LOS FRUTOS DE “LA BIBLIA, DE DÍA Y DE NOCHE”

Durante una semana se han recitado pasajes bíblicos en una iglesia de Roma

Una pantalla gigante, un puesto grande de venta de la Biblia en varios idiomas, decenas de policías y religiosos voluntarios que controlan la entrada y una fila de peregrinos y turistas de todas las edades, es el ambiente que se percibía en la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén en la ciudad de Roma.

Del 5 al 11 de octubre este templo ha permanecido abierto al público para transformarse en escenario de un hecho sin precedentes: la lectura ininterrumpida de la Biblia.

El evento se ha realizado en el contexto del Sínodo de Obispos sobre la Palabra de Dios y que comenzó el domingo pasado. La lectura comenzó cuand Benedicto XVI leyó el primer capítulo del Génesis y terminó este sábado hacia la una de la tarde con la lectura del último capítulo del Apocalipsis, acargo del secretario de estado, el cardenal Tarcisio Bertone.

“Me ha impresionado cómo esto ha convocado a tanta gente. Tal vez vienen unos por curiosidad pero de una u otra manera se comienza a hacer evangelización”, dijo a Zenit la hermana mexicana Julia Araceli de la comunidad de Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio.

Voces con diferentes tonos y acentos se han hecho durante una semana portadoras de la Palabra de Dios en medio de este templo rodeado de arte, espiritualidad e historia, donde se encuentran, según dice la tradición, las reliquias de la cruz de Jesús, que santa Elena, la madre del emperador Constantino, trasladó de Jerusalén a Roma en el siglo VI. El evento se ha transmitido por Internet por el canal público de la televisión italiana, www.rai.it.

“Descubro que este maratón de La Biblia de día y de noche, es un óptimo encuentro para escuchar los textos sagrados simplemente haciendo clic en la computadora en cualquier momento sea de día o de noche. ¿Qué otra oportunidad tienes para escuchar de día y de noche la Palabra de Dios? En el fondo se trata de un amigo que te habla interiormente”, dice Henriette Sacchetti, una de las personas que han leído pasajes que pertenece a la Asociación de María Inmaculada.

UNA PALABRA UNIVERSAL

Durante la jornada inaugural un anciano, una mujer, un joven y una niña llevaron la Biblia al atril, por donde han pasado 1.200 lectores –cada uno ha leído un capítulo y algunos lo han he cho en pareja o en familia– de 50 países distintos.

No ha habido distinción de raza, edad, trabajo, e incluso de religión –en la lectura han participado judíos, ortodoxos, luteranos, adventistas del séptimo día entre otros credos–.

Cada 90 minutos había una intervención musical con cantos que hacían alusión a pasajes bíblicos. La primera estuvo a cargo del cantante italiano Andrea Bocelli.

Otras personas del mundo del arte, la política, el deporte y la Iglesia también participaron como el actor y director de cine Roberto Benigni, los deportistas Maurizio Sarmento y Veronica Calibrese, ambos medalla de plata en taekwondo; el embajador de Israel ante la Santa Sede, Mordechay Lewy, así como 40 padres sinodales.

Igualmente han leído varios fundadores y presidentes de movimientos eclesiales como Kiko Arguello, del Camino Neocateumenal, don Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, y Maria Voce, presidente del Movimiento de los Focolares.

Ismael, un paciente marroquí, de 17 años, leyó desde el hospital del Niño Jesús, en directo por teléfono, el primer capítulo de la primera carta de San Pablo a Timoteo.

“Para mí es un honor prestar mi voz a la lectura de la Palabra de Dios –dijo a Zenit el profesor Cosmo Gallustio, director del periódico La Attualità, quien leyó el pasaje de la multiplicación de los panes y la curación del ciego de nacimiento–. Estos textos me dicen a mí que no me debo preocupar tanto por los bienes terrenales. Son cosas que van y vienen. Debemos preocuparnos por entender el Reino de Dios y su justicia. Todo lo demás nos será dado por el amor inmenso del Creador”.

También partici paron en la lectura directores de otros periódicos como “Il Messaggero” de Roma, Roberto Napolitano; “Il Tempo” de Roma, Giuseppe Sanzotta, o “L Osservatore Romano”, diario de la Santa Sede, el profesor Giovanni Maria Vian.

Entre 4 y 8 minutos duró la intervención de cada lector. La convocatoria se hizo a través de Internet desde el pasado mes de agosto.

“Recuerdo que hace unos 20 años, en una penitencia, mi director espiritual en una confesión me dijo que leyera un texto en una misa familiar. Esto me costó muchísimo. En cambio ahora leer la Palabra de Dios es un servicio que hago con gratitud para responder a las oraciones que pido por mis intenciones. Por eso, esta vez he entendido que se trata de una nueva misión”, aseguró la lectora Henriette Sacchetti.

El secretario general del Sínodo de los Obispos, el arzobispo N ikola Eterovic, quien también participó en la iniciativa, informó a la asamblea sinodal que los confesores de la Basílica de la Santa Cruz en Jerusalén han confesado a muchos penitentes durante esta semana de lectura bíblica. VN

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