LAS MALAS COSTUMBRES QUE LLEVAN A LAS ENFERMEDADES CARDÍACAS

El doctor Julian Whitaker asegura que las personas deben comer básicamente frutas y verduras para seguir una dieta saludable y normal, evitando así los riesgos de un ataque al corazón.

Según explica en su libro “Reversing Heart Disease”, el ser humano no está capacitado ni físicamente (por el diseño de sus mandíbulas, su dentadura y sus intestinos) ni instintivamente (ya que el primer recurso del hombre en la defensa o la agresión es utilizar sus manos, no su boca) para alimentarse de carne de la manera en que lo hacen otros animales realmente carnívoros como los tigres o los lobos.

Tanto en Estados Unidos como Europa se consume un montón de grasas y proteína aninal. La composición calórica de la dieta norteamericana es sumamente alta en grasas, 43 por ciento, 12 por ciento de proteínas y alrededor de un 15 por ciento de calorías de carbohidratos. El énfasis está puesto en la proteína animal: huevos y tocino para el desayuno, hamburguesas o algún otro sandwich de proteína para el almuerzo, y los siempre presentes filetes de carne, pescado, o pollo para la cena. Se come tanto que más parece una nación de perros y gatos carnívoros, que de seres humanos.

Lo que mucha gente no se da cuenta es que los alimentos de origen animal son mayormente grasa con calorías. El “lean beef”, por ejemplo, tiene entre 40 y 60 por ciento de grasa, mientras que el “sirloin steak” es casi un 85 por ciento grasa. Los quesos duros tienen de un 65 a un 85 por ciento de calorías grasas, mientras que la mayonesa, la mayoría de los aderezos para ensaladas, la margarina y la mantequilla son casi 100 por ciento calorías grasas.

En segundo lugar, estos comestibles no tienen presentes carbohidratos o fibras, las cuales son esenciales para una salud humana óptima. Los alimentos altos en grasas son desastrosos para el sistema humano, el cual está diseñado para alimentos vegetales livianos y bajos en grasas (frutas, vegetales, legumbres, semillas y granos) que son altos en carbohidratos y fibras.

CARNÍVOROS VS. HERBÍVOROS

En general, los mamíferos pueden ser separados en tres clases diferentes, según su dieta natural: comedores de carne (carnívoros como los leones, tigres, perros y gatos), comedores de hierbas y hojas (herbívoros que incluyen a los animales que pastan, como los caballos y las vacas, los antílopes y otros animales de manadas), y comedores de frutas y vegetales (monos, simios y chimpancés). Cuando se comparan las características físicas del hombre con las de estas tres clases, el ser humano es obviamente un comedor de frutas y vegetales.

LOS DIENTES Y LA BOCA

La mayor diferencia en estos tres grupos se encuentra en el tracto digestivo, el cual comienza con los dientes y la función de la boca. Un comedor de carne posee colmillos caninos puntiagudos, filosos, ideales para perforar pellejos y arrancar los restos de carne de un esqueleto. La boca es un arma principal tanto para cazar como para defenderse. Por ejemplo, un perro pastor alemán con el bozal puesto es inofensivo, pero sin bozal es formidable. Los comedores de carne carecen de molares o dientes para moler y no mastican su comida, sino que traga pedazos enteros de carne. Los comedores de carne tampoco tienen ninguna enzima digestiva significativa en su saliva, debido a que estas enzimas sirven para descomponer los alimentos carbohidratos.

La dentadura y la estructura bucal del hombre, sin embargo, es idéntica a la de los comedores de frutas y vegetales. No posee colmillos afilados, ni su boca está diseñada para cazar o defenderse. El primer recurso del hombre en la defensa o la agresión es utilizar sus manos, no su boca. Nuevamente, al igual que los comedores de frutas y vegetales, el hombre posee molares bien desarrollados en la parte posterior de su boca, necesarios para moler vegetales y frutas y mezclarlos con las enzimas presentes en su saliva. Estas enzimas, ptyalin y otras, son necesarias para iniciar la digestión de los carbohidratos que se hallan en las frutas y vegetales.

Sin emplear armas o herramientas, el hombre es incapaz física o instintivamente de comer grandes cantidades de carne. Si la carne fuera algo natural para la dieta de los seres humanos, los perseguiríamos en el terreno, los agarraríamos con nuestras manos, los morderíamos mortalmente, y devoraríamos sus cadáveres aún cálidos y sangrientos. Sin embargo, los seres humanos no sienten naturalmente sed de sangre y nuestra habilidad natural con las manos y brazos, así como nuestros instintos, nos conducen a tomar una naranja, fresas o un elote y comerlos con alivio cuando sentimos hambre.

En efecto, la mayoría de las personas se enfermarían de pensar que deberían matar ellos mismos a los animales que van a comer. Generalmente queremos que otro lo haga, y nosotros hervimos, horneamos o fritamos la carne y camuflamos su sabor con todo tipo de especias y salsas para que no tenga ninguna semejanza con la carne de un animal.

Posiblemente la mejor forma de hacer que disminuya el consumo de carne sería obligar a la gente a que visitara un matadero, o una planta procesadora de carne un par de veces al año. Para muchos, una visita sería suficiente.

ACIDO HIDROCLORÍDICO

El estómago de los comedores de carne produce veinte veces más ácido hidroclorídico que el estómago humano. Esta gran cantidad de ácido es necesaria para una rápida digestión de la carne animal. Las frutas y verduras requieren mucho menos ácido hidroclorídico para su digestión y el estómago humano cumple con esta función. Si nosotros produciéramos la misma cantidad de ácido hidroclorídico que producen los comedores de carne, no nos quedaría estómago por mucho tiempo.

EL TRACTO INTESTINAL

La carne se echa a perder (se pudre) rápidamente, produciendo substancias tóxicas y bacteria putrefactora. El tracto intestinal de los comedores de carne, por lo tanto, es muy corto, sólo tres veces el largo de su cuerpo. Deben digerir rápidamente la carne y eliminar sin pérdida de tiempo los decadentes productos residuales. El tracto intestinal de los comedores de frutas y verduras es doce veces el largo de sus cuerpos y provee el viaje lento que se necesita para la completa digestión de alimentos vegetales ricos en fibras y pobres en grasas, que no se pudre con rapidez. Considere lo bien que se mantienen sin refrigerar las frutas y verduras durante días, e imagínese la posibilidad de comerse una carne molida que ha estado depositada en el marco de su ventana por cuatro o cinco días.

CAZADORES

Contrariamente a lo que se piensa, el hombre primitivo no era un cazador formidable. En realidad era casi completamente vegetariano, devorando solamente algún roedor ocasional que hallaba mientras buscaba comida. Las armas necesarias para matar a sus presas fueron desarrolladas mucho más tarde en la historia humana, y sin ellas nunca hubiera estado en posición de jugar un papel predatorio. El hombre es uno de los mamíferos más lentos de la Tierra, superado en la carrera por casi todos los otros mamíferos con excepción del perezozo sudamericano (el cual es lento hasta para dormir). En efecto, incluso aunque el hombre pudiera agarrar a algún animal y matarlo, los otros más fuertes y feroces carnívoros le pasarían por encima. Sin un arma, el hombre no es competencia para un perro de veinticinco libras, o mucho menos para los hambrientos comedores de carne más semejantes en tamaño, tales como los leopardos, chitas o lobos.

CONCLUSIÓN

Una “buena comida”, para mucha gente, significa montones de proteínas animales: carne, huevos, queso, etc.

El principal problema de nutrición en los países pobres es la escasez de alimentos. En Estados Unidos, en cambio, es todo lo contrario: demasiada comida, y del tipo equivocado. El resultado es una nación de arterias taponeadas y ataques cardíacos. Mientras que un completo vegetarianismo (no usar ningún producto animal) no es necesario para obtener o mantener una dieta saludable, nadie puede continuar ingiriendo la cantidad de carne, huevos, queso y los otros alimentos ricos en grasa y proteína que se acostumbra en Estados Unidos, y esperar mantenerse saludable. Es como poner aceite cada mañana en el tanque de gasolina del carro, y esperar que ande perfectamente. Los “comedores de carne y papas” tienen grandes posibilidades de morir con arterias taponeadas y un corazón deteriorado.

Morir de un ataque al corazón es tan innecesario como morir a consecuencia de abuso de drogas. Juan falleció de “causas naturales”, se dice. Pero no hay nada natural en morirse a los cuarenta años. Los músculos del corazón y los vasos sanguíneos están diseñados para durar mucho más que eso. VN

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