lo difícil que sea esa tarea”, prometió Mesenbourg en la audiencia ante el subcomité de Supervisión y Reforma Gubernamental.
Tanto Mesenbourg como otros funcionarios del Censo reconocieron que los inmigrantes, las personas que no hablan inglés y quienes han tenido que mudarse de barrio al perder su casa por ejecución hipotecaria constituyen los grupos con mayor riesgo de no ser enumerados debidamente en 2010.
De hecho, el reto principal del Gobierno será lograr una alta participación de los encuestados, por lo que se prevé que la Oficina del Censo invertirá más tiempo y más recursos para dar con las personas que se mudan a albergues u otros domicilios.
Las minorías y la gente pobre son, por lo general, los grupos con menor participación porque no suelen devolver los formularios. En 2000, se calcula que 4,5 millones no fueron contados, en su mayoría negros e hispanos.
Por ello, la Oficina del Censo gastará 26 millones de dólares en anuncios dirigidos a los hispanos y asiáticos, y otros diez millones entre la comunidad negra.
Además, enviará formularios bilingües a los hogares y contratará personas con sensibilidad cultural para las entrevistas a domicilio. En total, la agencia ha recibido más de un millón de solicitudes para los 140.000 puestos temporales para las tareas del censo.
Stacey Cumberbatch, coordinadora del censo para la ciudad de Nueva York, hizo un llamamiento a “un esfuerzo concertado” para mejorar la participación de los afroamericanos y afrocaribeños, que en 2000 tuvieron una baja tasa de respuesta en esa urbe.
El conteo de los hispanos -la minoría de mayor crecimiento en el país- no sólo ayudará con más recursos a los estados donde éstos dominan, por ejemplo California y Florida, sino que también contribuirá a aumentar su poder político, según expertos.
Mesenbourg dijo que la campaña “para las personas difíciles de enumerar”, financiada en parte con fondos del plan de estímulo económico, también incluirá otros esfuerzos de relaciones públicas, una mayor coordinación con las escuelas, y alianzas con socios locales y regionales.
Unos 40.000 centros proveerán asistencia para rellenar los cuestionarios en todo el país, agregó.
El censo nacional, que por orden constitucional se realiza cada diez años desde 1790, determina la distribución de escaños en el Congreso y el desembolso anual de más de 400.000 millones de dólares en fondos federales para todo tipo de programas sociales y de inversión en infraestructura.
Ante las críticas de que las minorías no han sido contabilizadas con precisión, Mesenbourg dijo que la agencia se apoyará en 140.000 organizaciones en todo EEUU y “que tienen el respeto y confianza de sus comunidades” para el censo de 2010.
Robert Goldenkoff, de la Oficina de Supervisión del Gobierno (GAO, en inglés), afirmó que la Oficina del Censo no ha elaborado un plan para medir el éxito del ejercicio que se lleva a cabo cada diez años, ni criterios para la selección y fiabilidad de las organizaciones participantes.
Mesenbourg reiteró su compromiso con la “transparencia” del proceso pero enfatizó que la agencia no tiene los medios para “investigar” a todas las organizaciones comunitarias.
Explicó que el FBI revisa los antecedentes de las personas involucradas en la campaña del censo y que el fraude está penado con cinco años en prisión y una multa de hasta 250.000 dólares.
La Oficina del Censo gastará unos 100 dólares para contabilizar cada vivienda en 2010, comparado con los 14 dólares que, ajustado a la tasa de inflación, costó en 1970, según la GAO. VN
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