OBJETIVO CHINA

Publicamos el editorial que ha publicado la revista Ecclesia (http://www.revistaecclesia.com) con motivo de la Jornada Mundial de Oración por China convocada para este 24 de mayo por Benedicto XVI.

* * *

China, el mayor país y más emergente país de la tierra, es centro de la actualidad informativa desde hace varios meses. La celebración en agosto de los Juegos Olímpicos en Pekín ha avivado, sin duda, el interés informativo por esta inmensa y hermética nación, donde coexisten el progreso económico y la conculcación sistemática e institucional de los derechos humanos.

En la mente de todos están las imágenes de los altercados ocasionados al respecto desde marzo con el paso por distintas ciudades de todo el mundo de la llama olímpica. Especialmente virulentas han sido además en este contexto las reacciones gubernamentales contra el Tíbet. Por otro lado, la pasada semana un tremendo terremoto se abatía sobre una de las regiones del país, dejando miles y miles de muertos, de desaparecidos y de damnificados.

Por su parte, la Iglesia católica lleva años llamando a sus puertas, reclamando con libertad, comunión y normalización. El ejemplo más emblemático lo hallábamos al final de la primavera del año pasado con motivo de la publicación de una extensa carta del Papa Benedicto XVI a los católicos chinos. Esta carta papal fue acogida con signos de esperanza a la par que con muestras de intolerancia. Un año después -mientras se habla intermitentemente un hipotético viaje del Papa a Pekín, que el cardenal Zen descarta todavía ante el riesgo de ser manipulado por el Gobierno chino, tan ávido de mejorar su imagen internacional- todo parece indicar que “algo” se está moviendo en China y en su Iglesia católica, aun cuando persistan tantas razones para la alerta y aun queda tanto camino por recorrer.

ORACIÓN, SOLIDARIDAD, APERTURA

En la conclusión de la carta de Benedicto XVI, en su punto 19, el Santo Padre establecía la fecha del 24 de mayo como jornada mundial de oración por la Iglesia en China. Ya hemos llegado a ella. La elección de esta fecha obedece al fervor católico chino por advocación mariana de Santa María Auxilio de los Cristianos, especialmente venerada en el santuario de Sheshan en Shanghái. “Deseo que esta fecha -escribía el Papa el 27 de mayo de 2007- sea para vosotros un día de oración por la Iglesia en China. Os exhorto a celebrarla renovando vuestra comunión de fe en Jesús, Nuestro Señor, y vuestra fidelidad al Papa, rogando para que la unidad entre vosotros sea cada vez más profunda y visible. Os recuerdo además el mandamiento del amor que Jesús nos dio, de amar a nuestros enemigos y rogar por los que nos persiguen”. Asimismo era voluntad del Papa que en esta convocatoria del 24 de mayo participara, de un modo u otro, desde la plegaria, la cercanía, la solidaridad y el interés, toda la Iglesia universal: “En esta misma Jornada -subrayaba-, los católicos en el mundo entero, en particular los de origen chino, han de mostrar su solidaridad y solicitud fraterna por vosotros, pidiendo al Señor de la historia el don de la perseverancia en el testimonio, seguros de que vuestros sufrimientos pasados y presentes por el santo Nombre de Jesús y vuestra intrépida lealtad a su Vicario en la tierra serán premiados, aunque a veces todo pueda parecer un triste fracaso”.

En pos de todo ello, Benedicto XVI ha compuesto para la ocasión una hermosísima plegaria, en la que pide la intercesión de la Virgen de Sheshan para que “aliente el compromiso de quienes en China, en medio de las fatigas cotidianas, siguen creyendo, esperando y amando, para que nunca teman hablar de Jesús al mundo y del mundo a Jesús” a fin de que “ayude a los católicos se ser siempre testigos creíbles de este amor, manteniéndose unidos a la roca de Pedro sobre la que está edificada la Iglesia”. Además el Papa ha concedido indulgencia plenaria, en la forma acostumbra y extensible a enfermos y a impedidos, con el objeto de que solemnizar e incrementar la participación en esta Jornada de oración. Incluso, se han extendido del 15 al 25 de mayo los días en que se podrá recibir dicha indulgencia plenaria.

Y es, el Papa sabe que el futuro de la Iglesia no puede prescindir de modo alguno de los católicos chinos y de las inmensas posibilidades evangelizadoras que la normalización y apertura del régimen chino podría traer a la Iglesia y al mismo bien de nuestra humanidad globalizada. A Santa María Auxiliadora de Sheshan encomendamos -parafraseando nuestra portada del número anterior- este “Objetivo China”, que pasa por la solidaridad -máxime ahora con motivo del terremoto-, la apertura, la normalización, la comunión y la oración. VN

Share