LA RELIGIOSIDAD POPULAR: CLAVE PARA EVANGELIZAR EN MERCADOS DE CIUDAD DE MÉXICO
P. Gabriel Piña en el mercado de La Merced. Foto: SIAME.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
¿Cómo evangelizar a comerciantes en uno de los mercados más grandes de Ciudad de México? Un sacerdote encontró la clave en la religiosidad popular.
La Merced es un barrio céntrico de Ciudad de México, principalmente dedicado al comercio, con pocas residencias. Es también conocido por la Plaza de la Aguilita, lugar en el que según la leyenda los aztecas encontraron un águila comiendo una serpiente y decidieron fundar Tenochtitlán.
El P. Gabriel Piña es el párroco de Santo Tomás Apóstol Las Palmas, en el corazón de La Merced. Su trabajo, dijo a ACI Prensa, se ha enfocado en fomentar la religiosidad popular.
“Se van formando núcleos de evangelización en diversos puntos de los mercados, y también puntos de comercio ambulante”, explicó.
“Buscamos que la gente se acerque, movida por la religiosidad y la devoción hacia algunos santos”.
Dijo que ejemplo de esto es la masiva participación de los comerciantes en los Vía Crucis de Cuaresma. “La Cuaresma es un tiempo muy saturado de actividades, en esta línea de religiosidad popular”, dijo.
Sin embargo, el carácter comercial de la zona hace difícil un trabajo permanente, pues los feligreses no viven cerca, sino que llegan a La Merced para trabajar y luego regresan a sus casas en las periferias de Ciudad de México.
“Las actividades que tenemos de religiosidad popular las hacemos cuando todavía están aquí, y las de evangelización ya de trabajo formal, con un proceso, los hacemos cuando terminan de trabajar”, dijo.
Los comerciantes “se dan un tiempo, no se van inmediatamente, esperan un rato, y ahí hacemos las catequesis y las reflexiones”, destacó.
Un trabajo agobiado por el crimen
Pero la pastoral de La Merced afronta un desafío adicional por su cercanía con el barrio de Tepito, base de diversas bandas de crimen organizado: la delincuencia.
“Lo que intentamos con las pastoral y evangelización es disminuir la delincuencia, acercarnos a las personas”, explicó el sacerdote.
“Nos acercamos a los lugares donde están esos focos, donde se concentran más los delincuentes, y donde hacen sus planes. Pues si bien están distribuidos por toda La Merced, hay puntos donde se concentran para organizarse”.
Incluso, destacó, la religiosidad popular también apela a los delincuentes.
Pero la violencia, dijo, no está restringida a las zonas difíciles del centro histórico de Ciudad de México, sino que afecta “a todo el país y pega mucho en la zona metropolitana” de la capital mexicana.
Dijo que los feligreses “a veces se resisten un poco a quedarse un rato más. Muchos de estos hermanos que trabajan aquí viven en la zona metropolitana, fuera de la ciudad, en los municipios que la rodean. Y la delincuencia ahí es muy fuerte, sobre todo en las tardes, noches, en el transporte público”.
“Ahí es donde tienen miedo, corren más riesgo. Por eso no siempre se esperan, porque saben que se arriesgan a ser asaltados en el camino de regreso a su casa”, lamentó.
Una pastoral de la esperanza
El P. Gabriel Piña señaló que frente al drama de la delincuencia y la violencia en México, trabajan constantemente por alentar a las personas para “que no pierdan la esperanza de que las cosas pueden cambiar y mejorar”.
“Algo que les llena mucho es que vayamos con el Santísimo y hagamos horas santas”, destacó.
El P. Piña señaló que a estas personas “les decimos que confíen en la ayuda y la providencia de Dios. Que lo que ocurra afuera no te quite la paz, incluso en un asalto”.
“Sabes que siempre Dios está contigo y Él es el dueño de la vida y de todo. Tú aquí podrás seguir trabajando y recuperarte de lo que pierdas. Trata simplemente de no perder esa paz, porque entonces sí lo pierdes todo”, dijo. VN
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