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LOS CATÓLICOS DEFENDEMOS LA VIDA HUMANA

Los católicos somos miembros de la sociedad de California y tenemos una opinión sobre los valores éticos que deben servir para regular la sana convivencia entre todos los que vivimos aquí.

No basta con decir que somos católicos porque vamos a Misa o porque fuimos bautizados. La fe se expresa en la vida diaria, pero sobretodo en el modo cómo influimos para que las leyes defiendan los valores fundamentales que propone nuestra fe, que al fin de cuentas son los valores que hacen de la sociedad una comunidad humana.

Los valores que defiende la Iglesia católica están expresados en el mensaje central de nuestro Señor Jesús que es el Reino de Dios. Con su vida, predicación, muerte y resurrección nuestro Señor inauguró el reino de Dios. Para sintetizar este amplio mensaje, la Iglesia nos enseña que hay unas notas que nos ayudan a distinguir la presencia del Reino en nuestro mundo, pero sobretodo nos aclaran nuestro compromiso en nombre de nuestro Señor de construirlo. Estas notas son: JUSTICIA, VERDAD, VIDA, AMOR, PAZ, FRATERNIDAD. Estas notas nos aclaran nuestra responsabilidad de construir una sociedad basada en estos valores, porque sólo de esa manera podemos ser felices como comunidad humana y podemos realizar nuestro ser como personas y como sociedad. Negar estos valores nos lleva a la autodestrucción.

Dicho lo anterior podemos entender la preocupación de millones de personas de buena voluntad sobre las iniciativas que se están tomando en la Cámara Legislativa de California. Hace unos días dos legisladores Monnning, Demócrata de Monterey y Wolk Demócrata de Napa introdujeron una iniciativa de ley (SB 128) que de ser aprobada, permitirá que una persona que padece una enfermedad terminal pueda suicidarse, o dicho más suave que tome un coctel de medicinas que le provoque la muerte.

La Iglesia Católica, es decir, todos los bautizados que profesamos nuestra fe nos oponemos a este nuevo atentado contra la vida humana. La moral cristiana siempre ha defendido que es totalmente legítimo y necesario aliviar el dolor de cualquier enfermo en cualquier circunstancia, por lo tanto el dolor continuado no debe ser la causa de un suicido y también ha defendido que no se debe prolongar artificialmente la vida de un enfermo prolongando su sufrimiento (Distanasia). Entonces las justificaciones del suicidio no tienen ningún sentido. Infringir la muerte en un enfermo terminal es asesinato o en todo caso suicidio, y esta acción atenta contra la dignidad de la persona y contra el respeto a la vida humana. Permitir estas leyes nos deshumaniza y nos lleva a perder respeto a la vida humana con todas las amargas consecuencias que lleva consigo.

Tenemos en California la ley pro aborto en una de sus formas más agresivas e inhumanas, pues permite el asesinato del niño no nacido en cualquier momento de la gestación, incluso cuando el nuevo ser ya está completamente formado con todo su cuerpo incluyendo su cerebro, y según las leyes de California, así todavía puede ser abortado. Muchas de estas leyes y su amplitud no se conocen por la mayoría de los cristianos, y aunque seguramente un gran porcentaje de ellos se opone, no hacen nada para que las cosas cambien. Como cristianos estamos poco organizados para oponernos a la aprobación de leyes que están en contra de nuestros principios morales.

Los Obispos de California conscientes de este problema nos invitan a organizarnos para enfrentar juntos estos atentados contra la vida, especialmente cuando se van a convertir en leyes que nos van a regir a todos. Ellos nos piden que nos informemos sobre el tema. La página electrónica de los Obispos de California tiene abundante material informativo www.cacatholic.org. Además, en esa misma página nos invitan a todas las personas de buena voluntad de California a registrarnos para recibir semanalmente información sobre los temas que se discuten en la Cámara Legislativa de California y conectarnos con nuestro legislador local, para que él sepa lo que piensan sus electores. Este programa se llama Red Legislativa Católica.

El punto clave es que los católicos seamos capaces de defender los valores del Reino en toda su amplitud, por lo que tenemos que educarnos y formarnos en esta tarea. Una de las seis notas que definen el Reino es la VIDA, porque es voluntad de Dios que defendamos la vida humana en todas sus expresiones y frente a todas las fuerzas que la amenazan.

La vida humana debe ser respetada desde la fecundación hasta la muerte natural. Y en esta defensa comprometida de la vida, los católicos nos oponemos al aborto, porque lastima a las más indefensas criaturas del Señor y daña gravemente a las mujeres que pasan por ese trauma. Nos oponemos a la pena de muerte, porque incluso la vida del criminal es sagrada y pertenece a Dios, y ningún sistema judicial en ese nivel cuenta con las herramientas para certificar con certeza que se ha dado un juicio justo. Nos oponemos a la eutanasia, especialmente cuando centrados en la utilidad y la eficacia consideramos que los enfermos graves o los ancianos son objetos desechables. Muchos en nombre de una supuesta “misericordia” buscan eliminarlos. Nos oponemos a la miseria y al hambre que mata millones de personas en el mundo. La desigualdad social es un atentado contra la vida, que al final de cuentas también ha sido una de las causa de tantas guerras en las que han muerto miles de personas inocentes. Nos oponemos a la drogadicción y las dependencias de estimulantes químicos. La vida y la salud integral es un derecho humano fundamental, pues hemos recibido una vida abundante en nuestro Señor y esas esclavitudes nos impiden vivir en plenitud. Desde el punto de vida bíblico tenemos muy buenas razones para defender la vida. El Antiguo Testamento contiene abundantes textos al respecto.

 Los judíos, musulmanes y cristianos confiesan que Dios no quiere que nadie tome la vida de su hermano. La narración de la creación de Adán y Eva establece vínculos de fraternidad entre todos los pueblos con el fin de evitar la muerte del hermano. La protección que Dios le da a Caín para que no lo asesinen por el crimen contra su hermano Abel, nos muestra que Dios no acepta la venganza. Dios no aprueba la muerte del asesino, tampoco aprobó la muerte violenta de Abel.

 El sacrificio de Abraham en el que iba a matar a su propio hijo como prueba de fe, no se lleva a cabo porque Dios no quiere sangre humana para ningún tipo de rito. Dios quiere que el ser humano, sin ofrecer ningún sacrificio humano, sea fiel y le consagre todo lo que es y todo lo que tiene.

 El mandamiento “No matarás” establece una orden divina, que garantiza la sana convivencia en la comunidad, pero sobre todo deja claro que sólo Dios es el dueño de la vida (Éxodo 20).

 Los profetas proclamaron que Dios es dueño de la vida, incluso del no nacido. “Yahvé me llamó desde el seno de mi madre” (Isaías 49, 1). “Antes de formarte en el vientre de tu madre te conocí” (Jeremías 1, 5).

 Existía la Ley del talión “ojo por ojo, diente por diente, vida por vida”, que en el fondo, tenía el propósito de limitar las represalias en esas culturas nómadas. Pero aun esa ley tenía su contraparte religiosa. Si un perseguido por crimen de muerte se refugiaba en un altar, entonces no podía ser asesinado.

Pero quizás el principio bíblico más importante que nos motiva a defender la vida es que todo ser humano desde que es concebido hasta su muerte natural es una criatura de Dios, hecho a imagen y semejanza de su creador. En virtud de esta certeza el respeto a la vida es un mandato fundamental irrenunciable. Pero si esto no es suficiente, el mensaje de Jesús es muy claro:

 Jesús no se conformó con repetir la ley de Moisés, sino que superando la rigidez de la ley propuso ideales muy superiores al legalismo judío. Jesús no sólo dice no matarás, sino que desentraña las raíces de la cólera, de manera que pide que ni siquiera el enojo exista entre los hermanos.

 Esta nueva ley que regula la vida de la comunidad es además una norma litúrgica. “Si estando en la asamblea te acuerdas que tienes problemas con tu hermano, deja tu ofrenda, reconcíliate con tu hermano y entonces si podrás presentar su ofrenda”.

 Jesús curó a muchos enfermos y resucitó a algunos muertos como signo de la llegada del Reino. El Dios de la vida preside la nueva era que empieza con la llegada de Jesús.

 En Juan 19: 10 – 11 se nos narra la escena en que Pilato le dice a Jesús: “¿No sabes que tengo el poder para crucificarte y el poder para soltarte?”. A lo que Jesús respondió que no tendría poder si no se le hubiera dado de lo alto. Sólo Dios es el dueño de la vida.

 Todos los textos de la Resurrección nos hablan de Jesús como el Señor de la vida, que ofrece esa misma vida a todos los que creen en Él.

Por lo tanto nuestra opción por defender la vida no es un capricho, no es una obsesión, es un mandato del Señor expresado con mucha claridad en la Sagrada Escritura. Nos toca a los cristianos educar al resto de la sociedad sobre estos valores. Pero además nos toca educar a la sociedad acerca de la manera cómo tomar las decisiones importantes. Educar la conciencia individual es una manera de hacer a las personas realmente libres, pero educar la conciencia social, cambiar la cultura y las estructuras que regulan la vida comunitaria son las prioridades más importantes de nuestro tiempo.

No podemos aceptar como sociedad que la educación de la conciencia moral la dirijan los comentaristas de la farándula, o que los modelos de moralidad sean estrellas de telenovelas. Hay unos valores irrenunciables que tenemos que proponer. No sólo porque tienen un valor religioso, sino sobre todo porque sin ellos la sociedad en general siembra su propia destrucción.

Ojalá y que este artículo te motive a formarte, a comprometerte para que seas un defensor de la vida y un fiel constructor del Reino de Dios. VN

MÁS INFORMACIÓN

Dr. José Antonio Medina
jmedina@sbdiocese.org

El Dr. Medina hará dos presentaciones en el Congreso de Educación Religiosa de Los Ángeles, y lo puede encontrar en el puesto de la Conferencia de Obispos de California.

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